LLAMADOS A SER SERVIDORES DE CRISTO JESÚS EN FAVOR DE TODOS.
Todo
cuanto hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, conscientes
de que el Señor os dará la herencia en recompensa. El Amo a quien servís es
Cristo. (Col 3, 23- 24)- nUESTRO sALVADOR, MAESTRO Y SEÑOR-
Para
servir al Señor hay que Nacer de Dios, hay que morir al pecado como lo dice la parábola
del grano de trigo: En verdad, en verdad os digo: si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
(Jn 12, 24)- Hay que recibir la Justificación por la fe para recibir el perdón de
los pecados y el don del Espíritu Santo (Rm 5, 1)- Para servir al Señor hay que
lavar el corazón de los pecados que llevan ala muerte (cfr Heb 9, 14)- Sin
justicia, sin obediencia y sin misericordia no le podemos servir a Dios (cfr Is
1, 15)-
No es lo mismo estar y caminar en gracia de Dios que estar muertos por
el pecado: Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no viváis ya
como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente, sumergido su
pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia
que hay en ellos, por la dureza de su cabeza los cuales, habiendo perdido el
sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno
toda suerte de impurezas. (Ef 4, 17- 19)-
El cambio lo
hace la escucha y la obediencia a la Palabra de Dios.
Pero no es éste el Cristo que
vosotros habéis aprendido, si es que habéis oído hablar de él y en él habéis
sido enseñados conforme a la verdad de Jesús a despojaros, en cuanto a vuestra
vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las
concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra mente, y a revestiros del
Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. (Ef 4,
20- 24)-
Conducidos por la Palabra que
es Luz empezamos una peregrinación desde el exilio hasta la tierra Prometida.
Del hombre viejo al hombre nuevo. Del yo a Cristo y de Cristo al nosotros. De
las tinieblas a la luz y de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios. Peregrinación
por el camino angosto y estrecho que nos lleva a pasar por la puerta santa que es
estrecha para entregarle a Cristo Crucificado nuestro equipaje, nuestra ropa
sucia y recibir el perdón de los pecados, juntamente con la Gracia de Dios.
(cfr Mt 7, 13- 14; Mt 11, 28- 29)- Y llegar a ser una Nueva Creación (2 de Cor
5, 17)- Que le pertenece a Cristo, se goza con su Palabra y abraza la Cruz con
amor (cfr Gál 5, 24)- Ahora puede amar y servir a Cristo Jesús, es su amigo, su
discípulo y es su servidor.
Libre de la malicia, de la
mentira, de la envidia, de la hipocresía y de la maledicencia, (1 de Pe 2, 1)
puede guardar los Mandamientos y guardar su Palabra como señal de comunión con
Dios en Cristo Jesús, y a la misma vez, darle la espalda al mundo y romper con
el pecado. (cfr 1 de Cor 6, 18; 2 de Tm
2, 22; 2 de Pe 1, 4)- A si se cumple la Palabra de Jesús: el que quiera
servirme que se niegue a sí mismo que tome su cruz y me siga (cfr Lc 9, 23)-
Sin la cruz no podemos servir al Señor, es puro iluminismo. El servicio al
Señor pide ser fieles a su Palabra. (1 de Cor 4, 1)- Para conocer la verdad y
que la Verdad nos haga libres para amar y para servir a Cristo y a la Iglesia. (cfr Jn 8, 32)-
El neo converso
es conducido al desierto para ser hombre probado.
El desierto es el lugar de la
victoria de Dios donde el servidor adquiere rostro de profeta, es el lugar para
ser probado y donde se afirma como servidor de Dios al vencerse a sí mismo y se
afirma como el servidor de Cristo. Es el momento de las pruebas, señales que
estamos siguiendo a Cristo.
Hijo, si te llegas a servir
al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme,
y no te aceleres en la hora de la adversidad. Adhiérete a él, no te separes,
para que seas exaltado en tus postrimerías. Todo lo que te sobrevenga,
acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se
purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación. Confíate a
él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él. (Eclo 2,
1- 6)-
Dos estilos de
vida y de servir: la carne y el Espíritu.
Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del
cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
(Lc 9, 58)- En laS guaridas de las zorras hay pedazos de cuero, de carne,
huesos, es decir, es la invitación de Jesús a convertirse, dejando los
emocionalismos y los sentimentalismos para hacerlo todo con amor.
No os engañéis; de Dios nadie
se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne,
de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu
cosechará vida eterna. (Gál 6. 7- 8)-
El servidor de Cristo ha de
servir en el Espíritu y llevar una vida conducida por la Palabra de Dios. Lo
que conlleva a llevar una vida conducida por el Espíritu Santo llamada “La
espiritualidad de la Cruz” o también “espiritualidad bíblica” o “espiritualidad
del servicio”. San Juan nos propone en esta espiritualidad cinco condiciones
para que sea válida:
La primera
es caminar en la Luz. Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en
tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, como
él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su
Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. (1 de Jn 1, 6-7)-
La segunda
condición es romper con el pecado: Si decimos: «No tenemos pecado»,
nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados,
fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda
injusticia. Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no
está en nosotros. (1 de Jn 1, 8- 10)-
La tercera
condición es guardar los Mandamientos y la Palabra: En esto
sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le
conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en
él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado
a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en
él, debe vivir como vivió él. (1 de Jn 2, 3- 6)-
La cuarta
condición es guardarse del mundo: No améis al mundo ni lo que hay en
el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Puesto que
todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, la concupiscencia
de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene del Padre, sino del
mundo. El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de
Dios permanece para siempre. (1 de Jn 2, 15- 17)-
La quinta
condición es guardarse de los falsos profetas: Hijos míos,
es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos
anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última
hora. Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen
sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para
poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros,
estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis. (1 de Jn 2, 18- 20)-
El servidor
de Cristo ha de llevar una vida abierta a la Voluntad de Dios: al amor, a la
verdad y la vida, es decir una vida en santidad. ( Jn 14, 6)- Que el Señor guíe
vuestros corazones hacia el amor de Dios y la tenacidad de Cristo. (2 de Tes 3,
5)-
La enseñanza
de Pablo de parte del Señor.
Sabéis, en efecto, las instrucciones que os
dimos de parte del Señor Jesús. Porque esta es la voluntad de Dios:
vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación, que cada uno de
vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no dominado por la
pasión, como hacen=los gentiles que no conocen a Dios. (1 de Tes 4, 2- 5)-
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