LO MÁS
IMPORTANTE EN LA VIDA ES EL AMOR-
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No
crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos,
sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la
tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por
lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los
hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los
enseñe, será grande en el Reino de los cielos”. (Mateo 5,
17-19)-
¿Qué es más importante la
oración, el ayuno y la limosna, la abstinencia o el amor?
La Cuaresma es un tiempo para
practicar el ayuno, la oración, la abstinencia y la limosna. No se trata de
hacer una cosa u otra, sino de busca la unidad de todas; El ayuno acompañado de
la oración y de la Limosna; La limosna acompañada de la oración y del ayuno; Y
la oración acompañada de la limosna y del ayuno. Así mismo la abstinencia debe
de ir acompañada de la oración y de la limosna, llamada justicia o caridad.
Lo que importa es la Caridad, el Amor de
Dios derramado en nuestros corazones.
Al principio de mi conversión hice
una petición al señor: “Señor enséñame a orar como oran los carismáticos.” La
respuesta fue inmediata: “Ámame” siete veces lo repetía y las siete veces la
respuesta era la misma: “Ámame”. Me hice a mí mismo una pregunta: Entonces, ¿es
más importante el amor que la oración? Y, ¿Cómo te voy amar si no te veo? Eso
fue como el miércoles, el vienes fui a la Asamblea de Oración. Al legar estaba
el sacerdote al frente, iba a leer la Palabra, cuando entre en el salón, él
espero y me dijo por mi nombre: Uriel siéntese, y comenzó a leer: “El que
conoce mis Mandamientos y los guarda ese es el que me ama… el que conoce mi
Palabra y la guarda, ese es el que me ama…” (Jn 14, 21. 23)- La Palabra era mí, no tengo
que verlo para amarlo, tan solo he de guardar sus Mandamientos y su Palabra.
Pasaron las semanas y los meses y
yo recordaba las palabras del Evangelio: “Ámame”-Y un día le volví a decir:
“Señor enséñame a orar como oran los carismáticos”. Su respuesta inmediata no
fue con el “Ámame” de siempre, ahora fue con un “Sígueme”. Para seguir a Jesús
me dije debo de amarlo, y si lo amo me niego a mí mismo, cargo con mi cruz y lo
sigo (Lc 9, 23)- Sin amor no hay seguimiento y no hay Gracia de Dios, Era un
llamado a configurar mi vida con la de Jesús y a servirlo por amor.
Comprendí las palabras de Pablo
en la carta primera de los corintios: “Aunque yo hable las lenguas de los
ángeles, pero no tengo amor… Si yo doy mis bienes a los pobres, pero no tengo
amor… Si yo entrego mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, estoy vacío de
Dios que es Amor, y seré como campana que repica y aturde. Pero, no edifica. El
Amor es paciente y es servicial. (cfr 1
de Cor 13, 1- 4)- El amor no divide, no confunde, no manipula, no aplasta y no
mata. Todo lo contrario, une y reconcilia, consuela y libera, sana, salva y
corrige con humildad y amor.
Lo primero para
amar a Dios y a los hombres.
Es guardar los Mandamientos de la Ley de Dios: “En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus
mandamientos, Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un
mentiroso y la verdad no está en él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente
en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos
en él”. (1 de Jn 2, 3- 5)-
El que dice que ora mucho,
ayuna y hace abstinencia, pero quebranta uno de los diez Mandamientos, entra en
la muerte del pecado y su devoción no es agradable a Dios (cfr Mt 7, 21- 23)- Por
que en su Culto no hay justicia ni obediencia a su Palabra, y no hay amor. ¿Por
qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? «Todo el que
venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a
quién es semejante: Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó
profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación,
rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien
edificada. (Lc 6, 46- 38)-
Lo segundo
es vivir como Jesús vivió, con Amor: “Quien dice que permanece en
él, debe vivir como vivió él.” (1 de Jn 2, 6). ¿Cómo lograrlo? Viviendo y practicándolas
Bienaventuranzas: “Dichosos los pobres de espíritu, los limpios de corazón, los
misericordiosos, los justos… (Mt 5, 3- 11)-
En tercer lugar,
está la práctica de las Virtudes. El Amor es el padre de las
Virtudes como la fe, la humildad, la mansedumbre, la justicia, la Verdad, la
piedad, el amor fraterno y la Caridad. Las Virtudes son la “Armadura de Dios” (Rm
13, 12- 14) Son las Velas encendidas y la Túnica de Jesús (Lc 12, 35)- Son la
señal que hemos pasado de la muerte a la vida, del pecado a la Gracia (Ef 4, 23-
24)-
La vida cristiana es un don y es
una lucha entre las virtudes y los vicios que vienen del Ego, mientras que las
virtudes vienen del amor. El que ama no peca (San Agustín) y si peca que se
arrepienta (1 de Jn 2, 1- 2)-
Las diez
palabras son santas y divinas porque salieron de la boca de Dios.
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:
“Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los
pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra
que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar.
Yo les enseño mandatos y preceptos, como me ordena el Señor, mi Dios, para que
se ajusten a ellos en la tierra en que van a entrar y que van a tomar en
posesión. Guárdenlos y cúmplanlos, porque ellos son su sabiduría y su prudencia
a los ojos de los pueblos.
Pero ten cuidado y atiende bien: No vayas a
olvidarte de estos hechos que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu
corazón en todos los días de tu vida; al contrario, transmíteselos a tus hijos
y a los hijos de tus hijos”. (Deuteronomio 4, 1. 5-9)-
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