Y EL AMOR CONSISTE EN QUE VIVAMOS SEGÚN SUS MANDAMIENTOS.
“No penséis que he venido a abolir
la Ley y los Profetas. No he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento”.(Mt 5, 17)
¿Qué son
los 10 mandamientos de Dios? Los 10 mandamientos de la Iglesia Católica, también llamado
"Decálogo" o "Los 10 mandamientos de Dios", hacen
referencia a una guía de comportamiento que, según los
creyentes, Dios reveló a Moisés en el Monte Sinaí. La Iglesia Católica reconoce
estas leyes como una serie de pautas que marcan la buena conducta de todos los
cristianos, de modo que desobedecerlas implica alejarse del buen camino que se
les ha encomendado.
Según el profeta
Jeremías quebrantar los mandamientos se revelarse contra Dios, es una ofensa
que lleva a la idolatría: "Doble mal ha hecho mi pueblo: a mí me dejaron, Manantial de aguas
vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen." (Jer 2, 13) Dar la
espalda a Dios para darse media vuelta y abrazarse del mal personificado. Para
servir a otros dioses, aquellos que ponemos en nuestros corazones en lugar de
Dios o de Cristo. Estos son los ídolos, aquello que amamos con toda nuestra
mente, con nuestro corazón y con nuestras fuerzas. Ellos serán entonces nuestro
dios.
¿Dónde están hoy nuestros ídolos? Pensemos en tres dones que Dios nos ha regalado para nuestra
realización y que los hombres han invertido estos valores al convertirlos en
nuestros ídolos: El poder, el tener y el placer. El lugar desde donde estos
falsos dioses comienzan a brotar está en nuestro corazón. El falso dios del
poder y de la dominación que quiere aplastar tu libertad y engañar pueblos
enteros; en el falso dios «poder» que provoca guerras y matanzas de gente
inocente. Este es el «ídolo» moderno que se pasea por el mundo. Pienso en el
falso dios «dinero» que domina tu corazón, que comienza con mentiras, engaños,
robos, tráfico de drogas etc. y que pareciera que en nombre de este dios dinero
todo está permitido. Pienso en el falso dios del sexo desorientado, en el dios
que destruye la unión familiar, en el dios de la pasión que engaña al hombre y
a la mujer, es el falso dios que deja los niños desamparados, en el falso dios
que destruye el verdadero amor y que se resiste a servir a una comunidad, a una
familia, a la Iglesia, a los demás-
Pensemos
lo que dice la Palabra de Dios en Isaías: "Oíd una palabra de Yahveh, regidores de Sodoma. Escuchad una
instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. «¿A mí qué, tanto sacrificio
vuestro? - dice Yahveh -. Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de
cebones; y sangre de novillos y machos cabríos no me agrada, cuando venís a
presentaros ante mí. ¿Quién ha solicitado de vosotros esa pateadura de mis
atrios? (Is 1,10- 12) El profeta denuncia los pecados del pueblo y el falso
culto a Dios mediante el ofrecimiento de toros y machos cabríos pero su
corazones estaban lejos de Dios. No habría conversión
No sigáis
trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta detestable. Novilunio,
sábado, convocatoria: no tolero falsedad y solemnidad. Vuestros novilunios y
solemnidades aborrece mi alma: me han resultado un gravamen que me cuesta
llevar. Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros.
Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre
llenas: (Is 1, 13-15) Dios rechaza el culto de su pueblo por que sus manos
están manchadas de sangre, no hay amor y no hay fidelidad. Rompen la Ley de
Dios y caen en la idolatría.
“Lavaos,
limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el
mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido,
haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. (Is 1, 16- 17) "Si alguno
se cree muy religioso, pero no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su
religión no vale. La religión verdadera y perfecta ante Dios, nuestro Padre,
consiste en esto: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus necesidades y no
contaminarse con la corrupción de este mundo." (Snt 1, 26- 27) Ayudar
a los pobres y romper con la corrupción mundana y pagana. Aquí encontramos los
pilares de la moral cristiana: Haz el bien y rechaza el mal” (Rm 12, 9) para
que podamos ofrecer a Dios un sacrificio puro, santo y agradable a Dios (Rm 12,
1)
Venid, pues, y disputemos - dice Yahveh -: Así fueren
vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos
como el carmesí, cual la lana quedarán. Si aceptáis obedecer, lo bueno de la
tierra comeréis. Pero si rehusando os oponéis, por la espada seréis devorados,
que ha hablado la boca de Yahveh. (Is 1, 18- 20) Es el llamado de Dios al arrepentimiento
y a la conversión de la obediencia de la fe que implica guardar los mandamientos
de la Ley de Dios. El Libro del Eclesiástico nos habla de tres sacrificios que
son gratos y agradables a Dios:
"Observar la
ley es hacer muchas ofrendas, atender a los mandamientos es hacer sacrificios de comunión. Devolver favor
es hacer oblación de flor de harina, hacer limosna es ofrecer sacrificios de alabanza. Apartarse del
mal es complacer al Señor, sacrificio de
expiación apartarse de la injusticia. No te presentes ante el Señor con las
manos vacías, pues todo esto es lo que
prescribe el mandamiento. La ofrenda del justo unge el altar, su buen olor sube
ante el Altísimo.” (Eclo 35, 1- 5)
¡Cómo se ha hecho
adúltera la villa leal! Sión llena estaba de equidad, justicia se albergaba en
ella, pero ahora, asesinos." (Is 1, 21) Pero ahora… asesinos… con
vuestras palabras han asesinado… y se alejó de ustedes mi Gracia y cayeron en las
garras de los ídolos que son nada… “El Salario del pecado es la muerte (Rm 6,
23) “Todos ustedes y nosotros estamos muertos por el pecado, ustedes por ser
idolatras y nosotros los judíos por quebrantar la ley de Dios estamos en la
sepultura (cf Ef 2,1-3; cf Ez 37, 12) “Vuélvanse a mí con un corazón contrito y
no los rechazaré” (Slm 51. 19)
Por el camino de la fe estamos seguros de encontrarnos con
Cristo, conocerlo, amarlo y servirlo. "Habiendo,
pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro
Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a
esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la
gloria de Dios. Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que
la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud
probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado."
(Rm 5, 1- 5) Por la fe hemos sido perdonados, reconciliados, salvados y santificados.
Ahora podemos guardar los Mandamientos de la Ley divina, para amar Dios y amar
al prójimo, ofreciendo un culto en Espíritu y en Verdad. “Porque sin fe nada es
grato a Dios” (Hb 11, 6) En Cristo podemos dar frutos buenos y darlos en
abundancia: "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me
ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a
él.» “Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le
amará, y vendremos a él, y haremos morada en él."
(Jn 14, 21. 23) "En esto sabemos que le conocemos: en que
guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus
mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero quien guarda su
Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto
conocemos que estamos en él." (1 Jn 2, 3-5)
Conclusión: "Si alguno no permanece en mí, es
arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al
fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis
mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como el Padre me amó, yo también os he
amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y
vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los
otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus
amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado
amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me
habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he
destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo
que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es
que os améis los unos a los otros.» «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha
odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo;
pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por
eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es
más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros;
si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. (Jn 15, 6- 20)
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