APROPIARSE DE LAS BENDICIONES DE DIOS EN
CRISTO ES POSEER LA GRACIA DE DIOS.
Yo, Pablo, apóstol de Cristo Jesús por
voluntad de Dios, les deseo a ustedes, los hermanos y fieles cristianos que
están en Éfeso, la gracia y la paz, de parte de Dios, nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
ha bendecido en él con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Pablo, siervo, discípulo, apóstol, mensajero y predicador
de Cristo Jesús. Elegido por amor para ser instrumento valioso de Dios en favor
de toda la humanidad. Nos presenta hoy el “Plan de Dios” para todo hombre y para
todos los hombres. Ya que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen
al conocimiento de la verdad. (1 de Tim 2, 4) Y la verdad es que somos benditos
en Cristo. Bendecir significa que Dios nos hace partícipes de lo que él tiene,
y de lo que él es: Padre, Amor, Perdón, Libertad, Santidad, Justicia y
Misericordia.
La primera bendición es la elección. El nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor. La elección, es eterna, no hay méritos de nuestra parte. Dios nos eligió por amor y para amar. La elección por amor y reúne tres características. Es gratuita, no se vende y no se compra. Es un don de Dios. la segunda es irrevocable. Está ahí, descúbrela y realízala. Y La tercera es funcional. Existimos para algo, tenemos una misión, Quien responde a la misión se hace responsable, libre y capaz de amar.
La segunda bendición es la filiación. “Y determinó, porque así lo quiso, que, por
medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la
gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.” El único
destino que aceptamos es el que Dios nos ha dado: Ser hijos de Dios en Cristo.
La filiación nos lleva a la fraternidad. Somos hijos y somos hermanos con la
misión de servir a Dios y los hermanos.
La tercera bendición es la Redención. Pues por Cristo, por su sangre, hemos
recibido la redención, el perdón de los pecados.
La redención hace referencia al sacrificio perfecto que
Cristo ofreció al Padre en favor de todos los hombres. Es el precio que Cristo
paga por nuestra salvación. En virtud de su sangre nuestros pecados son
perdonados (Ef 1, 7) Y por la virtud de su sangre nuestros corazones quedan
limpios de los pecados que llevan a la muerte (Heb 9, 14)
La cuarta bendición es la santificación. “El ha prodigado sobre nosotros el tesoro de
su gracia, con toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de
su voluntad.” El misterio de Dios
que estaba oculto y que ha sido descubierto por la predicación del Evangelio es
la “Salvación para todos los hombres. Judíos y gentiles.”
Esta salvación, don gratuito de Dios llega a nosotros por la Justificación
por la fe de Jesucristo. La redención es para todos, Cristo murió por todos,
creyentes y no creyentes. La salvación es el don que Dios ofrece a los hombres,
se le acepta o se le rechaza. A fuerza Dios no nos salva. Y la justificación
por la fe, es el medio para poseer los frutos de la redención que son el
perdón, la paz, la resurrección y el don del Espíritu Santo.
Este es el plan que había proyectado
realizar por Cristo, cuando llegara la plenitud de los tiempos: hacer que todas
las cosas, las del cielo y las de la tierra, tuvieran a Cristo por cabeza.
Cabeza con sentido religioso significa ser el principio de la vida. Cristo fue
el primero en resucitar para darnos vida eterna, para darnos Espíritu Santo.
Todo lo que Dios quiere darnos nos llega por medio de Jesucristo, y todo es
nuestro, si nosotros somos de Cristo. (1 Cor 3, 21)
Según este “Plan de Dios” que nos presenta Pablo, el que quiera estar unido a Dios que se una a Cristo. Y si alguno quiere estar unido a Cristo que se una a su Cuerpo, que es la Iglesia. ¿Cómo puede hacerse esto? Pablo lo dice: "Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús."(Gál 3, 26- 28)
Por el bautismo somos incorporados a su muerte, sepultura y resurrección
(Rm 6, 3- 5) Entramos en la Pascua de Jesús y nos apropiamos de las bendiciones
de Dios: la elección, la filiación, la redención y la santificación. Y ¿ahora
qué? El bautismo es para vivirse. Vivir como hijos de Dios en la Verdad, en el
Amor y la Justicia, es decir en la Vida (cf Jn 14, 6) Vivir como hijos de la
Luz.
Vivir la espiritualidad bíblica: Vivir
según la Gracia que hemos recibido por la Fe de Jesucristo: Con el corazón
lleno de amor que “ha sido derramado en nuestro corazón con el Espíritu Santo
que se nos ha dado” (Rm 5, 5) Esta espiritualidad nos pide algunas
recomendaciones. Lo primero es romper con el pecado. Salir del pecado para
poder llenarnos de Dios.(1 de Jn 1, 8) Lo segundo es “guardar los Mandamientos”
para poder vivir en la verdad (1 de Jn 2, 3) Lo tercer es guardarse del mundo
que ofrece poder, tener y placer. No amen al mundo, amemos al Señor Jesús y
tendremos vida eterna (1 de Jn 2, 15). En cuarto lugar, guárdense de los falsos
profetas (1 de Jn 2, 18) que trafican con la Palabra de Dios, tal como lo dice
Pablo: "Antes bien, hemos repudiado el silencio vergonzoso no procediendo
con astucia, ni falseando la Palabra de Dios; al contrario, mediante la
manifestación de la verdad nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia
humana delante de Dios."(2 de Cor 4, 2)
El Plan o Proyecto de Dios es para conocerlo, vivirlo y ponerlo en
práctica, para poseer la Gracia de Dios e irradiarla en el rostro de los hombres
con el testimonio de vida y dando la Palabra. Para que todos lleguen al
conocimiento de la verdad, y recibiendo los Sacramentos bien recibidos, llegue
la santidad a todos, esta es la voluntad de Dios. Esto viene de nuestra fe en
Cristo Jesús, nuestro Salvador Maestro y Señor. " «Me ha sido dado todo
poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»"(Mt 28, 18- 20)
"Y les dijo: «Id por todo el mundo y
proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se
salvará; el que no crea, se condenará."(Mc 16, 15- 16)
"Al oír esto, dijeron con el corazón
compungido a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué hemos de hacer, hermanos?» Pedro
les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don
del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y
para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.»"(Hch
2, 37- 39)
En Cristo y por Cristo recibimos las bendiciones de Dios para llegar a
ser: “Alabanza de la Gloria de Dios (Ef 1, 12) Perono es sólo para los judíos,
sino también para los paganos:
"En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de
la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda de nuestra
herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria."(Ef
1, 13- 14)
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