JESÚS ES MAESTRO
Y NOS INVITA A ESTAR CON ÉL.
Iluminación: Fijándose
en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le
oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían
les dice: «¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir,
"Maestro" - ¿dónde vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis.»
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o
menos la hora décima /Jn 1, 36- 39)
Tomar la cruz cada día para vivir como Jesús vivió: en la
obediencia a su Padre, en la entrega y la donación a los pobres y a los
pecadores. “Los amó hasta el extremo, hasta dar su vida por ellos en la vergonzosa
muerte de cruz. No basta con negarse a sí mismo, los seguidores de Jesús hemos
de tener la triple disponibilidad para hacer en cada circunstancia de la vida
la disponibilidad para hacer la voluntad de Dios. La disponibilidad para salir
de sí mismo e ir al encuentro de un hermano concreto para iluminarlo con la luz
del Evangelio. Por último tener la disponibilidad de dar la vida por realizar
los otros dos objetivos: hacer la voluntad de Dios y ayudar al prójimo. Para el
seguidor fiel de Jesús, la cruz, es también ser rechazado, despreciado y
burlado; ser relegado o ser tenido por loco. Pero el discípulo se consuela con
las palabras de su Maestro:
“No es
más el discípulo que su Maestro; ni es más el siervo que su Señor, si a ustedes
los persiguen, sepan que a mí me lo hicieron primero” (cfr Jn 13, 16; Mt 10,
24). “Quien a vosotros os escucha, a mí
me escucha, y quien a vosotros rechaza a mí me rechaza, y quien me rechaza a
mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10, 16).
La suerte del Maestro es la suerte del discípulo; el
destino de Jesús es el mismo destino de sus discípulos, la misión del Señor es
la misma misión de los suyos. Él nos comparte de lo suyo, nos trata como sus
verdaderos amigos y nos promueve. De grandes pecadores en discípulos de Jesús.
“Mirad os
he dado el poder de pisar serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del
enemigo, y nada os podrá hacer daño” (Lc 10,
19). Las serpientes y los escorpiones son nuestros propios pecados y los
pecados de los demás. Con poder de Jesús podremos vencer nuestras
concupiscencias de la carne, vencer al mundo y vencer al Maligno. El poder de
Jesús brota de la “Cruz”, de aceptar la voluntad de Dios para nuestra vida.
“Mirad
que Yo os envío como ovejas en medio de lobos: Sed, pues prudentes como las
serpientes y sencillos como las palomas” (Mt 10, 16). Es una invitación amorosa de Jesús a vivir
como discípulos suyos en medio del mundo, sin dejar de ser lo que somos:
Discípulos, amigos de Jesús, pastores de la comunidad, sacerdotes de Cristo al
servicio de la Iglesia, la prudencia es la virtud que nos hará mantenernos en
el camino, con los ojos abiertos y con el corazón palpitante.
En la escuela de Jesús se aprende de las propias
debilidades y de las de los demás, pero el Maestro es siempre Él. Cada una de
sus enseñanzas nos hace inteligentes, y cuando se ponen en práctica nos dejan
sabiduría, fortalecen nuestra voluntad y nos revisten de nueva humanidad. Por
eso Santiago nos pone de sobre aviso: “No
se contenten con ser oyentes, hay que ser practicantes” (cfr St 1, 22). Con
ese mismo sentido Jesús había dicho: “Dichosos
los que escuchan mi Palabra y la cumplen” (Lc 8, 21). Hay alegría cuando
los discípulos escuchamos la Palabras del Maestro, pero esa alegría es mucho
mayor, cuando se hace lo que Él dice, cuando se ponen en práctica sus palabras.
La enseñanza de Pablo de Tarso.
Tú, pues, hijo mío, mantente fuerte en la gracia de Cristo Jesús; y cuánto
me has oído en presencia de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean
capaces, a su vez, de instruir a otros.
Soporta las fatigas conmigo, como un buen soldado de Cristo Jesús. Nadie
que se dedica a la milicia se enreda en los negocios de la vida, si quiere
complacer al que le ha alistado. Y lo mismo el atleta; no recibe la corona si
no ha competido según el reglamento. Y el labrador que trabaja es el primero
que tiene derecho a percibir los frutos.
Entiende lo que quiero decirte, pues el Señor te dará la inteligencia de
todo. (2 de Tm 2, 1- 7) Ser el primero en creer, el primero en vivir, el primero
en anunciar lo que has creído y el primero en celebrar la fe que profesas.
Oración. Señor Jesús, creo en Ti, Tú has venido a mi vida y yo te
he acogido, aún a pesar de mis muchas debilidades. Por ello te pido mi Señor
que me guíes por el Camino de la vida, haciendo tu voluntad y sirviendo a mis
hermanos. Por lo que Tú hagas conmigo, yo te alabo y te doy gracias..
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