NUESTRA FE CATÓLICA ES TRINITARIA Y ES PARA SERVIR.

 NUESTRA FE CATÓLICA ES TRINITARIA Y ES PARA SERVIR.



Hermanos: Me arrodillo ante el Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, para que, conforme a los tesoros de su bondad, les conceda que su Espíritu los fortalezca interiormente y que Cristo habite por la fe en sus corazones. (Ef 3, 14- 17)

Nuestra fe católica es Trinitaria. Creemos en el Padre, el Hijo y en el Espíritu Santo. Pero, sobre todo, es Cristo céntrica, porque ha sido el Verbo Padre que ha tomado rostro humano para poner su Morada entre nosotros (Jn 1, 14) Se hizo hombre para salvarnos del pecado y llevarnos a la Casa del Padre. Y es Neonatológica porque el Espíritu Santo es el que nos guía (Rm 8, 14) y actualiza en nuestra vida hoy, la Obra redentora de Cristo.

Por la fe somos hijos de Dios (Gál 3, 27) Somos templo vivos del Espíritu Santo, (1 de Cor 6, 19 ) y somos miembros del Cuerpo de Cristo ( 1 se Cor 12, 27) Por la fe y el bautismo somos incorporados en la Vida Trinitaria (cf Gál 3, 26- 27) Y por la fe de Jesucristo nuestros pecados son perdonados y recibimos el Espíritu Santo (Rm 5, 1)

Nuestra fe católica es también Eclesiológica porque todos los bautizados tenemos la misma fe: Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. (Ef 4, 4- 6) Todos somos iguales en dignidad.

Nuestra fe católica es también Antropológica porque por la fe y em bautismo hemos pasado de la muerte a la vida para ser hombres nuevos en Cristo resucitado, el Hombre Nuevo. (Ef 3, 23- 24) Porque somos de Cristo somos “Una Nueva Creación” donde lo viejo ha pasado (2 de Cor 4, 17).

Nuestra fe católica es también Pascual por que estamos pasando de la muerte a la vida, del pecado a la Gracia, de las tinieblas a la luz, de la idolatría a la libertad, de la aridez a las aguas vivas (Col 1, 13- 14; Ef 2, 4- 6; Ef 5, 7-9: Jn 7, 3- 38) Todo el que pertenece a Cristo está crucificado con él, stá muriendo al pecado y viviendo para Dios (Gál 5, 24) Es un pasar de Casa, de Dueño, de Padre, de Vestido, de Espíritu; es un pasar de las tinieblas a la Luz. Esto es convertirse a Jesucristo.

Nuestra fe cristiana es también Mariana. Por que María una mujer aldeana fue elegida y consagrada para ser la Madre del Mesías de Israel. Ella es la Virgen de la que nació Emmanuel Dios con nosotros (Mt 1, 23) Ella es la mujer de la que nació Jesús, el salvador de los pecados del pueblo (Mt 1, 21) Jesús es Cristo y Cristo es Dios (Rm 9, 5) Por eso la Escritura la nombre la Madre del Señor (Lc 1, 43) Y El Señor antes de su muerte la nombre como la madre de la Iglesia (Jn 19, 26),

La experiencia del amor de Dios pide la experiencia cristiana.

Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios.  (Ef 3, 17-20)

Se trata de la experiencia de a presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en nuestra vida. Experiencia que nos eja como huella el Amor a Cristo, a su Palabra, a su Oración y a su Iglesia. Amor que se manifiesta en el Servicio a Cristo y a su Iglesia. Los dones crecen con el uso de su ejercicio para luego vernos colmados del Gozo del Señor.

Para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo. (Ef 4, 12- 13)

 

 

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