Domingo primero de Cuaresma
Moisés recuerda al pueblo de Israel la gloriosa intervención divina que lo liberó de la humillación y de la esclavitud en Egipto para introducirlo en la tierra prometida. Aquello que Dios hizo hace más de treinta años atrás por su pueblo elegido, lo ha realizado en una medida nueva y definida, por medio de su hijo que ha liberado a la humanidad de todos los tiempos de la degradación del pecado.
Nuestra salvación viene de la fe con la cual proclamamos que Jesús es el Señor, es decir, el Hijo de Dios, que nos ha redimido con el sacrificio de sí mismo. La victoria de Cristo, muerto y resucitado, es para nosotros la síntesis del don divino de la fe, con la cual recibimos el bautismo que nos hace cristianos.
Al comienzo de su misión redentora, Cristo fue agredido por Satanás en su locura de tentarlo para hacerlo fallar, sugiriéndole salvar el mundo, obedeciendo a aspiraciones solamente humanas y no con la voluntad de Dios. Las tentaciones de Cristo en el desierto nos enseñan que es necesario resistir las tentaciones con firmeza, sin permitir que el mal comience a insinuarse en la mente y en el corazón. En los desiertos que nos toca vivir, venzamos la tentación de creernos mejores que los otros y de estar por encima de nuestros hermanos.
El mal es mentiroso, se presenta como agradable, como correspondiente a nuestras aspiraciones, cuando en realidad es nuestro peor enemigo, ya que no desea para nosotros ningún bien.
Antífona de entrada Cf. Sal 90, 15-16
Me invocará, y yo le responderé. Estaré con él, en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré; le haré gozar de una larga vida.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos que por la práctica anual de la Cuaresma, progresemos en el conocimiento del misterio de Cristo y vivamos en conformidad con él. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Profesión de fe del pueblo elegido.
Lectura del libro del Deuteronomio 26, 1-2. 4-10
Moisés habló al pueblo diciendo:
Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia, cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, recogerás las primicias de todos los frutos que extraigas de la tierra que te da el Señor, tu Dios, las pondrás en una canasta, y las llevarás al lugar elegido por el Señor, tu Dios, para constituirlo morada de su Nombre.
El sacerdote tomará la canasta que tú le entregues, la depositará ante el altar, y tú pronunciarás estas palabras en presencia del Señor, tu Dios:
“Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa.
Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y Él escuchó nuestra voz. Él vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de signos y prodigios. Él nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel.
Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me diste”.
Tú depositarás las primicias ante el Señor, tu Dios, y te postrarás delante de Él.
SALMO RESPONSORIA 90, 1-2. 10-15
R/. En el peligro, Señor, estás conmigo.
Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: “Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío”.
No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque Él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos.
Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra; caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes.
“Él se entregó a mí, por eso, Yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre; me invocará, y Yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré”.
SEGUNDA LECTURA
Profesión de fe del creyente en Cristo.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 10, 5-13
Hermanos:
Moisés escribe acerca de la justicia que proviene de la Ley:
“El hombre que la practique, vivirá por ella”. En cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: “No digas en tu corazón: ¿quién subirá al cielo?”, esto es, para hacer descender a Cristo. O bien: “¿quién descenderá al Abismo?”, esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos. Pero ¿qué es lo que dice acerca de la justicia de la fe? “La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón”, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: “El que cree en Él, no quedará confundido”.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que “todo el que invoque el nombre del Señor se salvará”.
EVANGELIO
ACLAMACIÓN AL Evangelio Mt 4, 4b
El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
EVANGELIO
Fue conducido por el Espíritu al desierto donde fue tentado.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 4, 1-13
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces:
“Si Tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan”. Pero Jesús le respondió: “Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan”.
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: “Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si Tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá”. Pero Jesús le respondió: “Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo rendirás culto”.
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: “Si Tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”.
Pero Jesús le respondió: “Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.
Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de Él, hasta el momento oportuno.
Credo
Oración universal
Intercedamos, amados hermanos, ante la divina clemencia, implorando la misericordia divina a favor de todos los hombres y suplicando el perdón para cuántos hemos pecado:
- Para que, en este tiempo de Cuaresma, Dios conceda a todos los fieles la fuerza necesaria para luchar contra el mal, convertirse de su mala conducta y retornar al camino del bien, roguemos al Señor.
- Para que quienes abundan en bienes de la tierra sepan moderar el uso de sus propias riquezas en provecho de los necesitados y no vivan absortos en los bienes de este mundo, roguemos al Señor.
- Para que quienes se han alejado de la Iglesia a causa de nuestros escándalos o de nuestra tibieza se reincorporen a la familia de Dios, y a nosotros el Señor nos perdone el pecado de escándalo, roguemos al Señor.
- Para que nuestros corazones lleguen a ser, por medio de la penitencia cuaresmal, aquella tierra fecunda en la que la palabra de Dios produce fruto del ciento por uno, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, la voz de tu Iglesia que, desde el desierto del mundo, te invoca, extiende sobre nosotros tu mano misericordiosa y haz que, por medio de la penitencia, la austeridad y la oración, venzamos las tentaciones del Maligno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
LITURGIA EUCARÍSTICA
(Ver Ordinario de la Misa)
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos que nos dispongas, Señor, para ofrecer convenientemente estos dones con los que iniciamos el camino cuaresmal. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, al abstenerse de alimentos terrenos durante cuarenta días, consagró con su ayuno la práctica cuaresmal, y al rechazar las tentaciones del demonio nos enseñó a superar los ataques del mal, para que, celebrando con sinceridad el misterio pascual, podamos gozar un día de la Pascua eterna.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo …
Antífona de comunión Mt 4, 4
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios,
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Padre, que reconfortados con el pan del cielo que alimenta nuestra fe, acrecienta nuestra esperanza y fortalece nuestra caridad, aprendamos a tener hambre de este pan vivo y verdadero y a vivir de toda palabra que sale de tu boca. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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