LLAMADOS A SER APÓSTOLES DE JESÚS.
En aquel tiempo, llamando Jesús a sus doce discípulos, les dio poder
para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y
dolencias. (Mt 10, 1)
En el evangelio de san Marcos nos dice el por qué los llamo: Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde
él. (Mc 3, 13) Subir al monte es ir al encuentro con Dios, pasó la noche
en oración; para luego al bajar del monte va y se encuentra con sus discípulos,
más de 500, entre ellos había hombres y mujeres. “Llamó a los que él quiso”.
Los llama por amor a los Doce para ser sus apóstoles, sus enviados y sus
mensajeros. Ellos le responden y vienen con él. Ser apóstol no es un derecho,
es un don de Jesús, no hay méritos personales. Él llama a los que quiere y lo hace
por amor.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón,
llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos del
Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de
Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor. (Mt
10, 2- 4).
No llamó a ángeles, sino a hombres imperfectos y pecadores, inmaduros y
con muchas imperfecciones. Pedro en cierta ocasión le dijo: “Apártate de mí que
son un pecador (Lc 5, 10) Santiago y Juan eran violentos, agresivos y envidiosos,
buscaban los primeros lugares. (Mt 20- 22) Mateo era cobrador de impuestos al servicio
de los romanos, era ladrón y odiado por los judíos, como también por los romanos.
Simón el cananeo era un sicario, al servicio de terroristas que luchaban contra
Roma y su Imperio. Judas Iscariote, amante d ela bolsa que fue el traidor. “Todos
erran pecadores necesitados de la Gracia de Dios” (Rm 3, 23) A todos Jesús
llamó y trabajó en su conversión que es lograda hasta después de la
Resurrección.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: "No vayan a
tierra de paganos, ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en
busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. (Mt 10, 7)
En este primer envío es para
la casa de Israel, no para los paganos ni para los samaritanos, Después de la
Resurrección serán enviados a todas las naciones, a todo el mundo, hasta los
confines d ela tierra. (Mt 28, 18- 20;
Mc 16, 15- 16) Son enviados a donde va pasar Jesús para que le preparen el
camino: “Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los
cielos". Jesús se identifica como el Reino de los Cielos o Reino de Dios.
Para entrar en él hay creer en Jesús y convertirse a él (Mc 1, 15; Mt 4, 17)
Convertirse es pasar del judaísmo a Jesús; del paganismo a Jesús; de las obras
muertas del pecado a Jesús.
Convertirse es pasar del hombre viejo
al Hombre nuevo (Ef 4, 23- 24) Es pasar del Pecado a la Gracia (Ef 2, 1- 4) De
las tinieblas a la Luz (Ef 5, 7-9) Es pasar de la cueva de ladrones a la Casa
de Dios (cf Jn 2, 13- 16 ) De la esclavitud a la libertad, (Gál 5, 1) de la
aridez a las aguas vivas (Jn 7, 37), La conversión pide y exige despojarse del
traje de tinieblas para revestirse con el traje de la Luz (Rm 13, 13) Abandonar
los ídolos para ir hacia un Dios vivo y verdadero para servirlo (1 de Tes 1, 9)
La conversión pide y exige tener un
corazón limpio, una fe sincera y una conciencia recta (1 de Tim 1, 5) Para que
pueda ser fuente del Amor, de la Paz y del Gozo. Esto es posible cuando Jesús
nace y crece en nuestro corazón (Ef 3, 17) Es entonces cuando nos apropiamos de
los frutos de la Redención para entrar en el Reino de Dios. Un Reino de Verdad,
de Bondad y de Justicia (Ef 5, 9) Un Reino de Amor, Paz y Gozo en el Espíritu
Santo. (Rm 14, 17)
Todo lo anterior es posible por la fe
en Jesucristo que nos amó y se entregó por nosotros para el perdón de nuestros
pecados y resucitó para darnos vida eterna (Rm 4, 25) Sin resurrección no hay
vida y no hay conversión. Los apóstoles se convirtieron después de la
Resurrección de Jesús, sólo Judas no llegó a la Resurrección, el remordimiento
lo hizo quedarse en la muerte. Los otros entraron en la muerte de Jesús y en su
Resurrección, fueron sus testigos y todos murieron por Jesús y por su Causa.
Para nosotros la conversión es llenarse
de Cristo y revestirnos de él para poder poseer el traje de bodas, una
conciencia limpia y recta con una fe sincera con nuestra confianza puesta en
Jesús, obedecerlo, amarlo y servirlo. Nuestra conversión pide romper con el pecado
para poder participar de la naturaleza divina (2 de Pe 1, 4b) Y crecer en la
fe, la esperanza y en la caridad. (2 de Pe 1, 5- 8)
El apóstol primero fue discípulo, y
antes fue un creyente, ahora como apóstol, nunca debe dejar de ser creyente y discípulo
para que siga aprendiendo del único Maestro Jesús de Nazaret..
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