VINO A LOS SUYOS Y ELLOS NO LO RECIBIERON.
"Viniendo
a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían
maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es
éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos
Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros?
Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» Y se escandalizaban a causa de él. Mas
Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de
prestigio.»Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe."(Mt
13, 54- 58)
¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos
milagros? El poder de Jesús le viene
de lo que sucedió en el río Jordán. Fue ungido con el Espíritu Santo para ser
Mesías, sacerdote, profeta y rey. Para que realizara “La Obra” que su Padre le
encomendó: salvar a los hombres. Todos lo conocían había estado entre ellos 30
años. Era un jornalero, obrero, carpintero. Trabajó con sus manos para mantener
a su Madre después de la muerte de José. No fue a ninguna universidad de otro
país, como él mismo lo dijo: "El que no me ama no guarda mi doctrina; y
la doctrina que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado"."(Jn
14, 24) Lleno con el Poder de Dios hacía, milagros y expulsaba a los demonios: "Pero si por el dedo de Dios expulso yo
los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios."
(Lc 11, 19)
¿No es éste el hijo del carpintero? De su padre José, Jesús aprendió el arte de
trabajar con sus manos. Hacía ventanas, puertas, sillas bancas. Como jornalero
construía casas, trabajó en la construcción de la sinagoga de su tierra. Salía
a otras poblaciones a buscar trabajo. Jesús era pobre, pero no miserable. Pablo
lo entiende y nos dice: "Pues
conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por
vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza."(2
de Cor 8, 9) Él desde la eternidad eligió nacer pobre, vivir pobre y morir
pobre. Por eso sus paisanos no creyeron en Él; sí se hubiera presentado con
camionetas blindas con costales de dinero y repartiendo entre la gente, creo
que si hubieran creído y votado por Él.
¿No se llama su madre María, y sus hermanos
Santiago, José, Simón y Judas?
Cuando hacen referencia a María, lo hacen como si ella fuera de segunda o de tercera
clase. María es la madre de Jesús, Jesús es el Cristo y Cristo es Dios. (Jn
1,1; Lc 2, 27ss) Pablo hace referencia al Plan de salvación al decirnos: "Pero, al llegar la plenitud de los
tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, .para
rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación
adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!"(Gál
4,4-6) Nos guste o no nos guste María es la Madre del Señor (Lc 2, 43)
Los llamados hermanos de Jesús, en ninguna parte de la Biblia nos dice que
sean hijos de María. En la Biblia, escrita es Arameo, cuando habla de hermanos
hace referencia a primos, tíos, familiares, paisanos. Podemos preguntarnos: ¿De
quién eran hijos estos jóvenes? Escudriñemos la Escritura. En el evangelio de
Juan: "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre,
María, mujer de Cleofás, y María Magdalena"(Jn 19,25) Tres Marías y
la hermana de María, Salomé. En el evangelio de Mateo nos dice: "Había allí muchas mujeres
mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para
servirle. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de
José, y la madre de los hijos de Zebedeo."(M7 27, 55- 56) En el
evangelio de san Lucas nos habla de María, como la madre de Santiago, está
María era la esposa de Cleofás: "Las que decían estas cosas a los
apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que
estaban con ellas." (Lc 24, 10) Podemos afirmar que los llamados
hermanos de Jesús eran hijos de una hermana de su Madre, eran sus primos.
¿de dónde le viene todo esto?» Y se escandalizaban a causa de él. San Juan
nos dice: “Vino a los suyos y no lo recibieron” (Jn 1, 11) Se les hizo poca
cosa, esperaban un Mesías triunfalista, poderoso y rico. Jesús les hablaba del
Amor de Dios que ama a todos. Que a todos perdona y salva, pero crean y conviértanse
para que entren en el Reino de Dios. Y no le creyeron, más bien se escandalizaron.
El profeta de Nazaret no fue aceptado en su tierra. Hasta trataron de matarlo: "Oyendo estas cosas, todos los de la
sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad,
y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada
su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó."(Lc
4, 28- 30) Aún no había llegado su hora.
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su
falta de fe. “Sin fe nadie le
agrada a Dios” (Heb 11, 6) Cristo es nuestra fe por eso él puede decirnos: “Sin
mi nada podéis hacer” (Jn 15, 5) En Cristo, Dios nos ha elegido y nos ha
destinado a ser sus hijos (Ef 1, 4-5) Nos ha redimido y nos ha santificado (Ef
1, 7- 8) Jesús es nuestro Salvador y es nuestra salvación. Es nuestro Maestro y
es nuestro Señor. Sólo nos pide creer en Él para salvarnos. La
salvación es don y respuesta al amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. La incredulidad
es cerrar la mene y el corazón a Dios. Es desobediencia a Dios que nos ama, nos
perdona y nos salva. Si queremos, a fuerza ni los zapatos entran.
"Por eso doblo mis rodillas ante el Padre,
de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, para que os
conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de
su Espíritu en el hombre interior, que Cristo habite por la fe en vuestros
corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con
todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis
llenando hasta la total Plenitud de Dios." (Ef 3, 14- 19) La raíz y el fundamento de la
fe es el amor, abrazados por Jesús, que nada se quede fuera de este abrazo.
La fe viene de lo
que se escucha, la Palabra de Dios. Nace y crece en la escucha atenta de la
Palabra que es Manifestación de Dios. Palabra y Oración nos revisten de Cristo
y nos llevan a vivir como Él vivió: Como Hijo de Dios, como hermano y servidor
de los hombres. Pedro el Apóstol nos dice: "Cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el
Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos
los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él; y nosotros somos
testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; a quien
llegaron a matar colgándole de un madero; a éste, Dios le resucitó al tercer
día y le concedió la gracia de aparecerse,"(Hch 10, 38- 40)
A los que creen en Jesús, Él se
manifiesta y podemos ver sus Maravillas en nuestra vida. Sus manifestaciones
son nuestra liberación del pecado; nuestra reconciliación con Dios y entre los
hombres; nos hace ser Nueva Creación y nos promueve en hijos de Dios, en
discípulos y en servidores del Reino. Hace de nosotros una Comunidad fraterna,
solidaria y servicial.
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