LA PALABRA DE DIOS ES VIVA
Y EFICAZ Y DESCUBRE
LOS PENSAMIENTOS E INTENCIONES DEL CORAZÓN.
Iluminación: "De ahí que también por nuestra parte no cesemos de dar gracias a
Dios porque, al recibir la Palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no
como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de Dios, que
permanece operante en vosotros, los creyentes."(1 de Ts 2, 13)
La
Palabra de Dios no está encadenada, sino que se extiende hasta los confines de
la tierra con la fuerza del Espíritu Santo, y está dando frutos de vida eterna
en todo tiempo y en todo lugar. Sin acepción hombres y mujeres, pobres y ricos,
cultos e incultos, todos al escuchar la Palabra de Dios quedan embarazados con
el Amor, la Verdad y la Vida que con la fuerza del Espíritu Santo nos lleva a
un Nuevo Nacimiento, para nacer de lo Alto, nacer de Dios.
La
Palabra de Dios y el Espíritu Santo son inseparables. Jesús fue ungido con el
Espíritu Santo para anunciar, predicar y proclamar la Palabra bendita de Dios.
De esta manera sembraba el Reino de Dios en el corazón de los hombres. Jesús
ungido con el Espíritu de Dios proclama su Mensaje con Poder, con Autoridad, y
no como los escribas (Mt 7, 29) Su autoridad venía de su integridad de vida.
Entre su ser, su decir y su actuar había unidad, por eso su Palabra era
poderosa y podía desenmascarar a los espíritus impuros o inmundos. "Había precisamente en su sinagoga un
hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos
nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres
tú: el Santo de Dios.» Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de
él.» Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y
salió de él."(Mc 1, 23- 26).
La Palabra de Dios es poderosa.
La acción de la
Palabra en nuestros corazones y en nuestras vidas tiene un objetivo bien claro:
que lleguemos a ser “alabanza de la gloria de Dios.” (Ef 1, 12. 14) Jeremías
dice: “Me sedujiste Señor y me dejé seducir” (Jer 20, 7) La primera luz de la
Palabra en nuestra vida es convencernos de que Dios nos ama. (Jn 3, 16) En
segundo lugar nos convence de que somos personas valiosas, importantes y dignas
para Dios. (Is 43, 1- 4) En tercer lugar nos convence de que somos pecadores,
necesitados de la gracia de Dios. (Rm 3, 21) En cuarto lugar nos convence que
bajo las estrellas del Cielo sólo Cristo pude darnos vida eterna (Hch 4, 12)
La Escritura nos
dice: "Es cierta y digna de ser aceptada
por todos esta afirmación: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores;
y el primero de ellos soy yo."(1 de Tim 1. 15) Palabra que llega a
nosotros como lluvia: "Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos
y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar,
para que dé simiente al sembrador y pan para comer, 11.así será mi palabra, la
que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo
que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié."(Is 55, 10)
Jeremías
nos habla de la Palabra diciendo: "¿No es así mi palabra, como el fuego, y
como un martillo golpea la peña?"(Jer 23, 29) Fuego que quema pero, no
destruye, tan sólo purifica la escoria del metal precioso (Jer 15, 19) Con el
martillo se golpea la piedra y se le hace pedacitos, se le pega al clavo y se
mete o se mete. Así la Palabra de Dios,, fuego y martillo, nos golpea, y
purifica nuestros corazones para que demos fruto en abundancia.
La
Palabra es Luz que ilumina el camino de los ciegos. Nos enseña a discernir
entre lo bueno y lo malo: "Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para
mi sendero. He jurado, y he de mantenerlo, guardar tus justos juicios.
Humillado en exceso estoy, Yahveh, dame la vida conforme a tu palabra."
(Slm 119- 105- 107) La Luz es vida, es amor es verdad. A sí lo dice Jesús:
"Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me
siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»"(Jn
8, 12) El que no conoce la Palabra está ciego, no reconoce su pecaminosidad y
se cree que es buena gente. Por esta razón Pablo nos dice: “Que la Palabra de
Dios habite en sus corazones con toda su riqueza” (cf Col 3,16)
La
Palabra de Dios es Espada de doble filo” llamada también la “Espada del
Espíritu”. (Ef 6, 17) Con un filo corta y hiere y con el otro filo sana y
consuela. Con un filo nos muestra nuestra maldad y con el otro nos guía a la
Casa del Padre. Con un filo nos muestra que estamos equivocados y con el otro
filo nos invita a entrar por el camino que lleva a Dios. La Palabra de Dios es vida y es para vivirse, para ponerla en practica, para que se haga vida en nosotros.
La
Palabra nos habla de dos puertas, una es angosta y la otra es estrecha (Mt 7
13) Nos habla de dos caminos,(Mt 7, 14) de dos árboles, (Mt 7, 18) de dos
Señores, Dios y el dinero. (Mt 6, 24) De dos estilos de vida: la carne y el
Espíritu, uno lleva a la muerte y el otro lleva a la vida, (Gál 5, 16) de dos
reinos el de la Luz y el de las tinieblas. (Col 1,13) En ¿Cuál reino estamos? A
esta pregunta nos hacemos otra pregunta: ¿Cuál voluntad estamos haciendo, la
nuestra o la de Dios? Si hacemos nuestra voluntad estamos en el reino de las
tinieblas, si estamos haciendo la voluntad de Dios, estamos en el reino de la
Luz. La Palabra misma nos lo aclara: "«No todo el que me diga:
"Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad
de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros?"(Mt 7, 21- 22).
Y
¿Cuál es la voluntad de Dios? Qué creamos en su Hijo y lo obedezcamos. Qué
hagamos lo que él nos diga (Jn 2, 5) Para que sean mis amigos, mis discípulos y
sobre todo que se hagan hijos de Dios y hermanos unos de los otros. Para que
sean Unidad con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo desde la Iglesia, Comunidad
de Cristo. Escuchar la Palabra significa adherirse a ella para obedecerla, es escuchar más con el corazón que con los oídos, pues la Palabra debe mantenerse fija en el corazón (Dt 6, 6) Y da fruto cuando cae en un terreno fecundo y fértil, en un corazón bueno y perfecto (cf Lc 8, 15)
"Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: .y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio;"(Jn 16, 7-8) El Paráclito es el Maestro que nos enseña, al Abogado que nos defiende y el Consolador que nos consuela. Nos muestra nuestros pecados, nos habla del juicio (la muerte y resurrección de Jesús) y nos lleva por el camino de la rectitud. Pero ante todo no endurezcamos el corazón a la Palabra, que injertada en nosotros es capaz salvar nuestras almas, abandonemos toda inmundicia" y dejemos conducir por la Palabra de vida (Snt 1, 21s).
La Palabra es la
brújula que nos lleva desde el “embarazo hasta el Nacimiento, de este, hasta la
Pascua y a la glorificación de Jesucristo. El camino es guardar los
Mandamientos, guardar la Palabra (Jn 14, 2.23) Para que comprendamos las
Palabras de Pedro: Señor, tú tiene palabras de vida eterna. “Tus palabras son
espíritu y son vida (Jn 6, 68). El proceso de a seguir lo indica la palabra en
Lucas: Escuchar la palabra de Dios. Lavar las redes (Los pecados). Formarse en
la Palabra. Remar mar adentro y echar las redes a la derecha (Obedecer). La
pesca milagrosa. La admiración y el rendimiento ante el Señor y el llamado a
ser pescadores de hombres. Ellos lo dejaron todo por Jesús. (Lc 5, 1- 11)
La palabra nos
engendra para la fe (Rm 10, 17) Nos consagra a Dios en la verdad, su Palabra es
la Verdad (Jn 17, 17) Nos conduce a la salvación (2 de Tim 3, 14) Y nos lleva a
la perfección cristiana. (2 deTim 3,17) Es Palabra poderosa que tiene poder
para llevarnos a la vida eterna, al conocimiento de Dios. Todo lo que tenemos
que hacer es creer y vivirla, es decir, ponerla en práctica para tener una casa
firme que no sea derrumbada por los vientos y las tempestades (Mt 7,24)
Escuchemos al
apóstol Santiago: "Poned por obra la
Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque
si alguno se contenta con oír la Palabra sin ponerla por obra, ése se parece al
que contempla su imagen en un espejo: se contempla, pero, en yéndose, se olvida
de cómo es."(Snt 1, 22- 24) El apóstol Juan nos dice. El que escucha mi
palabra y la pone en práctica, ese es el que me ama, yal que me ama, mi Padre
lo ama y venimos habitamos en él (cf Jn 14, 23)
En la Palabra de
Dios está la energía, la fuerza y el poder de Dios, por eso la Palabra es la
semilla del Reino de Dios que tiene la semilla del amor, de la santidad, de la
libertad de la misericordia, es el germen de todas y de cada una de las
virtudes cristianas. Que son Palabra de Dios puestas en práctica. Palabras
vividas. Y para el que guarda los Mandamientos, guarda también la Palabra ya
que los Mandamientos son palabras divinas, palabras antas, palabras de Dios.
El conocimiento
de la Palabra nos lleva a la Luz. La luz nos lleva a la separación del pecado,
luego nos lleva la ornamentación, la práctica de las virtudes cristianas. (cf
Gn 1, 1- 4)
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