VINO A SU CASA Y SUYOS NO LO RECIBIERON

 

VINO A SU CASA Y SUYOS NO  LO RECIBIERON



 

Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. (Jn 1, 11- 13)-

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción (Lc 2, 34) – Se caerán los que no crean y se levantarán los que crean en él.-

La Escritura nos habla de cuatro terrenos para sembrar en ellos la Palabra de Dios; en realidad esos terrenos son cuatro clases de oyentes, según la respuesta que se la da a la Palabra. Unos granos que caen en el camino duro; otros que caen en el terreno pedreguiento; otros más que caen entre los espinos y unos más que  caen en tierra buena (Mt 13 ) Solo uno de los oyentes dio fruto, los demás se quedaron estériles.

El relato evangélico.

En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: "Éste es verdaderamente el profeta". Otros afirmaban: "Éste es el Mesías". Otros, en cambio, decían: "¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?" Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo han traído?" Ellos respondieron: "Nadie ha hablado nunca como ese hombre". Los fariseos les replicaron: "¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita".

Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?" Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta". Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.
Juan 7, 40-53

Para algunos de los oyentes Jesús era el profeta (Dt 18, 15- 22) Para otros era el Mesías prometido por los profetas. Para otros era el Hijo de Dios y el Mesías (Mt 16. 16)-

 

 


Los guardias del templo eran judíos que trabajaban para los sumos sacerdotes, los amos y señores del templo. Los habían enviado ara traer preso a Jesús, pero regresan con las manos vacías. "¿Por qué no lo han traído?" Ellos respondieron: "Nadie ha hablado nunca como ese hombre". Sus palabras tocaron nuestros corazones y experimentamos el amor y la paz del Señor. Sus palabras son como lo dijo Pedro: “Son espíritu y vida; son palabras de vida eterna”. La escucha de su Palabra nos ha seducido (Jer 20, 7)- Nos han transformado de violentos en pacíficos; de agresivos en mansos de corazón (Mt 11, 29)-

A las palabras de los guardias sacerdotes los escribas y fariseos les responden: “Ustedes son también de esa chusma mandita que no conoce la Ley.

 

Nicodemo un judío fariseo, maestro y líder de su pueblo.


 
Nicodemo es una figura relevante en el Nuevo Testamento, específicamente en el Evangelio de Juan. Se le menciona en tres ocasiones (Juan 3,1-21, Juan 7,45-52, y Juan 19,38-42) y es conocido por ser un fariseo y miembro destacado del Sanedrín (el máximo tribunal religioso judío), pero también por buscar a Jesús para aprender de él.

En la primera mención en Juan 3,1-21, Nicodemo va a visitar a Jesús en la noche. Este pasaje contiene uno de los versículos más famosos de la Biblia, Juan 3,16, que dice: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna». En esta conversación, Jesús enseña a Nicodemo sobre la necesidad del nuevo nacimiento espiritual.

En Juan 7,45-52, Nicodemo defiende a Jesús ante los demás miembros del Sanedrín cuando estos quieren arrestarlo, argumentando que, según la Ley, Jesús tiene derecho a defenderse antes de ser condenado.

Finalmente, en Juan 19,38-42, después de la crucifixión de Jesús, Nicodemo aparece otra vez, junto con José de Arimatea, llevando mirra y áloe para embalsamar el cuerpo de Jesús. Esto muestra que, a pesar del riesgo para su reputación y seguridad, Nicodemo eligió honrar a Jesús de manera pública. La historia de Nicodemo en la Biblia muestra un crecimiento y evolución en su fe y comprensión de Jesús. Su búsqueda sincera de verdad y su disposición a aprender son un ejemplo a seguir. La fe de Nicodemo era sincera y verdadera.

 

 

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