LA
LEY DEL TALIÓN CONTRA LA LEY DE AMOR DE CRISTO.
No jurarás en vano:
“Habéis
oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás
al Señor tus juramentos” . (Mt 5, 33) «Sacrificio ofrece a Dios de acción de
gracias, cumple tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la
angustia, te libraré y tú me darás gloria.» (Slm 50, 14. 15) Si haces un voto a
Yahveh tu Dios, no tardarás en cumplirlo, porque sin duda Yahveh tu Dios te lo
reclamaría, y te cargarías con un pecado. Si te abstienes de hacer voto, no
habrá pecado en ti. Pero lo que salga de tus labios lo mantendrás, y cumplirás
el voto que has hecho voluntariamente a Yahveh tu Dios, lo que has dicho con tu
propia boca. (Dt 23, 22- 24) Más Jesús nos dice: “No hagáis promesas que no
pueden cumplir”; eso sería una mentira que estamos siempre escuchando.
No jurará en modo alguno:
“Pues
yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo , porque es el trono de
Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén ,
porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a
uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje:
"Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene del
Maligno”. (Mt 5, 34- 37) Para Jesús el hombre que camina en la Verdad es un
hombre nuevo, responsable de sus pensamientos, palabras y obras: Es un hombre
libre, capaz de renunciar a lo malo y capaz de hacer lo bueno, como amar y
servir. Es un hombre que sostiene su palabra porque es honesto honrado y es
íntegro. No es como ua yerba sacudida por el viento que dice una cosa y luego
la cambia, no tiene integridad, no tiene autoridad.
No a la Ley del Talión:
“Habéis
oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente”. (Mt 5, 38) Jesús nos ha
traído la Ley del Amor, para vencer la ley de Talión, sólo amando y perdonando
a quién nos haya ofendido podemos vencer el mal: Ama a tu enemigo y reza por el
que te persigue (Lc 6, 27) “Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien
ante todos los hombres: en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz
con todos los hombres; no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos
míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo
daré el pago merecido, dice el Señor. Antes al contrario: si tu enemigo tiene
hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así,
amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal; antes bien,
vence al mal con el bien”. (Rm 12, 17- 21) Con la Ley del Amor, Jesús, saca la
Ley del Talión.
Evita todo conflicto que te puede
llevar a la violencia:
“Pues
yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla
derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte
la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete
con él dos”. (Mt 5, 39- 41)Evita el conflicto; evita caer en la agresividad y
en la violencia, rechaza el mal y haz el bien. Sólo lo podemos sí tenemos una
fe sincera unida a una caridad ardiente. De un corazón vacío de amor, sólo sale
la agresividad y la violencia.
No a ser agiotistas:
A
quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.(Mt
5, 42) Prestar es un servicio, cuando se la hace al pobre, al Señor se le hace.
(Prov 19. 17) Un agiotista que solo presta
con intereses, y altos, no puede ser un cristiano. Como se puede servir a dos
señores, a Dios y al dinero (Mt 6, 24) Existen muchos creyentes y muy piadosos,
pero, son esclavos del dinero, su fe es falsa. Llegan hasta la idolatría,
su dios es el dinero. “Más bien, amad a
vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y
vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno
con los ingratos y los perversos” (Lc 6, 35).
Sí a la Ley del Amor:
“Habéis
oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo:
Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre
celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e
injustos”. (Mt 5, 43- 45) Fuera de tu vida la Ley del Talión.
No a los amores fingidos (Rm 12, 9)
Porque
si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo
también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué
hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? (Mt 5, 46- 47)
Los amores humanos son fingidos, son pura fachada (Rm 12, 9) El amor sincero
nace de la fe sincera y de un corazón limpio, acompañados de una conciencia
recta (1 de Tim 1, 5) Esta consiste en dar la Gloria a Dios y el bien a los
hombres.
Llamados a la perfección cristiana:
Vosotros,
pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. (Mt 5, 48) Ser
perfecto sólo Dios lo es, nosotros somos perfectibles. Llamados a crecer y madurar
como personas en la fe. Dejemos de ser como cañas débiles sacudidas por cualquier
viento de doctrina (Ef 4, 14) La perfección se alcanza por la caridad, viviendo
y caminando en la verdad que nos hace libres (Jn 8, 32) “Sed
compasivos, como vuestro Padre es compasivo”.
(Lc 6, 36) “Despojándonos del hombre
viejo para revestirnos del Hombre nuevo en justicia y en santidad (Ef 4, 23-
24) Lo que implica seguir a Cristo, morir con él para resucitar con él a una
nueva vida (Lc 9, 23; Rm 6, 11) El hombre nuevo, que ha nacido de Dios (Jn 1,
12) No está hecho, sino haciéndose en Cristo, tarea que llega hasta la muerte.
Llamados a la conversión:
A lo anterior Jesús le llamó: Fe y conversión (Mt 4, 17) La conversión es llenarse, es
revestirse de Cristo hasta poseer las lámparas encendidas y la túnica puesta
(Lc 12, 35) Las lámparas son las virtudes: Vigor, fuerza y poder de Dios, llamadas armas de luz, armadura de Dios (Rm 13, 12) Para revestirse de Jesucristo
(Rm 13, 14). El Amor es el padre de todas las Virtudes, como de la misma manera,
el Ego es el padre de todos los vicios que nos dejan desprovistos y desnudos de
la Gracia de Dios. "Huyan de las pasiones de la juventud y revistanse de las virtudes (2 de Tim 2, 22)
Todo
lo anterior sólo se puede realizar por la acción y la fuerza de Espíritu
Santo y con nuestros esfuerzos, renuncias y sacrificios. Dios y nosotros.
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