ESTÉN LISTOS CON LA TÚNICA PUESTA Y LAS LÁMPARAS ENCENDIDAS.
Iluminación: «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. «Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. «Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Lc 12, 32. 35)
Evangelio de hoy.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret. Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados. Marcos 6, 53-56
Jesús el Misionero del Padre, se pasó la vida haciendo el bien y liberando a los oprimidos por el diablo (Hch 10, 38) La gente seguía a Jesús para orlo y para que ellos los curara. (Lc 5, 15- 17) Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. (Mc 6, 31). El corazón de Jesús estaba lleno de Compasión y se ponía a enseñarles muchas cosas (Mc 6, 34ss) Las zorras tienen guaridas y las aves tienen nidos, pero, el Hijo de Hombre no tiene una piedra para reclinar su cabeza (Lc 9, 57 58) Por eso dice a los que quieran seguirlo: Niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme (Lc 9, 23) No hay tiempo irse de vacaciones, para lujos superfluos, para una fe mediocre o superficial.
Y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
¿Cómo podemos tocar hoy día el manto de Jesús?
Escuchemos a san Mateo decirnos: «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23)
Una oración y un culto sin obediencia, sin justicia y sin misericordia no es agradable a Dios. Así lo dice Isaías: Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. (Is 1, 15- 17)
Nada es grato a Dios cuando permanecemos en el pecado, la fe está muerta, es estéril. Nuestro corazón está ocupado y no podemos dar culto Dios (cfr Rm 12, 1) Jesús nos ha dicho pedir y recibiréis, pero que nuestra oración sea como la del publicano: humilde, pobre y sencilla (Lc 18, 13) Que sea agradecida para dar gracias en todo lugar y en cualquier circunstancia. Que sea en Fe, es decir, en gracia de Dios. No es lo mismo rezar en pecado mortal que estar en comunión con Cristo, en Gracia de Dios. Que sea intercesora para que movidos por el Amor oremos por los enfermos por los pobres, por los presos, por la conversión de los pecadores. Que pongamos en las manos de Dios todas nuestras preocupaciones y necesidades (1 de Pe 5, 7)
El modo para tocar el manto de Jesús está en la escucha y obediencia de la Palabra de Dios (Mt 7, 24; Lc 8, 21; lc 11, 28) A la Luz de la Palabra hay que despojarse del hombre viejo, para revestirse del Hombre nuevo (Ef 4 23- 24) Hay que entregarle la carga a Jesús para recibir su yugo y aprender de él que es manso y humilde de corazón (Mt 11, 28-30) Hay que ponerse la túnica de Cristo; hay que revestirse de Jesús para tener sus mismos sentimientos (Flp 2 5). Y poder así caminar con la túnica puesta y las velas encendidas (Lc 12 35) Para Jesús toca hoy día la orla de su vestido el que cree y se convierte (Mt 4, 17; Mc 1, 15).
La conversión a Jesús consiste en llenarse de Cristo Jesús. Con palabras de Pablo: La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias. (Rm 13, 12- 14).
Pablo recomienda para tocar el manto de Jesús poseer una fe sincera, un corazón limpio y intención recta (1 de T, 1, 5) El que así recibe la Eucaristía, hace oración y practica el bien, toca el manto de Jesús. La fe sincera aborrece el mal y ama apasionadamente el bien (Rm 12, 9) Es confianza en Jesús; es obediencia a su Palabra y acepta las leyes de la Nueva Alianza: La pertenencia, el amor y el servicio a Cristo.
Toca el manto de Jesús el que ayuna para estar con él; el que no hace de Jesús un parche, sino lo que lo sigue por lo que es y no por lo que tiene. El que lava su vaso para que Jesús lo llene con su Vino Nuevo, el Espíritu Santo. (Mc 2, 20- 23)
El que acepta la Voluntad de Dios en su Vida, este le pertenece a Jesús; su vida esta crucificada con él, está muriendo al pecado y viviendo para Dios. A este Jesús lo acoge y lo arropa con el traje de misericordia. (Gál 5, 24- 25)
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