LA MÁS HERMOSA
DE LAS VERDADES QUE DIOS NOS HA REVELADO.
Iluminación: Porque tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino
que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar
al mundo, sino para que el mundo se salve por él. (Jn 3, 16- 17)
Los pasos
del Divino Niño durante su infancia.
1)
La Encarnación del Verbo en el seno
virginal de María.
Dios tomó rostro humano en el vientre de María. “El
verbo se hizo hombre y puso du Morada entre nosotros” (Jn 1, 14) Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor
Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os
enriquecierais con su pobreza. (2 de Cor 8, 9) La Pobreza de Jesús es su
Encarnación, y su riqueza es ser el Hijo de Dios y el Hermano Universal.
2) ¿Por qué no recordar el “diálogo más liberador
de la Historia” entre el
Cielo y la Tierra.
Escuchemos
a Lucas darnos el Anuncio de nuestra Salvación. “Al sexto mes, envió Dios al
ángel Gabriel a la ciudad de Galilea llamada Nazareth, a una joven desposada
con un joven llamado José, de la descendencia de David, el nombre de la virgen
era María” (Lc 1, 26- 27). El Diálogo nos revela la voluntad de Dios de salvar
a los hombres enviándoles un Poderoso Salvador, Emmanuel, Dios que se hace
hombre (Mt 1, 23), para vivir con nosotros, entre nosotros y a nuestro favor.
Nos revela además la elección y predilección de Dios que elige a la mujer por
quien vendrá Cristo, el Consuelo de su pueblo Israel. Pero además nos descubre
el verdadero rostro de María.
María es la Virgen oyente. Escucha la palabra de Dios en su corazón: “No temas María, pues Dios te
ha concedido su favor. Concebirás y dará a luz un hijo, al que pondrás por
nombre Jesús”.
María es la Virgen orante. Orante porque hace oración, escucha la Palabra y responde a ella: ¿Cómo
será esto, pues no tengo relación con ningún hombre?
María es la virgen madre. El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer de será santo y
se llamará Hijo de Dios. Serás Madre siendo virgen, María creyó en las palabras
dichas por el ángel.
María es la virgen oferente. Al escuchar la explicación del ángel, María respondió: Aquí está la
esclava del Señor, que me suceda como tú lo dices. El Si de María, su “hágase”,
es la aceptación libre, generosa y solidaria de la voluntad de Dios que hace
que el Cielo baje a la Tierra y se una lo que estaba separado, y se ilumine lo
que estaba en tinieblas. “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn
1, 14). Y, Dios le cambió sus planes a María. Dios podía habernos salvado por
cualquier otro camino, pero, quiso manifestarnos al salvarnos por medio de su
Hijo, y quiso darnos a Cristo por medio de María.
Reflexión.
¿Sabías que la fe viene de lo que se
escucha, la Palabra de Dios? ¿Cómo es nuestra escucha de la Palabra? ¿Dejamos
que la Palabra nos cuestione y nos sacuda? ¿Respondemos a la Palabra con
prontitud y buena disponibilidad, nos contentamos con ser oyentes? ¿Nos ha
convencido que Dios nos ama, aunque seamos pecadores?
3) La
Visitación a Isabel.
Por aquellos días María se puso en
camino y fue de aprisa a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Y cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño
saltó en su seno. Entonces Isabel llena del Espíritu Santo exclamó a grandes
voces” (Lc 1, 39- 42). Las grandes voces, o voces fuertes nos enseñan la fuerza
de la palabra no está en los gritos, sino, en contenido de la verdad. El
Espíritu santo pone en la boca de Isabel las tres lecciones del catecismo de
María:
María es “bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre Jesús”. María es “Bendita” en Cristo porque es la llena de Gracia; es la elegida
en quien puso su mirada e hizo en ella grandes maravillas.
María es Madre. ¿Cómo es posible que la madre de mi
Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo el niño saltó de alegría
en mi seno. Ella es la madre de Jesús; Jesús es el Cristo, y Cristo es Dios (Mt
1,16; 3, 13- 17; Jn 1, 1; Jn 8; 14,6; Rom 9, 5; Flp 2, 6-11) Jesús es Mesías,
es Salvador, es Señor, es Emmanuel Dios con nosotros (Lc 2, 11).
María es Mujer creyente. “¡Dichosa tú que has creído!” Porque
lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. María es la primera creyente y es la
primera discípula de Cristo. Para ella la fe es confianza y abandono en Dios a
quien llama Señor, Salvador, Santo, Todopoderoso, Misericordioso y Fiel, en el
canto del Magnificat (Lc 2, 47- 55). Para María, la Madre de Jesús y de todos
los creyentes, la fe, es, además, donación, entrega y servicio a la Obra de su
Hijo. Ella es sin más la humilde esclava del Señor (Lc 1, 38; 2, 48).
Reflexión.
¿Somos portadores de la Palabra de
Dios? ¿Qué disponibilidad tenemos frente a las necesidades de los demás? ¿Somos
capaces de salir de nosotros mismos para ir a visitar a los enfermos o pobres y
compartir con ellos desde nuestra pobreza? ¿Creemos que somos una bendición
para los demás a quienes debemos amar y servir?
4) La
Expectación del parto.
Durante nueve meses, María, llevo en
su seno no sólo a su hijo, sino también a toda la Iglesia, Cuerpo de Cristo,
razón por la que la encarnación del Verbo es llamada la “Obra perfectísima del
Espíritu Santo.”
Antes de encarnar a Jesús en su seno, María lo encarnó en su corazón. El Verbo del Padre se hizo carne en
sus entrañas virginales. Ella es portadora del Dios que se hizo hombre, durante
nueve meses, ha dicho un padre de la Iglesia, María es Templo de la Iglesia,
Cuerpo de Cristo. Cristo Cabeza es Dios y principio de vida para todos los
miembros de su Cuerpo. Cabeza y Cuerpo no son dos realidades, recordando lo que
Dios une que no lo separe el hombre, y Dios ha unido a Cristo con su Iglesia
(Ef 5, 32).
María embarazada vivió momentos difíciles. “Antes de vivir juntos, resultó que
esperaba un hijo por la acción del Espíritu Santo (Mt 1, 18). La ley judía
aplicaba la lapidación a las mujeres adulteras. Piedra para la adultera,
gritaría el pueblo enardecido por el fanatismo o por celo a la Ley. María
callaba, había puesto su confianza en Dios.
José
su esposo que era justo y no quería denunciarla, decidió separase de ella en
secreto. Después de tomar esta decisión, el ángel del Señor, se le apareció en
sueños y le dijo: José, hijo de David,
no temas aceptar a María como tu esposa, pues el hijo que espera viene del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 20- 21). Dios le cambio los planes a
José.
Reflexión
¿Sabíamos que la Palabra viene a
nosotros como Luz que ilumina nuestras tinieblas? ¿Estamos convencidos de que
Dios nos ama incondicionalmente? ¿De qué somos pecadores necesitados de la
misericordia de Dios? ¿Nos hemos dejado conducir por la Palabra que nos lleva
al arrepentimiento y por ende a Cristo? ¿Sabíamos que el Espíritu Santo está
implícito en la Palabra de Dios? ¿Sabías que quien escucha la Palabra de Dios y
cree en ella, queda embarazado con la Vida de Dios?
5) El
Nacimiento en el pesebre de Belén.
San Mateo nos dice que Jesús nació en
Belén de Judá, en tiempo del rey Herodes (Mt 2, 1). San Lucas nos dice que
mientras estaban en Belén a donde habían ido para empadronarse le llegó a María
el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales
y lo acostó en un pesebre (Lc 2, 6).
El Anunció del ángel a los pastores. Había en aquellos campos que pasaban
la noche la noche en pleno campo cuidando sus rebaños por turnos. Un ángel del
Señor se les presentó, y la gloria del Señor los envolvió con su Luz. Entonces
sintieron mucho miedo, pero el ángel del Señor les dijo:
“No
teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para ustedes y para todo el
pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador que es el Mesías,
el Señor. Esto les servirá de señal, encontrarán un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre” (Lc 8- 12).
Los coros de los ángeles. Y de repente se reunieron con el
ángel muchos otros ángeles del cielo que alababan a Dios diciendo; Gloria a
Dios en la Alturas y en la paz a los hombres que gozan de su amor”.
Los Pastores de Belén. Los pastores se decían unos a otros;
Vamos a Belén a ver eso que ha sucedido, y que el Señor nos ha anunciado.
Fueron de prisa y encontraron al María, a José y al niño acostado en un pesebre
(Lc. 2, 16).
El testimonio de los pastores. Al verlo contaron lo que el ángel les
había dicho de este niño. Y cuantos escuchaban lo que decían los pastores, se
quedaban admirados. Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios
porque todo lo que habían visto y oído era tal como les habían dicho (Lc 2, 17-
18.20)
María por su parte, conservaba todos estos recuerdos y
los meditaba en su corazón (Lc 2, 19).
Reflexión
¿Qué necesitamos para conocer el nuevo
renacer a la vida de la Gracia? ¿Sabías que lo primero es escuchar la Palabra
de Dios? ¿Sabías que para nacer de lo Alto hay que reconocerse pecador y
arrepentirse de los pecados? ¿Sabías que hay que ir a Jesús para recibir el
perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo, en el sacramento de la
confesión?
6) la
Circuncisión.
A los ocho días, cuando lo
circuncidaron, le pusieron el nombre de Jesús, como lo había llamado el ángel
ya antes de la concepción (Lc 2, 21).
El nombre. Para los judíos el nombre de una
persona era de tal importancia que el nombre significa la misión: “Le pondrás
por nombre Jesús, él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21). Jesús es
Salvador, es Mesías, es Maestro y es Señor.
La Misión. El sentido de la Misión de Jesús
puede ser expresado en tres palabras: Anunciar, Reconciliar y Salvar.
Jesús viene a anunciar el Reino de Dios. Reino de amor, de paz y justicia, que
exige para poseerlo, acoger el amor de Dios hecho hombre en la persona de
Jesús.
La Misión de Jesús es reconciliar a los hombres con Dios y entre ellos. Desde el primer momento en su
nacimiento supo atraer junto él a los pequeños: a los pastores, tanto, como los
grandes de la tierra: los reyes magos.
Nada hay tan claro como esta verdad: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento
de la verdad” (1 Tim 2, 4) Jesús realiza la salvación de los hombres mediante
su obra redentora que comienza desde el mismo momento de su Encarnación y lo
culmina en su Pascua con su Muerte y Resurrección. Razón por la que nos dice:
“Vengo para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10).
Sometido a la Ley.
El Dios que se hizo hombre es Aquel que siendo rico se hizo pobre para
enriquecernos con su pobreza” (2 Cor 8,9). Igualito en todo a nosotros menos en
el pecado (Hb 4, 15) Fue circuncidado a los ocho días (Lc 2, 21) presentado en
el templo a los cuarenta días de nacido (Lc 2, 22). La pobreza de Jesús es su
encarnación, su anonadamiento, su pasión y su muerte, tal como lo describe san
Pablo en la carta a los filipenses (Flp 2, 6-8).
Reflexión.
¿Debemos someternos a la Ley mosaica
para salvarnos? ¿Cuál circuncisión tenemos los cristianos, en la carne o en el
espíritu? ¿Por qué no vemos cambios en nuestra vida? ¿Cómo circuncidar nuestros
corazones?
7) La
Adoración de los Reyes.
“Después de nacer Jesús en Belén de
Judá, en tiempo del rey Herodes, he aquí, que unos magos del oriente llegaron a
Jerusalén diciendo: ‘Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque
vimos su estrella en el oriente y hemos venido adorarle. Cuando lo oyó el rey
Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él” (Mt. 2, 1ss).
Los magos son sabios venidos de
oriente como señal que el Niño recién nacido viene a salvar a los hombres de
todas las naciones.
“He aquí que la estrella los iba guiando, hasta que llegó y se posó hasta el
lugar donde estaba el Niño” (Mt 2, 9). Ellos llenos de alegría al ver a la
estrella se dejaron conducir hasta el pesebre en Belén, la tierra del Pan (Mt
2, 10)
Los magos vinieron buscando al recién
nacido para adorarlo y presentarle sus regalos como ellos mismos lo han dicho. Le ofrecen oro, incienso y mirra. Los
magos encuentran a María y José con el niño envuelto en pañales y recostado en
un pesebre (Mt 2, 11).
Los magos después del encuentro con
Cristo, ya no regresan a su tierra por el mismo camino. Guiados por el Ángel siguieron el
camino del Señor. Abandonaron sus antiguas creencias, costumbres y tradiciones
paganas para convertirse la “Magos o Sabios” en los discípulos del Niño, sus
servidores, razón por la que ahora la Tradición de la Iglesia los designa como
“santos reyes”. Por eso son un modelo para nosotros llamados a ser santos y
servidores del Niño Dios por voluntad del Padre.
Reflexión.
¿Reconocemos al Divino Niño como Rey y
Señor de nuestras vidas? ¿Estamos realmente dispuestos a entregarle nuestra
vida al Divino Niño para que Él sea el centro de nuestro corazón? ¿Que nos pide
el Divino Niño hoy a nosotros?
8) La
Presentación en el Templo.
“El Niño Jesús es consagrado a Dios
como lo dice la Ley de Moisés.”
En cumplimiento de la ley. En sometimiento de la Ley mosaica, el niño Jesús fue circuncidado a los
ocho días de nacido y presentado en el templo por sus padres a los cuarenta
días para cumplir con todo lo prescrito por la Ley: “Todo primogénito varón
será consagrado al Señor” (Lc 2, 23).
El Niño llena los anhelos de Simeón y da sentido a su vida. Había en Jerusalén un hombre justo y
piadoso a quien el Espíritu Santo le reveló que no moriría sin haber visto
antes al Mesías de Dios: Con el niño en sus brazos y bendijo a Dios diciendo;
“Ahora, Señor según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis
ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos
como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel” (Lc 2, 25-
29).
Este niño viene como Luz. La Luz de Jesús es el Amor, la Verdad, la Vida (Jn 14, 6). “Yo soy la
luz del mundo” (Jn 8, 12) que “viene para que tengan vida en abundancia” (Jn
10, 10) Jesús viene como Luz a iluminar las tinieblas de nuestro corazón para
que reconozcamos nuestra pecaminosidad (Jn 16,8) y nuestra dignidad como
personas y como hijos de Dios.
Será piedra de tropiezo. “Mira, este niño hará que muchos caigan o se levanten en Israel. Será
signo de contradicción” (Lc 2, 34). ¿Cómo es esto? Caen los que no creen y se
levantan los que creen para hacerse hijos de Dios (Jn 1, 11- 12).
Simeón mirando a la Madre del niño le dice: “Una espada te atravesará el corazón
(Lc 2, 35). Es la espada del sufrimiento que acompañara a la Mujer de Nazaret,
especialmente al final de la vida de Jesús: Junto a la cruz de Jesús estaba
María su madre (Jn 19, 25).
El testimonio de la profetiza Ana. Mujer anciana que servía al Señor en el Templo con ayunos, oraciones de
día y de noche, una mujer consagrada a Dios en el servicio a su pueblo, llena
de gozo daba gloria a Dios y daba testimonio del niño a los que esperaban la
liberación de Israel (cf Lc 2, 36- 38).
Reflexión.
¿Qué entendemos cuando llevamos los
niños a la Iglesia para su presentación, cuando cumplen tres años? ¿Conocemos
nuestro compromiso bautismal? ¿Vivimos realmente como hijos de Dios y hermanos
de los demás? ¿Qué significa que Jesús es nuestra Luz? ¿Queremos realmente
consagrarnos al Divino Niño?
9) La
Huida a Egipto.
Se trata de una palabra profética, una
especie de parábola, que ilumina toda la vida de Jesús: será perseguido,
rechazado y al final de sus días le darán muerte. Desde niño las fuerzas del
Mal arremetieron contra él para destruirlo.
La maldad de Herodes.
“Herodes viendo que había sido burlado por los magos, se irritó sobre manera y
mandó matar a todos los niños de Belén y de todos sus contornos de dos años
para abajo…” (Mt 2, 16). Un hombre enceguecido por la maldad y la ambición de
poder, está ciego, no entiende razones, y no cede, a los remedios que Dios le
procura. Como poseído por los demonios de la envidia y de la irá, arremete con
odio contra los inocentes y ordena la masacre de los “Niños inocentes” Mt 2,
16- 18).
Los Herodes modernos.
¿No pasa lo mismo en nuestros días? Los Herodes modernos los encontramos hoy
día en los hospitales o en clínicas clandestinas haciendo lo imposible para
evitar los embarazos o esperando que llegue una mujer embarazada para arremeter
con violencia contra ella y destruir la vida que lleva en su seno. Son miles
los niños que sufren violencia desde sus propios hogares y son maltratados por
sus propios padres. A otros no se les permite un desarrollo pleno y un
crecimiento integral, aún en las familias y en la Iglesia, y se les aplasta o
se les desconoce sus más elementales derechos. Se les imponen cargas que los
aplastan o los achaparran.
La Obediencia de José. José es el siervo fiel y prudente. Su nombre significa: “otra vez y otra
vez”. Su misión fue cuidar al Niño y a su Madre. Dios le envió un ángel para
sanarlo de sus dudas y aceptara a María en su casa: “José hijo de David, no
temas tomar por esposa a María tu mujer porque lo engendrado en ella es la obra
del Espíritu Santo. María dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de
Jesús” (Mt 1, 19- 21). José creyó, y desde ese momento aceptó la voluntad de
Dios para su vida; vivir al cuidado del Niño y de la Madre.
Reflexión,
¿Aceptamos las contrariedades que nos
pueda traer el creer en Cristo? ¿Aceptamos el reto que nos traen las
tentaciones y las crisis de fe? ¿Esperamos una fe cómoda y sin compromisos, que
todo nos llegue hecho? ¿Estamos dispuestos a ser defensores de la vida y de la
dignidad humana?
10) La
Permanencia en Egipto.
La actitud de José. “Levántate toma al Niño y a su Madre
y huye a Egipto, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo” (Mt 2, 13)
José no se escandalizó, porque es varón fiel y obediente. No dice nada, no
reclama, obedece, se levanta y huye a Egipto para proteger la vida del Niño.
Acepta de Dios los trabajos, las fatigas y las alegrías del Nacimiento.
Razones de la huida. Para salvar la vida del niño por
medios naturales y sin intervención milagrosa alguna. Así trabaja Dios, el
Señor.
Para que se dé el cumplimiento de una
profecía; “De
Egipto llamé a mi Hijo” (Os 11, 1) Profecía que se refiere a Israel que Dios
sacó de la esclavitud de Egipto. El evangelista la aplica a Jesús el Hijo por
excelencia. También puede sea aplicada a nosotros, los que hemos sido
arrancados de las garras del pecado. Para invitarnos a luchar con valentía
cuando seamos perseguidos por el pecado, usando las armas de Dios (Rom 13, 11-
13)
Para
que recibieran los paganos de Egipto las primicias de la futura redención de
Cristo que había de extenderse al mundo entero.
Reflexión.
¿Qué tan dispuestos estamos a defender
la paz, el amor y la alegría que Dios nos ha dado por los méritos de su Hijo?
¿Somos capaces de defender nuestra Iglesia y sus Sacramentos? ¿Defenderíamos a
María nuestra Madre? ¿Qué actitud tenemos frente al dinero, la fama y las
diversiones mundanas?
11) El
Regreso de Egipto.
Muerto Herodes, he aquí que el ángel
del Señor se apareció en sueños a José diciéndole: “Levántate tomo al Niño y a
su Madre y marcha a la tierra de Israel” (Mt 2, 19). Ya no dice huye, sino
marcha, es la vuelta a casa. Es un salir del exilio para ponerse en camino de
éxodo hacia el terruño para reunirse con los suyos. La Sagrada Familia vuelve
del destierro y va a instalarse en Nazaret (Mt 2, 23)
No sabemos a ciencia cierta cuanto duró para
la Sagrada Familia el tiempo del destierro en Egipto, hoy día la mayoría de los
estudiosos de la Biblia afirman que fue de unos cuantos meses. Lo cierto es que
al volver a Israel fueron a vivir a Nazaret.
Reflexión.
¿Tenemos la disponibilidad para
escuchar la voz de Dios que nos llama a salir del exilio para ponernos en
camino de éxodo hacia la casa del Padre? .¿Buscamos el crecimiento en la fe
utilizando los medios que Dios nos otorga para salir de la mediocridad y de la
tibieza espiritual? ¿Estamos realmente en camino de superación personal,
familiar y comunitaria?
12) La
Estancia en Nazaret.
¿Cómo se viviría en la Sagrada
Familia? Familia pobre pero
muy religiosa. En casa había trabajo, recogimiento, vida familiar y
comunitaria. Cada año viajaban a Jerusalén para la celebración de la Pascua.
Familia pobre, pero muy religiosa.
En el hogar de Nazaret, había
recogimiento, interior, silencio, oración, trabajo, diálogo, donación y entrega
mutua (Mt 2, 21- 22; Lc 2, 41). El Divino Niño era enseñado por María y José en
todo lo referente a la cultura religiosa del Pueblo de Israel.
En la Sagrada Familia había vida
comunitaria y fraterna, compartiendo de manera fraterna y solidaria con la
Comunidad de Nazaret; vecinos, familiares y paisanos. De seguro que eran
miembros muy activos de la Comunidad,
Reflexión.
¿Tenemos realmente la voluntad de
imitar las virtudes de la Sagrada Familia? ¿Nos preocupamos por el bienestar de
los demás, especialmente los más pobres? ¿Tenemos la disponibilidad para
compartir nuestros valores con los hermanos de la comunidad?
13) El
Niño Jesús en medio de los Sabios y Doctores.
“Sus padres iban cada año a Jerusalén
para la fiesta de la Pascua, cuando el niño cumplió doce años, subieron a
celebrar la fiesta, según la costumbre” (Lc 2, 41-42). “Al terminar la fiesta,
cundo regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres”
(Lc Lc 2, 43) “Estos creían que iba en la caravana, y al terminar la primera
jornada lo buscaron entre los parientes y conocidos. Al no encontrarlo
regresaron a Jerusalén en su busca” (Lc 2, 44-45).
“Al cabo de tres días, lo encontraron en el
templo sentado en medio de los doctores, no solo escuchándolos, sino También
haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían estaban sorprendidos de su
inteligencia y de sus respuestas” (Lc 2, 46-47) “Al verlo se quedaron
asombrados y su madre le dijo: “Hijo, ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y
yo te hemos buscado angustiados” (Lc 2, 48). Él les contestó: “¿Por qué me
buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre” (Lc 2,49)
“Pero ellos no comprendieron lo que les decía? Bajó con ellos a Nazaret, donde
vivió obedeciéndolos. Su madre conservaba todos estos recuerdos en su corazón,
Jesús iba creciendo en sabiduría, es estatura y en aprecio ante Dios y ante los
hombres (Lc 2, 50- 52)
Reflexión.
¿Tenemos la disponibilidad para
dejarnos conducir y enseñar por el Divino Niño? ¿buscamos realmente el
conocimiento de la Palabra de Dios o nos contentamos con sólo rezos y cantos?
¿Estamos dispuestos amar y seguir al Divino Niño al compromiso que nos invita?
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