EL CAMINO SINODAL: UN ESTILO DE VIDA QUE HAY QUE VIVIRSE.
Lo primero es escuchar una palabra que nos invita a salir fuera del exilio para ponernos en camino de éxodo para ir a la “Tierra Prometida” que mana leche y miel, es decir, paz y dulzura espiritual. Hoy la tierra prometida es Cristo Jesús para encontrarnos con él. Encuentro liberador, gozoso y reconciliador. Nos perdona, nos da su Paz, nos da su Espíritu Santo y nos integra a. una Comunidad, “llamada el Camino” (Hch 9, 2; 18, 25) Es la Comunidad de Cristo a la que nos incorpora y reviste de Jesucristo por nuestro Bautismo. (Gál 3, 26) Lo primero es escuchar el anuncio de los Apóstoles:
"«Israelitas,
escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre
vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre
vosotros, como vosotros mismos sabéis, a éste, que fue entregado según el
determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis
clavándole en la cruz por mano de los impíos; a éste, pues, Dios le resucitó
librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su
dominio; Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido
Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado.»
Jesús
murió para el perdón de nuestros pecados, resucitó para darnos vida eterna y
darnos Espíritu Santo para ponernos de pie, ponernos en camino para trabajar en
la “Civilización del Amor.” Por su Pascua somos una Nueva Creación. Salimos de
sus manos como regalo de Dios para los demás. El hombre nuevo es responsable,
libre y capaz de amar. Es una persona que ha dejado de vivir para sí mismo,
ahora vive para Cristo y para los demás. Vive y camina junto con otros, su
camino es sinodal.
La respuesta de la gente que había escuchado el
Mensaje de los Apóstoles: .Al oír esto, dijeron con el corazón
compungido a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué hemos de hacer, hermanos?» Pedro
les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don
del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y
para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.» (Hc
37, 40) La Comunidad creció de Uno a Doce. De Doce a 120 personas, y ahora tres
mil. La Obra del crucificado está en camino.
Las cuatro columnas de la primera Comunidad
Acudían
asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del
pan y a las oraciones. (Hch 2, 42) estas cuatro columnas son un “Camino
sinodal. ¿Qué enseñaban los Apóstoles? Lo mismo que Jesús les había enseñado a
ellos: “Crean y conviértanse para que entren al reino de Dios. (Mc 1, 15) Jesús
les enseñó el arte de servir, el arte de amar y el arte de compartir (Jn 13,
13. 34; Mc 6, 36) Servir a todos, amar a todos y compartirlo todo. Jesús les
enseñó el arte de perdonar, el arte de curar a los enfermos y el arte de darse
a los demás como él lo hacía.(Mt 18, 22- 23; Jn 15 13)
La
segunda columna es la Comunión, vivir y caminar juntos, compartiendo con todos lo
que se tiene, y lo que se es. Dios creó todo para todos, que nadie sea excluido
del patrimonio al que todos le pertenecen. Aprendamos a extender la mano hacia
los pobres para compartir el don que Dios nos ha regalado. En tercer lugar está
la “Fracción del Pan” que luego fue llamada la Eucaristía y más tarde la Misa.
Era el Centro de la Comunidad en la cual celebraban la muerte y la resurrección
de Cristo. (1 de Cor 11, 25) La cuarta columna era las “oraciones” que se hacía
por las casas. La pastoral apostólica se daba en la casas, en las familias, por
eso la familia es llamada “Iglesia doméstica”. Pequeña Comunidad que nos
recuerda las Palabras del Señor: “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí
estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20)
¿Qué es entonces el sínodo y la sinodalidad? El sínodo significa “caminar juntos” para
comunicarse, para discernir juntos, deliberar juntos, trabajar juntos y
alcanzar juntos la madurez humana-cristiana. Sinodalidad significa el cómo
vivir nuestra fe católica y cristiana. Tres pasos nos presenta la Escritura:
“La Unidad en la fe” “Crecer en el conocimiento de Dios” “Hasta alcanzar la
estatura del hombre Cristo Jesús” (Ef 4, 13). La unidad en la fe es con Cristo
y en él con Dios y con la Iglesia, su Cuerpo, Pueblo de Dios y Templo del
Espíritu Santo. El fruto de esta comunión es el Amor, que significa darse,
donarse y entregarse a Dios y a los demás como servicio.
Por
eso en esta Comunidad deben de estar tres realidades que la sostienen: La
Comunión, la Participación y la Misión. Por lo mismo ha de haber una
preocupación mutua, una reconciliación continua y un compartir permanente. Para
todos buscar la Unidad y el crecimiento en la fe y en el conocimiento de Dios.
Para dar fruto y que nuestro fruto permanezca. El fruto es ser hombre o mujer
nuevos, hijos de una Comunidad Nueva en la que todos somos iguales y a la misma
vez diferentes. Cada uno es único e irrepetible, libre y capaz de amar. Llamado
a caminar en unión con otros, construyendo todos la “Civilización del amor”.
Caminar con otro es Naturaleza sinodal. Nadie se realiza sólo, necesita de los demás y
ellos necesitan de él. "Dijo luego Yahveh Dios: «No es bueno que el hombre
esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.» Entonces Yahveh Dios hizo caer un
profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las
costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahveh Dios había
tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste
exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será
llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.» Por eso deja el hombre a su
padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne. Estaban
ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del
otro." (Gn 2, 18. 22- 25).
Hombre
y mujer son la ayuda adecuada para los dos. Iguales en dignidad, pero
diferentes en carismas, se complementan mutuamente y dan a luz a sus hijos. Los
padres son la ayuda adecuada para sus hijos y ellos lo son para su padres, Los
hermanos son la ayuda adecuada para los hermanos. Y todo ser humano es una
ayuda adecuada para los demás. Nadie se realiza sólo, necesitan de los demás y
ellos necesitan de él. Fuimos creados para caminar juntos, para compartir con
los otros y apoyarnos mutuamente en los caminos de la vida.
Otro camino sinodal es el caminar con Dios. " «¿Con qué me presentaré yo a Yahveh, me
inclinaré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros
añales? ¿Aceptará Yahveh miles de carneros, miríadas de torrentes de aceite?
¿Daré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por el pecado de
mi alma?» (Dios le responde por la boca
del profeta)«Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti
reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente
con tu Dios.»"(Miq 6, 6- 8) El pueblo se siente incomodo, ha pecado mucho
y sus pecados lo atormentan y lo oprimen. ¿Qué haremos para que nuestros
pecados sean perdonados? Dios no quiere sacrificios de animales y menos
humanos. “Obediencia quiero y no sacrificios”.(Os 6, 6) Dios ama el derecho y
la justicia, es decir la santidad para caminar humildemente con él. Esto nos
lleva a guardar su Palabra y sus Mandamientos. Razón por la que el profeta
Isaías nos dice:
"Y
al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque
menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas:
lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de
hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al
oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. Venid, pues, y
disputemos - dice Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la
nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán.
Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis." (Is 1, 15- 19)
Otro camino sinodal es Dios camina con su
Pueblo. Lo libera, hace alianza con
él pueblo, lo guía y lo alimenta. Pero también lo corrige. Porque lo ama. Dios
camina con su Pueblo. De noche lo guía con una columna de fuego y de noche con
una nube: "Yahveh iba al frente de ellos, de día en columna de nube para
guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de
modo que pudiesen marchar de día y de noche. No se apartó del pueblo ni la
columna de nube por el día, ni la columna de fuego por la noche." (Ex
13, 21- 22)
El libro del
Éxodo nos habla también de la Tienda de la Reunión, el lugar de Encuentros con
el Señor: "Tomó Moisés la Tienda y
la plantó para él a cierta distancia fuera del campamento; la llamó Tienda del
Encuentro. De modo que todo el que tenía que consultar a Yahveh salía hacia la
Tienda del Encuentro, que estaba fuera del campamento. Cuando salía Moisés
hacia la Tienda, todo el pueblo se levantaba y se quedaba de pie a la puerta de
su tienda, siguiendo con la vista a Moisés hasta que entraba en la Tienda. Y
una vez entrado Moisés en la tienda, bajaba la columna de nube y se detenía a
la puerta de la Tienda, mientras Yahveh hablaba con Moisés. Todo el pueblo veía
la columna de nube detenida a la puerta de la Tienda y se levantaba el pueblo,
y cada cual se postraba junto a la puerta de su tienda."(Ex 33, 7- 10)
En
el libro de los Números nos dice que Dios estaba con su Pueblo y lo corregía
cuando había problemas. "María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa
de la mujer kusita que había tomado por esposa: por haberse casado con una
kusita..Decían: «¿Es que Yahveh no ha hablado más que con Moisés? ¿No ha
hablado también con nosotros?» Y Yahveh lo oyó. Moisés era un hombre muy
humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra. De improviso, Yahveh
dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los tres a la Tienda del Encuentro.» Y
salieron los tres. Bajó Yahveh en la columna de Nube y se quedó a la puerta de
la Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos..Dijo Yahveh:
«Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, en visión me revelo a
él, y hablo con él en sueños. No así con mi siervo Moisés: él es de toda
confianza en mi casa; boca a boca hablo con él, abiertamente y no enigmas, y
contempla la imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi
siervo Moisés?» Y se encendió la ira de Yahveh contra ellos. Cuando se marchó,
y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa,
blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa. Y
dijo Aarón a Moisés: «Perdón, Señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado
que neciamente hemos cometido." (Nú 12, 1- 10))
En el Nuevo
Testamento todo el Mensaje de Jesús nos muestra el Camino Sinodal. Jesús nos
invita a creer en él, amarlo y a seguirlo. ¿Hacia dónde nos lleva Jesús? Nos
lleva a la intimidad con su Padre y al encuentro con los pecadores para que los
invitemos a creer en Cristo para que se salven y tengan vida eterna. (Jn 6, 39)
Jesús invita a todos: discípulos y a la muchedumbre: "Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la
perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará." (Lc 9, 23- 24)
"Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré
adondequiera que vayas.» Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves
del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la
cabeza.»" (Lc 9, 57-58) Para seguir a Jesús hay que romper con el pecado,
con la vida mundana, y pagana. Lo que Pablo nos dirá: “No se bajen de la cruz”
(Gál 5, 24) Palabras que san Juan pone en los labios de Jesús como “Permanezcan
en mi amor”, “¿Cómo? Guardando mis Mandamientos y guardando mis Palabras: (Jn
14, 21-23) "Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y
vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a
los otros como yo os he amado." (Jn 15, 10- 12)
Para
Jesús el Camino Sinodal es el Amor. Por eso nos llama a la conversión, nos
llama al Amor que se manifiesta como donación, entrega y servicio. Lo que nos
exige esfuerzos, renuncias y sacrificios como camino sinodal para que podamos
dar fruto en abundancia. “Para la Gloria de Dios y para el bien de la Iglesia”
(Jn 15, 8).
El
llamado de Jesús a sus discípulos es a salir de toda opresión para que podamos
entrar en los terrenos de Dios para amar y para servir a todos con alegría y
con entusiasmo. "«Venid a mí todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»" (Mt 11, 28- 30) El
encuentro con Jesús nos libera, nos reconcilia y nos hace partícipes del gozo
de la Resurrección. Perdona nuestros pecados y nos da Espíritu Santo, para que
nos guíe a la unidad de la fe con toda la Iglesia y caminemos juntos hacia la
Meta: Jesucristo.
LOS OBSTACULOS DE LA SINODALIDAD
Son los mismos obstáculos de la fe. Son modalidades de pecado,
ataduras que impiden caminar y a la vez son acciones que gobiernan nuestros
impulsos y nuestros instintos. Desfiguran nuestro rostro, nos embotan la mente,
nos endurecen el corazón, nos roban la moral y nos llevan al desenfreno de las
pasiones (Ef 4, 17- 18) Nos llevan al dominio de los vicios como la pereza, la
avaricia, la lujuria, la comodidad, la gula, el tabaco, la droga, el alcohol,
el sexo desordenado, la soberbia, el egoísmo, la mentira, la envidia, la
hipocresía y la maledicencia. (1 de Pe 2,1). Podemos hablar de actitudes que
podemos llevar dentro de nuestro interior.
Que impiden caminar en el camino sinodal.
1. El Individualismo. El peor de todos los enemigos de nuestra salvación. Cuando reza dice: “Estando yo bien, los demás allá ellos. Se encierra en sí mismo y se ahoga en su propio mole. La raíz del individualismo es la soberbia y su fuerza está en la mentira. Se valora por lo que tiene, y no por lo que es.
2. El Conformismo. El conformismo es una corriente que vive haciendo lo que otros hacen o lo que otros viven, se convierte en copia de los otros. No tiene convicciones propias. No decide por sí mismo, siempre sigue el modelos de otros. Es esclavo de la moda, de los lujos, de los vicios. Hago lo que mis amigos hacen: me divorcio por que otros se divorcian, compro ropa y carro como los otros para competir con ellos.
3. El Relativismo. Para esta corriente, bueno es lo que me es útil, lo que me cae bien, lo que me causa placer, lo que hace rico o me hace sentir cómodo. Malo es todo aquello que impide que mis gustos se realicen. A lo malo le llaman bueno y a lo bueno le llaman malo. Muchos para tener dinero roban, matan, secuestran, etc.
4. El totalitarismo. Corresponden a esta corriente los que hacen lo que otros dicen. Unos son los que mandan y otros los que obedecen. Hay manipuladores y hay manipulados. Está en la economía, en la educación, en la política y en la misma religión. Unos son los que mandan, los que pueden, los que dirigen, son los pocos. Los muchos son los que obedecen, los que son conducidos y los que son enseñados. El totalitarista es como un ciego que conduce a otros ciegos. Los lleva al pozo de la deshumanización.
5. El Ateísmo. Existen ateos teóricos, son los que niegan la existencia de Dios, pero de seguro tienen un dios bien escondido: el poder, el placer, el tener, personas, u otros objetos a los que aman con todo su corazón. Existen también otros que dicen que si creen el Dios, pero, que viven como si Dios no existiera, estos son ateos prácticos. Estos abundan, y hasta rezan, pero viven al margen del Evangelio, esclavos de los vicios, sencillamente no caminan en el amor ni en la verdad.
6.
El
Secularismo. Dar la espalda a Dios. abandonan lo sagrado para abrazarse
de lo profano, de lo mundano o de lo pagano. Dejan la Iglesia, los sacramentos,
la oración la Biblia, el servicio para dedicarse a trabajar, divertirse,
parrandear, etc. caen en la Inversión de valores, madre del vacío existencial
que nos trae la frustración, el aburrimiento, la agresividad, el aislamiento y
el individualismo.
7. Las supersticiones. En el libro del Deuteronomio
encontramos algo referente a las supersticiones: "Cuando hayas entrado en
la tierra que Yahveh tu Dios te da, no aprenderás a cometer abominaciones como
las de esas naciones. No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a
su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o
magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de
muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahveh tu
Dios y por causa de estas abominaciones desaloja Yahveh tu Dios a esas naciones
delante de ti."(Dt 18, 9- 12) La Biblia nos advierte a no caer en el
ocultismo, en el espiritismo, en el espiritualismo, en la brujería, en los
encantamientos, a no creer en la buena suerte o en la mala suerte, en la
santería, etc.
8. la incredulidad. Equivale a endurecerle el corazón a Dios. Rechazar su
Palabra. A hacerle al ciego, al mudo, al sordo o al paralitico. Teniendo ojos
no ven, teniendo boca no hablan, teniendo oídos no escuchan, teniendo manos no
ayudan y teniendo pies no caminan. ¿Quiénes son estos? Somos nosotros cuando
nos dejamos atrofiar por el pecado. Ciego es el que piensa que vale por lo que
tiene: Dinero, cuerpo bonito, carro de lujo, las cosas le dan su valor. Sordo
es el que no escucha el clamor de los pobres ni la voz de Dios.
Jesús viene a reconstruir las casas en ruinas. Veamos a
un hombre que tenía una mano paralítica: "Entró
de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.
Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al
hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.» Y les dice: «¿Es
lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de
destruirla?» Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la
dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y
quedó restablecida su mano." (Mc 3, 1- 5) Extender la mano significa en la
Biblia compartir el don que se tenga. Aquel hombre desde el momento que Jesús
lo sanó, se inició en el camino sinodal, un ser para servir.
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