DOMINGO 6
DE OCTUBRE DEL 2024
Primera
lectura
Lectura del
Libro del Génesis
En aquel
día, dijo el Señor Dios: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a
alguien como él, para que lo ayude”. Entonces el Señor Dios formó de la tierra
todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y los llevó ante Adán
para que les pusiera nombre y así todo ser viviente tuviera el nombre puesto
por Adán.
Así, pues,
Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y
a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para
ayudarlo.
Entonces el
Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó
una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le
había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste
exclamó:
“Ésta sí es
hueso de mis huesos y carne de mi carne. Ésta será llamada mujer,
porque ha sido formada del hombre”. Por eso el hombre abandonará a su padre y a
su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Gn 2, 18-24
Segunda
lectura
Lectura de
la carta a los Hebreos
Hermanos:
Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre;
pero sí vemos ya al que por un momento Dios hizo inferior a los
ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y
honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que él sufrió redunda en bien
de todos.
En efecto,
el creador y Señor de todas las cosas quiere que todos sus hijos tengan parte
en su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el
sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.
El
santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se
avergüenza de llamar hermanos a los hombres. Heb 2, 8-11
Evangelio
del Día
Lectura del
santo Evangelio según San Marcos
En aquel
tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a
prueba: “¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?”
Él les
respondió: “¿Qué les prescribió Moisés?” Ellos contestaron: “Moisés nos
permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa”.
Jesús les dijo: “Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de
ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y
mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su
esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola
cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”.
Ya en casa,
los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: “Si
uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la
primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete
adulterio”.
Después de
esto, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los
discípulos trataban de impedirlo.
Al ver
aquello, Jesús se disgustó y les dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí y
no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les
aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Después
tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos. Mc 10, 2-16
Palabras
del Santo Padre
En el
proyecto originario del Creador, no es el hombre el que se casa con una mujer,
y si las cosas no funcionan, la repudia. (…) Esta enseñanza de Jesús es
muy clara y defiende la dignidad del matrimonio como una unión de amor que
implica fidelidad. Lo que permite a los esposos permanecer unidos en el
matrimonio es un amor de donación recíproca sostenido por la gracia de Cristo.
Si en vez de eso, en los cónyuges prevalece el interés individual, la propia
satisfacción, entonces su unión no podrá resistir. Y es la misma página
evangélica la que nos recuerda, con gran realismo, que el hombre y la mujer,
llamados a vivir la experiencia de la relación y del amor, pueden dolorosamente
realizar gestos que la pongan en crisis. (…) El modo de actuar de Dios mismo con
su pueblo infiel —es decir, con nosotros— nos enseña que el amor herido puede
ser sanado por Dios a través de la misericordia y el perdón. (Ángelus, 7 de
octubre de 2018)
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