LA LEY DE CRISTO ES PARA VIVIRLA Y PONERLA EN PRACTICA.

 LA LEY DE CRISTO ES PARA VIVIRLA Y PONERLA EN PRACTICA.




Iluminación: Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio.»(Gn 2, 16- 17)

Puedes amar o puedes odiar; puedes hacer el bien o puedes hacer el mal.

Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si escuchas los mandamientos de Yahveh tu Dios que yo te prescribo hoy, si amas a Yahveh tu Dios, si sigues sus caminos y guardas sus mandamientos, preceptos y normas, vivirás y multiplicarás; Yahveh tu Dios te bendecirá en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión. (Deut 30, 15- 16).

No digas: «Por el Señor me he apartado», que lo que él destesta, no lo hace. No digas: «El me ha extraviado», pues él no ha menester del pecador. Toda abominación odia el Señor, tampoco la aman los que le temen a él. El fue quien al principio hizo al hombre, y le dejó en manos de su propio albedrío. Si tú quieres, guardarás los mandamientos, para permanecer fiel a su beneplácito. (Eclo 15, 11- 16).

La Ley de Talión Versus la Ley de Cristo. 

La Ley del Talión Resumida en la fórmula “ojo por ojo y diente por diente”, se la considera una norma brutal y sangrienta, y muchas veces se la cita como ejemplo de salvajismo y venganza. El propósito de la ley del talión era controlar la venganza y la violencia en Israel, pero en el Reino, Jesús nos enseña que debemos poner la otra mejilla y no vengarnos por nosotros mismos. Los cristianos no tenemos la obligación de poner en práctica la ley del Talión por Cristo nos ha libertad de la maldición de la ley, ahora para nosotros existe la Ley del Amor, la ley de Cristo, que es la Ley del perdón. 

En aquellos días, Saúl se puso en camino con tres mil soldados israelitas, bajó al desierto de Zif en persecución de David y acampó en Jakilá. David y Abisay fueron de noche al campamento enemigo y encontraron a Saúl durmiendo entre los carros; su lanza estaba clavada en tierra, junto a su cabecera, y en torno a él dormían Abner y su ejército. Abisay dijo entonces a David: “Dios te está poniendo al enemigo al alcance de tu mano. Deja que lo clave ahora en tierra con un solo golpe de su misma lanza. No hará falta repetirlo”. Pero David replicó: “No lo mates. ¿Quién puede atentar contra el ungido del Señor y quedar sin pecado?” (1 Samuel 26, 2. 7-9)


No lo mates, yo lo perdono. Matarlo atenta contra el quinto mandamiento, Se lleva la olla con agua y la lanza, y lo deja dormido, a él y a sus hombres para luego grita que le mande a un criado a recoger su lanza.  

Pablo nos habla de dos hombres uno es al natural y el otro es espiritual. 

El primer hombre, hecho de tierra, es terreno; el segundo viene del cielo. Como fue el hombre terreno, así son los hombres terrenos; como es el hombre celestial, así serán los celestiales. Y del mismo modo que fuimos semejantes al hombre terreno, seremos también semejantes al hombre celestial. (1 Corintios 15, 45-49).


Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os devoráis mutuamente, ¡mirad no vayáis mutuamente a destruiros! Por mi parte os digo: Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais. (Gál 5, 14- 17)


Dos estilos de vida: la carne y el Espíritu. 

No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. (Gál 6, 7- 9). 

El que es guiado por la carne lleva una vida mundana y pagana, vida de pecado que lleva a la muerte ( Rm 6, 23) La carne no es grata a Dios (Rm 8, 8) En cambio el que se deja conducir por el Espíritu Santo tiene y lleva una espiritualidad iluminada por la Palabra. Hay espiritualidad donde hay Vida espiritual, y hay vida espiritual ahí donde está. se mueve y actúa el Espíritu Santo. 

La espiritualidad de la Palabra pide romper con el pecado (1 de Jn 1, 8-10) Guardar los mandamientos y la Palabra (1 de Jn 2, 3- 5) Guardarse del Mundo y de los falsos profetas (1 de Jn 2, 15- 18)-

La Ley de Cristo es la ley del Amor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. (Lucas 6, 27-38)

Han oído que se dijo: amen a sus amigos, pero yo les digo amen a sus enemigos. (Mt 5. 43)  Hoy enseña con palabras lo que ha enseñado con su vida: “+Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13, 34) Y desde la cruz dice: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34).

Para luego presentarnos el criterio de oro: Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.

Dios es misericordioso, ama a los justos y a los injustos, a los buenos y a los malos: Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.


Perdonen para que sus pecados sean perdonados” (Mt 6, 12) El Hijo del Hombre no vino a juzgar, ni a condenar, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte (Flp 2, 7-9) Aprendan de él que es manso y humilde de corazón (Mt, 11. 29) No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos’’. (Lucas 6, 27-38)


Lo que se siembra es lo que se cosecha; el que siembra en la carne cosecha corrupción; el que siembra en el Espíritu cosecha Vida eterna. (Gál 6, 7- 8). Dios bendice al que da con alegría, aprendan de Él que es rico en Misericordia, es Compasivo y Generoso. 


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