GUARDENSE DE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS Y DE LA HERODES.

 GUARDENSE DE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS Y DE LA HERODES.

Iluminación: En aquel tiempo, cuando los discípulos iban con Jesús en la barca, se dieron cuenta de que se les había olvidado llevar pan; sólo tenían uno. Jesús les hizo esta advertencia: “Fíjense bien y cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes”. Entonces ellos comentaban entre sí: “Es que no tenemos panes”. (Marcos 8, 14ss)

¡¡¡Cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes!!!

La levadura de los fariseos es la soberbia y el egoísmo, no había en ellos humildad, agradecimiento ni misericordia. Eran muy religiosos, pero también eran muy legalistas, rigoristas y perfeccionistas. Guardaban los mandamientos, ayunaban dos veces por semana, oraban siete veces al día. Daban limosnas y daban culto a Dios, pero todo lo hacía para ser vistos y para quedar bien. Toda su confianza estaba puesta en sus méritos, su salvación dependía de la observancia meticulosa de mil recovecos de la Ley. No había humildad, ni agradecimiento ni misericordia. 

Pablo, el fariseo, era uno de ellos, pero desde su encuentro con Jesús resucitado comprendió que la salvación era un don de Dios gratuito e inmerecido, y no por la observancia de la Ley, sino por os méritos de Jesucristo, en virtud de muerte y resurrección, para el Apóstol la fe pedía humildad, agradecimiento y misericordia. (cfr Ef 2, 5- 6) Por eso recuerda a la comunidad de Corintios la Obra redentora de Cristo: ¡No es como para gloriaros! ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad. (1 de Cor 5. 6- 8)

¿Cuál es la levadura de Herodes?

La levadura de Herodes es la mentira que tiene por Padre al Diablo (Jn 8. 44) La mentira es la madre de la “razón de estado” que dice que “el fin justifica los medios”- La malicia, la mentira, la envidia, el odio, la hipocresía y la maledicencia, se pueden usar para alcanzar algo bueno. Digno y loable. (1 de Pe 2,1) Por eso, Herodes, cayó en la inmoralidad, en el alcoholismo, en la prostitución, buscando el poder, el tener y el placer. Los medios que hizo malos lo llevaron al Vacío existencial y a la perdida del sentido de la vida. La mentira te dice: ¿Cuánto tienes cuánto vales? ¿Cuánto haces cuánto vales? ¿Cuánto sabes, cuánto vales? La verdad es que vales por lo que eres: un hijo de Dios y una persona valiosa, importante y digna, amada por el Señor. 

 

Jesús se siente en soledad, ni los fariseos ni sus discípulos entienden su Mensaje. 

Dándose cuenta de ello, Jesús les dijo: “¿Por qué están comentando que no trajeron panes? ¿Todavía no entienden ni acaban de comprender? ¿Tan embotada está su mente? ¿Para qué tienen ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen? ¿No recuerdan cuántos canastos de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil hombres?” Ellos le contestaron: “Doce”. Y añadió: “¿Y cuántos canastos de sobras recogieron cuando repartí siete panes entre cuatro mil?” Le respondieron: “Siete”. Entonces él dijo: “¿Y todavía no acaban de comprender?” (Marcos 8, 14-21)

Y como iban a entender el Mensaje de Jesús sino habían creído en él. Primero es creer para luego entender. La fe limpia la mente y suaviza el corazón, para que la Luz de Cristo llene con su Presencia hasta los rincones de nuestra alma. Por eso Pablo recuerda a los creyentes la importancia de renovar la mente y fortalecer la voluntad para que el amor reine en nuestros corazones: Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto. (Rm 12, 2)

Cambiar la manera de pensar, de un modo mundano y pagano, al modo de Cristo (Flp 2, 5) Dejar la fe superficial y mediocre para “remar mar adentro” (Lc 5, 5) y comprender la voluntad de Dios para ponerla en práctica, obedeciendo su Palabra para alcanzar una fe firme, fuerte y férrea (cfr Mt 7, 24) Y así crecer en la Gracia de Dios y en el conocimiento de Cristo. (2 de Pe 3, 18).

El fermento de los fariseos y la de Herodes, son la herencia del Hombre Viejo, su hijo predilecto es el Egoísmo padre de todos los Vicios: mientras que la levadura de Cristo es el Amor, padre de todas las Virtudes que crecen con el uso de su ejercicio. Con palabras de Juan el Bautista: “Para crecer hay que disminuir” (Jn 3, 30). Disminuir en el pecado hasta desapareer, para crecer en el amor, para evitar toda hipocresía que es pura fachada; mientras que el Amor nos lleva a la Verdad plena. (Jn 16, 13) Cristo es la Verdad, y la Verdad Plena es Cristo Crucificado, Resucitado y Glorificado, es nuestro Señor y nuestro Dios (cfr Jn 20, 28).

La señal de Cristo es el Amor (1 de Jn 3, 14) El amor sin fingimiento. Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con esp1ritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesitades de los santos; practicando la hospitalidad. (Rm 12, 9- 13)

El Amor de Cristo, no sólo pide palabras, sino y sobre todo con buenas obras:  Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. (1 de Jn 3, 17- 18)

La Fe y el Amor son inseparables, los une la Esperanza (Gál 5, 6). De las tres la más grande es el Amor, pero la más importante es la Esperanza, La Fe es el origen y el Fundamento de las tres. Sin Fe nada es grato a Dios (Heb 11, 6).

Señor creo en  Ti, pero, auméntame la fe.