LAS DOS MESAS LA DEL SEÑOR Y LA DE LOS DEMONIOS.

 

LAS DOS MESAS LA DEL SEÑOR Y LA DE LOS DEMONIOS.

 


Dos árboles, uno da fruto bueno y otro da fruto malo- El árbol de la Vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal- tú eliges de cual comer- tú eliges hacer el bien o hacer el mal y de lo que hagas tú eres responsable.

El Señor ha organizado una Fiesta para los suyos.

La sabiduría se ha edificado una casa, ha preparado un banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa.
Ha enviado a sus criados para que, desde los puntos que dominan la ciudad, anuncien esto: "Si alguno es sencillo, que venga acá". Y a los faltos de juicio les dice: "Vengan a comer de mi pan y a beber del vino que he preparado. Dejen su ignorancia y vivirán; avancen por el camino de la prudencia". (Prv 9, 1-6)-

 

Para sentarse a la Mesa del Señor hay que guardar sus mandamientos y su Palabra.


Escúchame, hijo mío: voy a enseñarte cómo amar al Señor. ¿Quieres vivir y disfrutar la vida? Guarda del mal tu lengua. Y aleja de tus labios el engaño.; Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y ve tras ella. (Slm 33, 14- 15)- Hay que romper con el pecado para participar de la naturaleza divina (2 de Pe |, 4)- El que se sienta a la Mesa del Señor, como del árbol de la Vida que está en el Paraíso de Dios (Apoc 2, 7)-


Aléjense del espíritu inmundo y llénense con el Espíritu Santo.

 

Hermanos: Tengan cuidado de portarse no como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos. No sean irreflexivos, antes bien, traten de entender cuál es la voluntad de Dios. No se embriaguen, porque el vino lleva al libertinaje. Llénense, más bien, del Espíritu Santo; expresen sus sentimientos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con todo el corazón las alabanzas al Señor. Den continuamente gracias a Dios Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Ef 5, 15-20)-

 

Relato del Evangelio.

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida".


Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.


Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre''. Jn 6, 51-58

 

Las dos mesas que se encuentran ante la faz del mundo.

La Mesa del Señor. Mesa con vinos suculentos y con manjares exquisitos: “Vengan y coman… Vengan y beban… Jesús es el que pone la Mesa. Para sentarse a la Mesa de Jesús hay que estar revestidos con el Traje de Bodas. Es la Mesa del Hombre Nuevo hay que revestirse con la Gracia de Dios que nos hace ser hijos, amigos, hermanos, discípulos y servidores de Cristo.

La Mesa de los demonios. (1 de Cor 10, 21)- Es la Mesa del “Árbol de la ciencia del bien y del mal” (Gn 2, 17) Es la Mesa del Hombre Viejo con su hijo predilecto: el Ego, que tiene como hijos a todos los vicios. Sus características son: La mente embotada, el corazón endurecido, la pérdida de la Moral y el desenfreno de las pasiones (Ef 4, 17- 18) Sus frutos son las Obras de la carne (Gál 5, 19- 21).

La lucha entre la Prudencia y la Insensatez.

La Prudencia viene de la fe y está siempre acompañada por la Justicia, la Fortaleza, la Castidad, la Piedad, el Amor Fraterno y la Caridad. Lo que abunda en el conocimiento de Dios (2 de Pe 1, 5-8) La Prudencia es el quicio de todas las Virtudes, nos hace ser pensantes e inteligentes. Inteligente es el que sabe vivir. Piensa antes de hablar y antes de actuar. El hombre prudente camina en la Verdad, sabe distinguir entre el mal y el bien, rechaza el mal y hace con libertad el bien. (Rm 12, 9. 21)-

La Insensatez no viene de la fe, viene de otro espíritu. (Rm 14, 23) No camina, se arrastra… Sus amigos son los enemigos de la Fe: El individualismo, el relativismo, el conformismo, el totalitarismo, el ateísmo, las supersticiones y las ideologías. Es imprudente: gasta lo que no tiene, hace fiestas con dinero prestado o ajeno. Lo acompaña el “Vacío Existencial”, hijo de la “Inversión de Valores”. Todo lo hace para quedar bien o para que lo admiren. Se sienten y se saben cómo dioses, y deciden lo que es bueno y lo que es malo.

La Eucaristía es la Mesa del Señor.

Es la fracción del Pan que Jesús bendice y consagra para transformarlos en Cuerpo y Sangre de Cristo, es decir en Jesús el Hijo de Dios, el Don de Dios, nuestro Salvador, nuestro Maestro y nuestro Señor. En la Eucaristía hay dos mesas: La Mesa de la Palabra y la Mesa del Pan de Vida. El que escucha la Palabra, entra en Comunión con el Señor, se alimenta y se nutre con la Palabra que es “Espíritu y Vida”. Creer en la Palabra es comerse a Cristo Jesús, y poder decir: “Mi alimento es hacer la Voluntad de mi Padre y hacer su Obra (Jn Jn 4, 34) El Salmo responsorial nos dice: “Haz la prueba y verá que bueno es el Señor”.

Probar de lo bueno que es el Señor equivale a tener la “Experiencia del Señor”. Sabernos amados, liberados, perdonados, reconciliados, salvados y santificados, y aceptar a Jesús como el Hijo de Dios, como el Cristo (Mt 16, 16) Como lo dijo el apóstol Pedro: “Nosotros hemos creído que Tú eres el Santo de Dios, y hemos creído en Ti. (Jn 6, 67s)

Para que Él pueda construir su Casa en cada uno de nosotros hay que escuchar su Palabra y obedecerla, es el modo de construir la casa sobre Roca (Mt 7, 24) Cultivando las Virtudes que son comida y bebida, fruto del Espíritu Santo (Gál 5, 22- 23) Por eso Pablo nos dice: “No se emborrachen con el vino que tumba y lleva una vida arrastrada”. El alcohol embrutece, empobrece y prostituye.

Emborráchense con el Vino que levanta y nos hace caminar en la Verdad, en la Bondad y en la Justicia (Ef 5, 8) El Espíritu de la verdad que nos hace libres (Jn 8, 32) Para que hagamos el  bien y rechacemos el mal. Es una Bebida gratuita: “Vengan y beban gratis del Agua de la Vida”

En la Eucaristía, si alguno no puede recibir el Pan de Vida, porque no está preparado, puede comulgar con la Palabra, puede orar, puede ofrecerse a Dios, y puede hacer después de la Misa todo el bien que pueda. Para comulgar dignamente hay que traer el Traje de Bodas que consiste es tener una fe sincera, un corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tim 1, 5) De ahí brota el Amor que nos hace dar a Dios un Culto grato y agradable a Dios (Rm 12, 1)

El alimento de la Eucaristía, la Palabra y el Pan de Vida, es liberador y sanador, nos abre la mente, nos quita lo sordo, lo mudo y lo cojo para que podamos cantar y alabar al Señor. Y podamos compartir el Pan de Vida, amando y sirviéndolo con toda nuestra vida.

 

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