LA EUCARISTÍA ES PALABRA DE
VIDA Y PAN DE VIDA.
Cuando llegó la hora, se puso
a la mesa con los apóstoles; y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta
Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más
hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.» (Lc 22, 14- 16)-
Ardo en deseos de comer esta
Pascua con vosotros, Para celebrar la Nueva Alianza; para instituir la Eucaristía,
el Sacerdocio de Jesucristo, entregarnos el ministerio del Servicio y el Mandamiento
del Amor. (Jn 13)-
Antes
de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de
este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los
amó hasta el extremo. (Jn 13, 1)-
La
herencia de Pablo palabra por palabra.
Porque
yo recibí del Señor lo que os transmití: que el Señor Jesús, la noche en que
era entregado, tomó pan, dando gracias, lo partió y dijo: 'Este es mi cuerpo
que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.' Así mismo tomó el
cáliz después de cenar, diciendo: 'Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre.
Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en memoria mía. Pues cada vez que comáis
este pan y bebáis de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor, hasta que
venga. Por tanto, quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente,
será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan
y beba del cáliz. (1 de Cor 11, 23- 28)-
La primera misa el día de la resurrección-
Y sucedió
que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición,
lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le
reconocieron, pero él desapareció de su lado. (Lc 24, 30- 31)-
Partir el
pan es compartir, es servir, es darse, es donarse y entregarse; es inmolarse y
consagrarse en la presencia de Dios en favor de todos los hombres. La
Eucaristía es el Sacrificio perfecto que Jesús, el Siervo, ofreció a Dios por
nuestra salvación. Ofrecer la Eucaristía es repetir el gesto de Jesús, es
inmolarse y consagrarse en la Presencia de Dios en favor de los demás, como
hostias vivas, santas y agradables a Dios (Rm 12, 1)-
La
Eucaristía es Palabra de Vida y Pan de Vida.
Se dijeron uno a otro: «¿No
estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24. 32)- La Eucaristía es Palabra
echa carne que se hizo hombre para redimir y salvar a los hombres. Así lo dijo
Jesús:
No ha de ser así entre
vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será
vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro
esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.» (Mt 20. 26- 28)- Jesús,
el Siervo de Dios, ofreció su Vida como rescate por muchos.
Jesús siendo de condición
divina, no se aferró a su igualdad con Dios: se anonadó, se hizo uno de
nosotros, se hizo esclavo; se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la
vergonzosa muerte de Cruz (cfr Flp 2 6- 8)- Se hizo pobre para enriquecernos
con su Pobreza (2 de Cor 8, 9)-
Las dos
mesas: Palabra y Pan. Dos comidas, pero un solo Alimento.
En la
Eucaristía hay dos mesas: la mesa de la Palabra y la mesa del Pan de Vida. Sentados
a la Mesa comimos del Árbol de la Vida que está en el Paraíso de Dios (Apoc 2,
7)- El Árbol de la Vida es Cristo Crucificado, Resucitado y Glorificado que se
nos da como alimento: es Pan de vida y es Cáliz de salvación que se ofrece al
Padre por la salvación de la Humanidad.
La
Eucaristía, no obstante, es una, se divide en dos grandes partes, la Mesa de la Palabra y la Mesa de la
Eucaristía: Palabra y Eucaristía son inseparables, razón por lo que la Iglesia
pide a los fieles pasar a recibir la comunión, solamente si han estado
presentes en la proclamación de la Palabra. En la misa, encontramos dos mesas,
dos comidas que son Alimento y Vida: la mesa de la Palabra y la mesa de la
Eucaristía. Muchos podrán decir: me hubiera gustado vivir en la época de Jesús
para haber escuchado su Palabra, nosotros hoy más de dos mil años después, no
necesitamos hacer un viaje y regresar a la época histórica de Jesús, hoy y aquí
nosotros, gracias a la Liturgia de la Iglesia, podemos ver a Jesús, escucharlo,
tocarlo, creer en Él, ofrecernos con Él y comérnoslo,
La Mesa de la Palabra, hace que la Eucaristía sea
encuentro de Luz, Cristo nos ha dicho: “Yo soy la Luz del mundo y el que me
sigue, no camina en tinieblas” (Jn 8, 12). Su Palabra es Luz, es Luz en nuestro
camino, es antorcha para nuestros pies y alimento para nuestra alma de acuerdo
a las palabras del mismo Señor: “Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre”
(Jn 4, 34). Su Palabra nos ilumina: “Permaneced en Mí y Yo en vosotros” (Jn 15,
4), es decir nos señala el camino para vivir en comunión con Dios. La Palabra de Dios es viva porque es
Palabra de Dios vivo, Palabra de vida. Exige adhesión plena y abandono
total a lo que Dios manifiesta en ella. Podemos decir que en la Misa Dios nos
habla, se nos revela y a esa Palabra hay que prestarle la obediencia de la Fe.
Escuchar significa, adherirse plenamente y obedecer significa adecuarse a lo
que Dios dice. Acoger y vivir la Palabra es la respuesta adecuada al amor de
Dios.
La Mesa de la Eucaristía. Jesús nos enseñó con
parábolas, pero su misma vida es una parábola, se sienta a la mesa con
pecadores (Mc 2, 15), para enseñarnos que los pecadores son invitados a
sentarse a la mesa con el Padre celestial, de manera que, en la enseñanza de
Jesús, Él se entrega a los suyos en la Palabra y en la Eucaristía, único
alimento que suscita y alimenta la vida. Jesús no dejó lugar a dudas: "Yo
soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para
siempre"; "en verdad os digo, si no coméis la carne del Hijo de Dios
y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros"; "El que come mi
cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna" (cfr. Juan 6, 30-58) ¿Qué hacer
para tener vida eterna y permanecer en comunión con Dios?.
Existe un único banquete: Jesús-Palabra y Jesús-Eucaristía,
no se pueden separar. Antes
es necesario comer a Jesús Palabra, es necesario creer en Él y después tomar a
Jesús Eucaristía, la Palabra precede y sigue, porque la Eucaristía es Pan de
Vida en la medida que existe una Fe que acoge a Jesús y a sus Palabras. La
misma Eucaristía es Palabra que se cree, que se vive, que se celebra y que se
anuncia. En la Misa se celebra la Palabra y también la Eucaristía y en su punto
central, recordamos el memorial de la Muerte y Resurrección de Cristo: ¡La
expresión más grande del amor! Según las Palabras de mismo Jesús: “No hay amor
más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15, 13). Es muy importante
entender que “cuerpo y sangre” es una frase semítica que significa “toda la
persona”. Al decir que el pan y el vino se convierten en el “cuerpo y sangre,
decimos que el pan y el vino se convierten, por las palabras de la consagración
y la acción del Espíritu Santo, en la “persona de Jesús, el Cristo”: “cuerpo y
sangre, alma y divinidad”.
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