EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO NO SERÁ PERDONADO.

 EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO NO SERÁ PERDONADO.



Iluminación: Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno”. Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.

El pecado contra el Espíriut Santo nos divide, nos engaña, nos confunde, nos manipula, nos sofoca y nos mata. Niega las Verdades esenciales que la Biblia nos revela que Jesucristo es Dios que tomó rostro hunabo para salvarnos. 

¿Cuál es el pecado contra el Espíritu Santo?

La Obra del Espíritu Santo es mostrar al mundo el rostro y la obra de Jesús para que creyendo en él se salve, según lo que el mismo Jesús dice a las Once: “El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.” (Mc 16, 16) La Obra del Espíritu es mostrar al mundo el pecado, llevarlo a un juicio y conducirlo por los caminos de la Rectitud (cf Jn 16, 8sss). El juicio es pasar por la Puerta Estrecha, Cristo crucificado, muriendo para el perdón de los pecados. (cfr Mt 7, 13- 14)
El pecado contra el Espíritu Santo es contrario a la verdad revelada por la Biblia que nos dice: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. (Jn 3, 16- 17) El Hijo de Dios es Jesús que fue concebido por la acción del Espíritu Santo. La Encarnación es la Obra perfectísima del Espíritu Santo para que el Verbo del Padre tomara rostro humano, y se hiciera hombre para nuestra salvación. (cfr Jn 1, 14)

El pecado contra el Espíritu Santo niega, entonces la Virginidad de María, la divinidad de Jesús y el Mensaje divino de Jesús. Si Jesús no es Dios entonces María no es la Madre de Dios y Jesús no es nuestro Redentor. La Obra del Espíritu Santo es actualizar en nuestra vida la Obra redentora de Cristo. Por eso Pablo nos dice que todo el que es conducido por el Espíritu se hace hijo de Dios (Rm 8, 14) ¿a dónde nos lleva? Nos lleva al Nuevo Nacimiento para luego conducirnos por los caminos de la Rectitud.

Nos lleva de las tinieblas a la Luz (Jn 8, 12; Ef 5, 7-9) Nos saca del de la muerte y nos lleva a la vida (Rm 6, 23) Nos lleva de la idolatría a la libertad de los hijos de Dios (1 de Tes 1, 9; Gál 5, 1) Nos lleva de los terrenos del hombre viejo al hombre Nuevo para revestirnos de él (cfr Ef 4, 23- 24) El Espíritu de Dios nos lleva guardar las Leyes de Cristo: Pertenecer, amar y servir a Jesús (cfr Gál 5, 24; Jn 14, 21- 23; Jn 13, 13. 34)

Fuera de Cristo no hay Salvación. ¿A dónde vamos a ir? ¿Qué puertas vamos a tocar? “Porque bajo las estrellas del cielo, sólo en Cristo Jesús, hay salvación” (Hech 4, 12).

El relato del Evangelio.
En aquel tiempo, los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: “Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera”.

Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno”. Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo. (Marcos 3, 22-30)

Llamar a Jesús el Cristo y el Hijo, el Santo de Dios, como el poseído por el espíritu de Satanás, (Satanás significa el que confunde y pone obstáculos para que no recibamos la salvación) es una blasfemia contra el Espíritu Santo- Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, es la Luz que ilumina a los hombres para que disciernan entre el bien y el mal y para que conozcan el Camino que lleva a la Vida eterna (Jn 14, 6; Jn 8, 12) La enseñanza de Jesús es divina, por que él es Dios entre nosotros, camina con nosotros y se ha declarado en favor nuestro (Mt 1, 23) Tal como lo dice la carta a los hebreos: ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo!(Heb 9, 14).

¡Vigilad y orad para no caer en tentación! (Mt 26, 41) es lo mismo que nos dice san Pablo en la carta a los efesios: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas”. (Ef 6. 10- 12).

Lucas nos dice lo mismo: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. (Lc 12, 35- 36) La salvación es un don gratuito e inmerecido, pero no es barato. Hay que vigilad, hay que convertirse y hay que revestirse de Cristo por la acción del Espíritu Santo que habita por la fe en nuestros corazones (Rm 5. 5)

La vida cristiana es un don y es una lucha. 

La lucha es contra la carne, el mundo y el maligno. Las armas para la lucha son las Virtudes cristianas. Llamadas la “Armadura de Dios” para revestirse de Cristo (Rm 13, 13- 14) Esto equivale a tener una fe sincera, un corazón limpio y una (conciencia) intención recta (1 de Tm 1, 5) De aquí nace y brota el Amor, padre de todas las Virtudes. 

La fe sincera es la que se convierte en confianza, obediencia, amor y servicio. El corazón limpio es e que se ha lavado con la sangre de Cristo, sus pecados han sido perdonados y posee el Espíritu Santo de Dios. La conciencia recta es la de aquellos que todo lo hacen para la gloria de Dios y para el bien de los demás. 


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