REVESTIDOS DE CRISTO EN JUSTICIA Y SANTIDAD.
Hermanos: Cada vez que me acuerdo de ustedes, le doy gracias a mi Dios y siempre que pido por ustedes, lo hago con gran alegría, porque han colaborado conmigo en la propagación del Evangelio, desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de que aquel que comenzó en ustedes esta obra, la irá perfeccionando siempre hasta el día de la venida de Cristo Jesús. Flp 1, 4-6.
El corazón agradecido es alegre, humilde, generoso y misericordioso- Tiene el ojo abierto y el corazón palpitante para ver y escuchar las Maravillas que Dios hace entre su Pueblo. En la liberación y salvación de los hombres Dios toma la iniciativa, ama por primero, al entregarnos a su Hijo para que todo el que crea en él tenga vida eterna (1 de Jn 4, 10; Jn 3, 16) Esto hacer decir a san Pablo: “Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados” – (Ef 2, 4-5). Salvados para amar y servir a Dios y a los hombres.
Pablo con amor escribe a los filipenses.
Dios es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el amor entrañable con que los ama Cristo Jesús. Y ésta es mi oración por ustedes: Que su amor siga creciendo más y más y se traduzca en un mayor conocimiento y sensibilidad espiritual. Así podrán escoger siempre lo mejor y llegarán limpios e irreprochables al día de la venida de Cristo, llenos de los frutos de la justicia, que nos viene de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios. (Flp 1, 8-11)
San Pablo ama a los suyos en el Espíritu (Col 1, 8) Es decir los amó en Cristo, y con el mismo amor que Cristo los amó (Rm 5, 5) Y los amo como Cristo los ama a ustedes (cfr Jn 13, 34) Y con amor oro por ustedes para que sigan creciendo en el conocimiento y en la gracia de Dios. El amor es luz para discernir entre lo bueno y lo malo, así podrán rechazar lo malo y hacer o bueno (Rm 12,9) Y podrán dar los frutos de bondad, de verdad y de justicia (Ef 5, 9). Porque su fe es sincera, su corazón es limpio y su conciencia es recta (1 de Tm 1, 5) Este es el modo para ofrecer a Dios sacrificios vivos, santos y agradables a Dios (Rm 12, 1)- Este es el culto espiritual que es grato y agradable a Dios. Sigan cambiando su manera de pensar para que crezcáis en la fe y puedan conocer la voluntad de Dios y ponerla en práctica. (Rm 12, 2) Entonces los ojos y los oídos de Dios están abiertos para escuchar sus plegarias y sus devociones (Is 1, 15). Todo, porque hay justicia, obediencia y amor en el culto que ustedes ofrecen a Dios (cfr Mt 7, 21). El culto vacío, viene de una fe muerta (Snt 2, 14). Y produce una religión falsa, vacía de amor. (cfr 1 de Snt 1, 27).
La fe sin conversión es estéril.
Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicciones del profeta Isaías:
Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor,
hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios. (Lc 3, 1-6)
Hacer penitencia equivale a convertirse, arrepentirse para recibir el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo. La conversión es posible con la ayuda del Espíritu Santo y con nuestra colaboración. Con la gracia de Dios, reconocemos nuestros pecados; vamos al juicio y somos conducidos por los caminos de la rectitud. (Jn 16, 8-9) Para que podamos participar del Nuevo Nacimiento y nos apropiemos de los frutos de la Redención de Jesucristo. Y, ahora con la fuerza de Dios podamos desechar la malicia y sus vicios, la mentira, la envidia, la hipocresía y la maledicencia (1 de Pe 2, 1) Y podamos huir de las pasiones de la juventud y poder encontrarnos con las virtudes de Cristo (cfr 2 de Tm 2, 22) Romper con la corrupción para participar de la naturaleza divina (2 de Pe 1, 4).
La conversión pide esfuerzos, renuncias y sacrificios, exige violencia interior para echar fuera el conformismo, la mediocridad y la superficialidad de la fe. Lo que equivale a entregar la carga a Jesús, poniéndola a los pies de la Cruz y recibir la misericordia de Dios. (cfr Mt 11, 28- 29) Para Pablo la conversión la explica con tres palabras: Despojaos del hombre viejo, es decir, despojaos de las tinieblas. Y revestíos del hombre nuevo, revestíos de Luz, es decir, de Jesucristo (Rm 13, 14; Ef 4, 23- 24).
Para Pablo convertirse es “fortalecerse” con la energía de su poder (Ef 6, 10) Es revestirse en justicia y santidad; en bondad, verdad y justicia; en humildad, mansedumbre y misericordia; en fe, esperanza y caridad; en amor paz y alegría (Ef 4, 24: Ef 5, 9; Col 3, 12; 2 de Tm 2, 22; Rm 14, 17) Juntamente con todos los frutos de la fe de la carta a los gálatas 5, 22- 23). El apóstol san Pedro les agrega la prudencia, la justicia, a fortaleza, la templanza, la tenacidad, la piedad, el amor fraterno y la caridad (2 de Pe 1, 5- 8) Para luego, añadir: “El que tenga todas estas cosas, abunda en la gracia y en el conocimiento de Dios; el que no las tenga está vacío y desprovisto de los dones de Dios.
Todo lo anterior lo podemos resumir en dos virtudes: La fe y la caridad, son inseparables y vienen a ser como madre y padre de todas las demás virtudes. (cfr Gál 5, 6) Fe en Jesucristo y amor a los hermanos (Ef 1, 15) Las virtudes son las lámparas encendidas y la Túnica de Cristo. (Lc 12, 35) Y son la “Armadura de Dios”. (Rm 13, 13). A los que las tenga Jesús les llama: Sal de la tierra, luz del mundo y fermento de la masa. (Mt 5, 13- 14). Las virtudes vienen a ser los sentimientos de Cristo Jesús (Flp 2, 5). Aprendamos de él para que seamos como él: mansos y humildes de corazón (Mt 11, 29).
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