LA
EXPERIENCIA DE CRISTO CON LOS TESTIGOS DE EMAÚS.
11- Los
lugares de encuentro con Jesús.
2-A)- El
camino de la vida.
“Aquel mismo día iban dos de ellos a
un pueblo llamado Emaús, que dista sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban
entre sí sobre todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, el
mismo Jesús se acercó a ellos y se puso a caminar a su lado. Pero sus ojos
estaban como incapacitados para reconocerle. Él les preguntó: «¿De qué vais
discutiendo por el camino?» Ellos se pararon con aire entristecido. (Lc 15, 13.
17)-
El
camino de Emaús es nuestro camino.
Ellos iban tristes, derrotados, confundidos. Iban de regreso de Jerusalén a su
aldea. Habían perdido a su Esperanza, a su Líder. Quieren volver al pasado, a
la sinagoga, a las redes, al trabajo de su tierra. Todo está perdido; ya no hay
ilusiones. “Uno de ellos, llamado
Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no se ha
enterado de lo que ha pasado allí estos días?”
El primer anuncio. Él les dijo: «¿Qué ha ocurrido?»
Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazoreo, un profeta poderoso en obras y
palabras a los ojos de Dios y de todo el pueblo: cómo nuestros sumos sacerdotes
y magistrados lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos
que fuera a ser él quien liberaría a Israel; pero, con todas estas cosas,
llevamos ya tres días desde que eso pasó. El caso es que algunas mujeres de las
nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro y, al no
hallar su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de
ángeles que decían que estaba vivo. Fueron también algunos de los nuestros al
sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo
vieron.»
B) La Palabra de Cristo.
Hubo
una cátedra de Cristología y el Maestro fue Cristo Resucitado. Él les dijo:
«¡Qué poco perspicaces sois y qué mente más tarda tenéis para creer todo lo que
dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar
así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los
profetas, les fue explicando lo que decían de él todas las Escrituras (Lc
24,25- 27).
C)- La hospitalidad.
En
la hospitalidad nos podemos encontrar con Jesús Resucitado. Al acercarse al
pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le rogaron
insistentemente: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha
declinado.» Entró, pues, y se quedó con ellos (Lc 24, 28- 29). A eso venía a
quedarse con ellos y con todos los hombres, esa era su alegría quedarse con los
hombres.
D)- La fracción del Pan.
La
primera Misa de Cristo resucitado. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron
los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su vista. Se dijeron uno a
otro: «¿No ardía nuestro corazón en nuestro interior cuando nos hablaba en el
camino y nos iba explicando las Escrituras?» (Lc 24, 30- 33). Lo reconocen al
partir el pan, ya no lo vieron, pero Él no se fue, se quedó en el Pan. La
fracción del Pan es la inmolación y la consagración de Cristo Jesús a su Padre
y darse a los hombres para invitarlos al Banquete de Bodas. Cómo olvidar la
experiencia de encuentro con Cristo. Pasarán los años y su experiencia estará
viva: “Nuestros corazones nos ardían al
escuchar sus Palabra”.
E)- En Estado de Misión.
Levantándose
al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los
que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha
aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el
camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan (Lc 24, 33. 35)-
De
esa primera Misa nace la Iglesia misionera, enviada por el Resucitado a dar
testimonio de la resurrección. La Iglesia es por excelencia misionera, enviada
a todas las naciones.
E)- En el lugar de la Familia. (Mt 18,
19- 20)-
«Os
aseguro también que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los
cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en
medio de ellos.» (Mt 18, 19- 20)-
l 2- Los
regalos de Cristo Resucitado a su iglesia:
Estaban comentando todo esto, cuando
se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»
Sobresaltados y asustados, creyeron ver un espíritu. El primer regalo de Cristo
Resucitado es la Paz para reconciliar a los hombres con Dios y con los hombres.
Y es a la vez vocación de sus Apostales. Ser embajadores y ministros de la
reconciliación. Toda la Iglesia ha recibido de su Fundador el Ministerio de la
Reconciliación.
“Entonces se presentó Jesús en medio de ellos
y les dijo: «La paz con vosotros.» Dicho esto, les mostró las manos y el
costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez:
«La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto,
sopló y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados,
les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» (Jn
20, 19- 23)-
La Iglesia recibe de Jesús resucitado los dones para edificar
la Iglesia y para que pueda continuar su Obra en la Historia: La Paz y con ella
viene el Amor y el Gozo. La Misión de Jesús es ahora la Misión de la Iglesia; Liberar
y salvar a los hombres. El Espíritu Santo, Alma y Fuerza de la Iglesia; es una
Promesa: Yo estaré con Ustedes todos los días hasta la consumación de los siglos
(Mt 28, 20)- Y el Ministerio de la Reconciliación de los hombres con Dios y con
los hombres. La Iglesia recibió de su Fundador el Ministerio del perdón de los
pecados, no lo hace por cuenta propia, lo hace por los méritos de Jesucristo.
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