LLÉNANOS DE TU AMOR POR LA
MAÑANA Y JÚBILO SERÁ LA VIDA TODA
En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: “Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.” Pero ellos no entendieron estas palabras, pues un velo les ocultaba su sentido y se las volvía incomprensibles. Y tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto. (Lc 9, 43-45)
Alégrate, joven, durante tu juventud, disfruta de corazón tus años jóvenes. Sigue el camino que te indique el corazón y lo que deleita a tus ojos. Pero no olvides que de todo ello Dios te pedirá cuentas. Aleja de tu corazón la tristeza y de tu cuerpo el sufrimiento; pero recuerda que los placeres de la juventud son cosas que se acaban. (Eclesiastés 9. 11- 12)
En la vida espiritual como en la física, existen diferentes etapas, desde la infancia, adolescencia, adulta y la vejez. Cada etapa tiene sus experiencias que pueden ser tristes, dolorosas, liberadoras y gozosas. Hoy la primera lectura nos habla: Acuérdate de tu Creador en tus años jóvenes, antes de que vengan los días amargos y se te echen encima los años en que dirás: “No hallo gusto en nada”. Antes de que se nuble la luz del sol, la luna y las estrellas, y retornen las nubes tras la lluvia.” (Eclesiatés 9, )Existes dos clases de personas: los que buscan y encuentran el sentido de la vida y los que no buscan y no lo encuentran, viven al margen de su realización. Caen en la frustración.
Todo tiene sentido. Desde lo malo hasta lo bueno, desde lo que lleva a la tristeza como lo que lleva a la alegría. La Biblia habla de dos clases de tristeza, una que lleva a la muerte (al Pecado) y otra que lleva a Dios. "En efecto, la tristeza según Dios produce firme arrepentimiento para la salvación; mas la tristeza del mundo produce la muerte."(2 de Cor 7, 10) Todo lo que haces o todo lo que te sucede tiene sentido, encuéntralo y realízalo. La Escritura nos dice: "Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y cae la flor; pero la Palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la Palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros."(1 de Pe 1, 24- 25) La vida es un tiempo y relativamente corto para que aprendamos el arte de vivir bien, en relación con Dios, con los otros, con la naturaleza y con uno mismo. El tiempo pasa y el fin se acerca, la vida es una enseñanza y el que no aprenda de sus propias experiencias y de las experiencias de los demás, es un tonto. “Toda carne es como la yerba que nace, crece, echa su flor, madura y luego se seca, se la corta y se echa al fuego” “Lo único que queda es la Palabra de Dios que se hace vida en nosotros.”
Jesús, el Señor tuvo también su tiempo, su fama, su prestigio y su poder ante Dios y ante los hombres. "«Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis," (Hch 2, 22) Pero Jesús supo responder al sentido de su vida: “servir con amor a los hombres” Tal como lo dice en su evangelio: “Vengo para que tengan vida y en abundancia”(Jn 1, 10).
A Jesús no lo inflan los elogios de la gente, no le mueven
la vanidad, él tiene siempre presenta la “Voluntad de su Padre.” El Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los hombres.” Pero, ellos no entendieron
sus palabras, ni su enseñanza. ¿Por qué no lo entendían? Porque mientras Jesús
les habla de dolor, sufrimiento y muerte ellos hablan de los primeros lugares y
buscaban los ser los primeros en el reino de Cristo: "Entonces
se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como
para pedirle algo. El le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos
dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu
Reino.»Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy
a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.» Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero
sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es
para quienes está preparado por mi Padre. Al oír esto los otros diez, se
indignaron contra los dos hermanos." (Mt 20. 20- 24)
"Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones
las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No
ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre
vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros,
será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a
ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»"(Mt
20, 25- 28)
El sufrimiento es parte de nuestra condición humana, tarde o temprano
llega a nuestra vida. Viene, y llega sin mucho ruido. Puede llega en la
enfermedad, en un accidente, en un fracaso, en una calumnia, en la muerte de un
ser querido, o por cualquier otro modo. El libro del Eclesiástico nos habla de
pruebas y de crisis en la fe: "Hijo, si te llegas a servir al Señor,
prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, manténte firme, y no te
aceleres en la hora de la adversidad. Adhiérete a él, no te separes, para que
seas exaltado en tus postrimerías. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en
los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el
oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación"(Eclo 2, 1-
5)
El sentido del dolor es oblativo. Es decir, podemos ofrecerlo por algo o
por alguien. No querer el sufrimiento es no aceptar ser humanos. En la medida
que puedas quítatelo, pero si no se va, entonces encuéntrale su sentido para
que no sufras en vano. Únete al sufrimiento de Cristo, como lo dice el apóstol
Pablo: "Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que
ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal
será vuestro culto espiritual."(Rm 12, 1)
Adhiérete a Cristo, ora y ofrece a Dios tus penas, tus preocupaciones
todo tu dolor y todo tu sufrimiento por los que tú amas, por su conversión, por
su salvación, por la paz entre los hombres. Y entonces, pasas de la tristeza al
gozo, aún en medio del dolor y de la cercanía de la muerte, También la muerte
tiene sentido. Cristo murió por todos (Rm 4, 25) y resucitó para darnos vida
eterna (Jn 6, 40; Rm 5, 1).
Jesús a todos nos dice: “No tengan miedo” “Yo estoy con ustedes todos
los días” (Mt 28, 20) Padece, sufre y muere con nosotros, como nosotros
padecemos, sufrimos y morimos con él: "Por esto todo lo soporto por los
elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús
con la gloria eterna. Es cierta esta afirmación: Si hemos muerto con él,
también viviremos con él; si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él;
si le negamos, también él nos negará; si somos infieles, él permanece fiel,
pues no puede negarse a sí mismo." (2 de Tim 2,
10- 12)
Digamos con el salmo responsorial: Enséñanos a ver lo que es la
vida
y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor,
vas a tener compasión de tus siervos?
¿Hasta cuándo? Llénanos de tu amor por la
mañana y júbilo será la vida toda.
Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras. R.Tu eres, Señor, nuestro refugio
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