ASÍ QUE POR
SUS FRUTOS LOS RECONOCERÉIS. (Mt 7, 20)
DIVINO NIÑO JSÚS EN VOS CONFÍO
Iluminación: «No todo el
que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial. (Mt 7, 21)
La Voluntad de Dios es poner
en práctica la Ley del Amor. (cfr Jn 13, 34) Escrita en nuestro corazón por la acción
del Espíritu Santo en virtud de la Muerte y Resurrección de Jesucristo en lo
que Él selló la Nueva Alianza para pertenecerle, para amarlo y servirlo. El
Espíritu Santo nos da el discernimiento de espíritus para discernir entre lo
bueno y lo malo, rechazar la malo y hacer lo bueno (Rm 12, 9) Nadie da lo que
no tiene, si no tenemos la Ley del Amor en nuestros corazones, toda nuestra
religiosidad es falsa y no es agradable a Dios (cfr Hb 11, 6) Un corazón vacío
de Amor, está muerto porque sus manos están manchadas de sangre (Is 1, 15)
Sin justicia y sin
obediencia, no tenemos fe ni amor, ni a Dios ni al prójimo. Así lo dice Lucas. «¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor”, ¿y no
hacéis lo que digo? (Lc 6, 46) Sin amor no le hacemos justicia a Dios, no
guardamos ni sus Mandamientos ni su Palabra (cfr Jn 14, 21. 23) La voluntad de
Dios es creer en Jesús y amarlo (cfr 1 Jn 3, 23) Hay fe donde hay amor divino
derramado en nuestros corazones juntamente con el Espíritu Santo (Rm 5, 59)
¿Dónde no hay fe? No hay fe donde reina la
soberbia, la mentira, la envidia, el odio, la hipocresía y la maledicencia (1
de Pe 2, 1) Entonces nuestras oraciones y nuestras acciones no son gratas ni
agradables a Dios: «¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis
lo que digo? Con palabras de Mateo: «No todo el que me diga:
"Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la
voluntad de mi Padre celestial. (Mt 7, 21) El amor brota de una fe sincera, de
un corazón limpio y de una conciencia recta (1 de Tm 1, 5) Entonces nuestros
sacrificios son vivos, santos y agradables a Dios (cfr Rm 12, 1).
Lo anterior nos pide tener a
un Cristo vivo y resucitado en nuestro corazón para que habite por la fe en
nuestro interior y podamos ser así: Casas de Oración y no cueva de ladrones (Ef
3, 17[um1] ; Lc 19, 46,
Mt 21, 12s)
Una religión
sin amor es falsa y genera falsos profetas.
Los falsos profetas son aquellos
que usan la religión o la fe de la gente para sus propios intereses, predican
medias verdades. Lo hacen por dinero y hablan de la “teología de la prosperidad”
de “Paren de sufrir, es decir “bájense de la Cruz” Son buscadores de poder, de placer
y de tener, se olvidan las Palabras de Jesús: Nadie
puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se
entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.
(Mt 6, 24) Mezclan la fe con lo mundano y pagano, y a la mezcla produce
tibieza: “Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá
fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni
caliente, voy a vomitarte de mi boca.” (Apoc 3, 15- 16)
Las Palabras
de Jesús son veraces.
Muchos
me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y
entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de
iniquidad!" (Mt 7, 22- 23)
No hiciste
la Voluntad de mi Padre, no me amaste, no me serviste y no me seguiste. No me
amaste en los pobres, en los menos favorecidos, te aprovechaste de la fe de los
pobres para enriquecerte y te olvidaste de lo más esencial: El Amor de Dios para
todos
Recordar que
la fe sin obras está muerta para buscar el arrepentimiento.
¿De qué
sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso
podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del
sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y
hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así
también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta. (Snt 2, 14- 17).
El que tiene
fe en Cristo guarda los Mandamientos y guarda su Palabra, aino es un mentiroso
y la verdad no está en él (cfr 1 Jn 2, 3-4) El apóstol Santiago nos recuerda
sobre la religión que Jesucristo fundó: la religión del Amor: La religión pura e intachable ante Dios Padre es
ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse
incontaminado del mundo. (Snt 1, 27) Te contaminas quebrantando la Ley
del Amor, pecando.
Nadie se salva sin la fe y nadie se salva sin las obras.
Y al
contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame
tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe. ¿Tú crees que hay un solo
Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan. ¿Quieres saber tú,
insensato, que la fe sin obras es estéril? (Snt 2, 18- 20)
El profeta
Samuel nos ha dicho que para Dios somos trasparentes, no podemos ocultarle
nuestros pecados debajo del tapete: Pero
Yahveh dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le
he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el
hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón.» (1 de Sm 16.
7)
Para el profeta Jeremías la fe es confianza en Dios: Así dice
Yahveh: Maldito sea aquel que fía en hombre, y hace de la carne su apoyo, y de
Yahveh se aparta en su corazón. Pues es como el tamarisco en la Arabá, y no
verá el bien cuando viniere. Vive en los sitios quemados del desierto, en
saladar inhabitable. Bendito sea aquel que fía en Yahveh, pues no defraudará
Yahveh su confianza. (Jer 17, 5-7)
Cristo
vendrá a dar a cada uno según sus obras.
El hombre justo
es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la corriente
echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor, y estará su follaje frondoso;
en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto. El corazón es lo más
retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce? Yo, Yahveh, exploro el corazón,
pruebo los riñones, para dar a cada cual, según su camino, según el fruto de
sus obras. (Jer 17, 8- 10)
Jesús no
obliga ni manipula ni engaña, Él siempre dirá: “Si tú quieres.” Cree en mí, ámame
y sígueme. Camina conmigo.
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