EL DOMINGO ES EL DÍA DEL SEÑOR PARA EL NUEVO TESTAMENTO.

 

EL DOMINGO ES EL DÍA DEL SEÑOR PARA EL NUEVO TESTAMENTO. 

 


¿Qué hacer el domingo, el día del Señor? Desde el principio, el día del Señor es el primer día de la semana, el domingo. Jesús se reunía con los suyos cada domingo. Lo primero es el Culto a Dios, ir a la “Fracción del Pan,” llamada también la Eucaristía. El domingo es también el día en que la Familia se reúne para convivir juntos. Es también el día de la Comunidad; Comunidad fraterna, solidaria y servicial. Es también día de la Caridad para visitar a los enfermos y compartir con los más pobres.

 

Los regalos de Jesucristo resucitado a a Iglesia.

Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”  Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”. (Jn 20, 19- 23)-

Todo para que los Apóstoles continúen la Obra de Jesús.

Jesús resucitado da a los suyos los medios necesarios para que puedan edificar la Iglesia: La Palabra, los Sacramentos y la Conducción: El Perdón, la Paz, el Gozo, la Misión, el Espíritu Santo y el Ministerio de la Reconciliación. La Misión de Cristo es ahora la Misión de la Iglesia, el mismo Espíritu que está en Jesús está ahora en la Iglesia para conducirla y para actualizar su Obra en la Historia.

 

La experiencia de la Resurrección.

 Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!” Él les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”.

Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!” Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. (Jn 21, 24- 27)-

 

La respuesta del apóstol incrédulo es la más bella sobre Jesús en toda la Biblia. “¡Señor mío y Dios mío!”

 

Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”  Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre. (Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-31)- 

 

La fe no es cosa de sentir ni de ver, sino de saber que Jesús murió y resucitó por la Humanidad. La fe viene de lo que se escucha, se piensa y se medita (cfr Rm 10, 17)- Palabra que debe además de obedecerse[um1]  para que Jesús habite por la fe en nuestros corazones (Ef 3, 17)- Y podamos construir su Casa sobre Roca (Mt 7, 24)- La fe pide además dejarse conducir por el Espíritu Santo para que tengamos los frutos del Espíritu, llamados también los frutos de la fe (Gál 5, 22- 23)-

Dejarse conducir por el Espíritu se le llama: “Espiritualidad bíblica.” La Palabra de Luz es nuestra Luz, es nuestra brújula que nos guía y nos lleva a la Salvación y a la perfección cristiana (2 Tim 3, 14- 17)-

Para llevar entonces una “Vida resucitada.” La señal que lo estamos haciendo es el Amor a Dios y a los hombres. Por eso la fe pide guardar los Mandamientos y guardar la Palabra de Dios (1 de Jn 2, 3- 5)- Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte. ( 1 de Jn 3, 14)-

La Espiritualidad de la Palabra nos pide romper con el pecado (1 de Jn 1, 8- 10)- Guardar los Mandamientos de la Ley de Dios (1 de Jn 2, 3- 5)- Guardarse del Mundo (1 de Jn 2, 15)- Guardarse de los falsos profetas o anticristos (1 de Jn 2, 18)-

Y pide por encima de todo: Permanecer en la Luz (1 de Jn 1, 6-7)- y permanecer en el Amor de Cristo (Jn 15, 9- 10)- Lo que significa “Abrirse a la Voluntad de Dios” manifestada en su Palabra, Luz en nuestro camino y lámpara para nuestros pies (Slm 119, 105)- Es el camino para hacerse discípulos de Cristo y conocer la Verdad que nos hace libres (cfr Jn 8, 31- 32)-  

La espiritualidad de la Palabra nos lleva a vivir la Pascua de Cristo.

Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad. (1 de Cor 5, 8)- Lo mismo que el Apóstol pide a los romanos: Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias. (Rm 13, 13- 14)-

La “Vida resucitada” es dejarse conducir por el Espíritu Santo de Dios y de Cristo: En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados. (Rm 8, 14- 17)-

 

 


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