EL PROFETA DE DIOS ES UN HOMBRE AL SERVICIO DE LA PALABRA.
El Señor me llamó antes de nacer, Desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, y me escondió bajo la sombra de su mano. Me convirtió en una flecha afilada, y me ocultó en su aljaba. Me dijo: Tú eres mi siervo (Israel) en quien seré glorificado'; Mientras pensaba: "He trabajado en vano, Me he agotado para nada'; y todo el tiempo mi causa estuvo con el Señor, mi recompensa con mi Dios. Fui honrado ante los ojos del Señor, Mi Dios era mi fuerza. Y ahora el Señor ha hablado: el que me formó en el vientre para ser su siervo, para hacer volver a Jacob a él, para reunir a Israel junto a él:
«No
te basta con ser mi siervo, para restaurar las tribus de Jacob y traer de
vuelta a los sobrevivientes de Israel; Yo te haré la luz de las naciones. para
que mi salvación llegue hasta los El Señor me llamó antes de nacer, Desde el
vientre de mi madre pronunció mi nombre. Isaías 49: 1-6
El Señor me llamó antes de
nacer, Desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre.
El profeta de Dios, un hombre
consagrado desde el seno de su madre, existe para servir a los planes de Dios. Elegido
y consagrado desde antes de nacer para servir, no sólo a su pueblo, sino
también a todas las naciones. Es el hombre de la Palabra para consolar, animar,
motivar, salvar y corregir con amor y con humildad a todos. El destino de los
profetas de Dios es ser rechazados, perseguidos, encarcelados y matados-
Jesús es profeta engendrado no
creado, que se hizo hombre en el seno de su Madre, por la acción del Espíritu Santo:
“vino a los suyos y no lo recibieron.” (Jn 1, 11-12)- El destino de Jesús fue
el mismo que el de Juan el bautista y de todos los profetas de Dios. Pero no
caminan solos, el Señor está con ellos, es su fuerza, su esperanza y su recompensa.
Islas, escuchadme, Prestad
atención, pueblos remotos.
Los pueblos remotos son
las naciones o las gentes que estaban lejos de Dios, que no eran su Familia;
que no eran su pueblo que eran como Islas rodeadas del pecado, pero que la Luz
de Cristo, el Profeta llegó hasta ellas, y ahora están cerca, son familia y son
pueblo de Dios: “Así que, recordad cómo en otro tiempo vosotros, los gentiles
según la carne, llamados incircuncisos por la que se llama circuncisión - por
una operación practicada en la carne -, estabais a la sazón lejos de Cristo,
excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa,
sin esperanza y sin Dios en el mundo. Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los
que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre
de Cristo.” (Ef
2, 11- 13)-
Cristo se hizo hombre para
salvar a todos, judíos y gentiles, para hacer ellos una sola Familia, un solo
pueblo, con los mismos derechos y con los mismos deberes. Padeció y murió para realizar
la Obra Redentora del Padre. Así lo presenta san Pablo al decirnos:
Porque él es nuestra paz: el
que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la
enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos,
para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, (Ef
2, 14- 15)-
En la última cena habla con toda claridad: uno me va a
traicionar, otro me va anegar y todos me van abandonar.
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con
sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró: "Yo les aseguro que
uno de ustedes me va a entregar". "Aquel a quien yo le dé este trozo
de pan, que voy a mojar". Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón
el Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás.
Jesús le dijo entonces a Judas: "Lo que tienes
que hacer, hazlo pronto". Era de noche. Era la hora de las tinieblas que
reinaba en el corazón de Judas, pero también en el de Pedro. Jesús les dice a
todos: Hijitos, todavía estaré un poco
con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a
ustedes ahora: 'A donde yo voy, ustedes no pueden ir' ". Simón Pedro le
dijo: "Señor, ¿a dónde vas?" Jesús le respondió: "A donde yo
voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más tarde". Pedro replicó:
"Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti".
Jesús le contestó: "¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no
cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces". (Juan 13,
21-33. 36-38) Pedro hablaba con soberbia por eso Jesús le dijo que lo negaría tres
veces.
En Pedro había una lucha entre la humildad y la
soberbia.
Pedro empezó su historia con un acto de humildad: Señor apártate de mí
que soy un pecador. Jesús le responde: Desde ahora será pescador de hombres. (Lc
5, 11)-
Luego inspirado por el Espíritu Santo confiesa la divinidad de
Jesucristo y su ser de Mesías: Tú eres el Hijo de Dios y el Mesías (Mt 16, 16)-
Y Jesús le responde: Tú eres Pedro, y sobre está piedra edificaré mi Iglesia y
te entregaré las llaves del Reino de los Cielos.
Para luego les dice a todos: He tomado la firme determinación de subir a
Jerusalén a padecer, sufrir y morir en manos del poder de las tinieblas, al tercer
día resucitaré. Pedro se escandaliza y corrige a Jesús: No hablas de esta
manera, porque nosotros creemos que el Mesías es eterno poderoso y victorioso. Jesús
con voz firme le dice: Apártate de mi Satanás, no piensas como Dios sino como los
hombres, eres un obstáculo para mí. Entonces dijo
Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niég15.uese a
sí mismo, tome su cruz y sígame (Mt 16, 21- 24)-
Después de la resurrección Jesús busca a Pedro para
sanar las heridas por haberlo negado-
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me
amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice
Jesús: «Apacienta mis corderos.» Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de
Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice
Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me
quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me
quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice
Jesús: «Apacienta mis ovejas. (Jn 21, 15- 17)-
Dos veces le dice: Señor tú sabes que te quiero, La tercera vez con una
profunda humildad le dice; Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
Jesús lo
confirma como el pastor de las ovejas y de los corderos. Y lo confirma como su
profeta. «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías,
e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro
te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.» Con esto indicaba la clase de
muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.» (Jn 21.
18- 19)-
Dos palabras
le dice Jesús a Pedro: Ámame y Sígueme- Son palabras para cada uno de sus
discípulos, de todos los tiempos para que vivan consagrados al servicio del
Señor.
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