EL CULTO A DIOS Y LA MORAL SON INSEPARABLES.
Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo. (Snt 1, 26- 27)- Con palabras de Pablo sería: Rechacen el mal y amen apasionadamente el bien (Rm 12, 9)- Un Culto a Dios sin justicia y sin obediencia no es grato a Dios (Is 1, 15; Mt 7, 21)-
El Culto a Dios es inseparable de la Moral, es decir del Amor. Se habla del Amor que Dios ha derramado en nuestros corazones juntamente con el Espíritu Santo (Rm 5, 5) Amor que viene de la escucha de la Palabra para unir el Anuncio, el Culto y la Moral. (cfr Rm 10, 17)- La Fe y el Amor son inseparables, tal como o dice el apóstol san Pablo: Por eso, también yo, al tener noticia de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones. (Ef 1, 15- 16)- Tanto la fe como el amor vienen de la escucha de la Palabra de Dios (Rm 10, 17)- Y llevan al crecimiento de la gracia y del conocimiento de Dios en la obediencia a la Palabra (cfr Mt 7, 24)- La unidad de la justicia y de la obediencia son garantía de que el Culto es agradable a Dios (cfr Hb 11, 6)-
La fe sin amor está vacía, no hay vida (Snt 2, 14)- Así lo confirma el Señor Jesús en su Palabra: Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? "Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 22- 23)- Dios no quiere la muerte del pecador aino que se convierta y viva (Ez 33, 11)- En la Ley natural que ha puesto en el corazón de los hombres nos ha dejado sus Palabras: No hagas cosas malas y haz cosas buenas; rechacen el mal y amen el bien (Is 1, 16- 17)- Y ahora en la Ley revelada nos dice: Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. (1 de Jn 2, 1- 2)- Si hay reconocimiento de los pecados y arrepentimiento, hay perdón, de lo grande y de lo pequeño, de lo mucho y de lo poquito.
La ausencia de la Luz de la Palabra de nuestros corazones nos lleva a decir que no tenemos pecados: Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros. (1 de Jn 1, 8- 10)-
Sólo con la Luz de Cristo que es la luz de su Palabra y es la vez, la luz del Espíritu Santo (Jn 8, 12; Slm 119, 105; Jn 16, 8- 9)- Podemos ver las tinieblas de nuestro corazón (Ef 5, 7-8)- Y ayudados con la Gracia de Dios ir a Cristo con un corazón arrepentido para recibir el perdón y la paz, la resurrección y el don del Espíritu Santo (cfr Hch 2, 37- 38)-
El Culto a Dios pide la limpieza del corazón para que nuestra devoción sea viva, santa y agradable a Dios, que este se nuestro culto espiritual (cfr Rm 12, 1)- Así lo pie Jesús: Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. (Mt 5, 23- 24)-
¿Dónde y cómo se lavan los corazones?
En virtud de los méritos de Jesucristo; méritos que brotan de un corazón traspasado por la lanza; en virtud de su sangre nuestros pecados sean perdonados (Ef 1, 7)- ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo! (Hb 9, 14)- Hay culto vivo y verdadero a Dios cuando hay una fe sincera, un corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tm 1, 5)- Cuando no las hay, Jesús nos dirá: “¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?” (Lc 6, 46)- Sn obediencia, sin justicia y sin amor no es grato el culto a Dios. (Is 1, 15)-
Jesús nos habló de dos caminos, uno es ancho y el otro angosto (Mt 6, 13) Como existen también dos voluntades la de Dios y a nuestra. ¿La nuestra o la de Dios.? Si pretendemos hacer las dos a la misma vez, caemos en la tibieza: Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. (Apoc 3, 15- 16)-
Busquemos la gracia de Dios.
Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte. (2 de Cor 12, 6- 10)-
La Palabra de Dios es nuestra para conducirnos a la vida eterna.
Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena. (2 de Tm 3, 14- 17)-
EL CULTO A DIOS Y LA MORAL SON INSEPARABLES.
Si alguno se cree religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo. (Snt 1, 26- 27)- Con palabras de Pablo sería: Rechacen el mal y amen apasionadamente el bien (Rm 12, 9)- Un Culto a Dios sin justicia y sin obediencia no es grato a Dios (Is 1, 15; Mt 7, 21)-
El Culto a Dios es inseparable de la Moral, es decir del Amor. Se habla del Amor que Dios ha derramado en nuestros corazones juntamente con el Espíritu Santo (Rm 5, 5) Amor que viene de la escucha de la Palabra para unir el Anuncio, el Culto y la Moral. (cfr Rm 10, 17)- La Fe y el Amor son inseparables, tal como o dice el apóstol san Pablo: Por eso, también yo, al tener noticia de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones. (Ef 1, 15- 16)- Tanto la fe como el amor vienen de la escucha de la Palabra de Dios (Rm 10, 17)- Y llevan al crecimiento de la gracia y del conocimiento de Dios en la obediencia a la Palabra (cfr Mt 7, 24)- La unidad de la justicia y de la obediencia son garantía de que el Culto es agradable a Dios (cfr Hb 11, 6)-
La fe sin amor está vacía, no hay vida (Snt 2, 14)- Así lo confirma el Señor Jesús en su Palabra: Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? "Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 22- 23)- Dios no quiere la muerte del pecador aino que se convierta y viva (Ez 33, 11)- En la Ley natural que ha puesto en el corazón de los hombres nos ha dejado sus Palabras: No hagas cosas malas y haz cosas buenas; rechacen el mal y amen el bien (Is 1, 16- 17)- Y ahora en la Ley revelada nos dice: Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. (1 de Jn 2, 1- 2)- Si hay reconocimiento de los pecados y arrepentimiento, hay perdón, de lo grande y de lo pequeño, de lo mucho y de lo poquito.
La ausencia de la Luz de la Palabra de nuestros corazones nos lleva a decir que no tenemos pecados: Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros. (1 de Jn 1, 8- 10)-
Sólo con la Luz de Cristo que es la luz de su Palabra y es la vez, la luz del Espíritu Santo (Jn 8, 12; Slm 119, 105; Jn 16, 8- 9)- Podemos ver las tinieblas de nuestro corazón (Ef 5, 7-8)- Y ayudados con la Gracia de Dios ir a Cristo con un corazón arrepentido para recibir el perdón y la paz, la resurrección y el don del Espíritu Santo (cfr Hch 2, 37- 38)-
El Culto a Dios pide la limpieza del corazón para que nuestra devoción sea viva, santa y agradable a Dios, que este se nuestro culto espiritual (cfr Rm 12, 1)- Así lo pie Jesús: Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. (Mt 5, 23- 24)-
¿Dónde y cómo se lavan los corazones?
En virtud de los méritos de Jesucristo; méritos que brotan de un corazón traspasado por la lanza; en virtud de su sangre nuestros pecados sean perdonados (Ef 1, 7)- ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo! (Hb 9, 14)- Hay culto vivo y verdadero a Dios cuando hay una fe sincera, un corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tm 1, 5)- Cuando no las hay, Jesús nos dirá: “¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?” (Lc 6, 46)- Sn obediencia, sin justicia y sin amor no es grato el culto a Dios. (Is 1, 15)-
Jesús nos habló de dos caminos, uno es ancho y el otro angosto (Mt 6, 13) Como existen también dos voluntades la de Dios y a nuestra. ¿La nuestra o la de Dios.? Si pretendemos hacer las dos a la misma vez, caemos en la tibieza: Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. (Apoc 3, 15- 16)-
Busquemos la gracia de Dios.
Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte. (2 de Cor 12, 6- 10)-
La Palabra de Dios es nuestra para conducirnos a la vida eterna.
Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que pueden darte la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena. (2 de Tm 3, 14- 17)-
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