5.
LOS
REYES MAGOS
1.- El relato bíblico.
Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en
tiempos del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente llegaron a Jerusalén,
diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha
nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle. Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda
Jerusalén con él.…(Mt 2, 1ss)
a) La venida de los Magos.
b) La estrella de los Magos.
“He
aquí que la estrella los iba guiando, hasta que llegó y se posó sobre el lugar
en donde estaba el niño.”
Esta
estrella no es cualquier estrella, ya que esta estrella brillaba, tanto de día
como de noche, y mucho menos que en momentos desaparezca, para luego aparecer
nuevamente como lo hacía la estrella de los magos. Era más bien una fuerza
invisible que tomó la apariencia de estrella. Así a lo largo del viaje la
estrella se veía, pero al llegar a Jerusalén desapareció para dejarse ver
después que los magos hablaron con Herodes y salieron de la ciudad para
continuar su camino hacia Belén.
c) ¿Por qué se valió Dios de una
estrella para guiar a los Magos?
Dios
se adapta a la capacidad de comprensión de los hombres. Los magos eran sabios
paganos que no hubieran creído a un profeta o a un ángel, por eso Dios les
manda lo que a ellos es familiar: una estrella grande y maravillosa, para
levantarlos luego a realidades más altas. Podemos afirmar que la estrella de
los Magos era la voluntad y la acción de Dios que movió sus almas a llegar
desde lejanas tierras al pesebre de Belén. Para nosotros hoy, la estrella de
Belén es la Evangelización. La predicación de la Palabra de Dios que nos lleva
al conocimiento de la Verdad.
d) ¿A qué vinieron los Magos a
Belén?
Ellos
mismos lo dicen de una manera clara y valiente: “Hemos visto su estrella y
venimos a adorarle”. No temen ni al furor del pueblo ni a la tiranía de Herodes.
Ellos se apartaron de la comodidad de sus palacios, de sus tierras y de su
patria para venir a buscar al recién nacido, Rey de los judíos.
2.- ¿Qué movió a los Magos a adorar
al Niño?
Y
entrando en la casa, vieron al Niño con María su Madre y postrados en tierra,
le adoraron; y abiertos sus cofres le ofrecieron oro, incienso y mirra (Mt 2,
11ss). Oro porque el Niño es Rey, Incienso porque el Niño es Dios y Mirra
porque se está haciendo referencia a la muerte del Niño: será embalsamado para
su muerte.
¿Qué es lo que los Magos
encuentran? Todo lo que encuentran es un pesebre,
una choza y una madre pobre acompañada por José, el siervo fiel y prudente. Porque
ni la Virgen era persona ilustre, ni vivía en casa espléndida, ni sus muebles y
adornos del pesebre eran para impresionar a los Magos. Sin embargo, ellos
adoran al Niño y le ofrecen presentes, no como a hombre, sino como a Dios.
3.- La retirada de los Magos.
Mas,
avisados por Dios de no volver a Herodes, se retiraron por otro camino a su
propia tierra. Ellos fueron obedientes a la voz de Dios. Huyeron como fugitivos
a Persia su país natal, mientras José con María, también salían como fugitivos
hacia el exilio en Egipto. El Niño con sus padres va a Egipto y ellos sin duda
regresan como misioneros a su país a dar testimonio de lo que han visto y oído.
4.- Digamos algo de Herodes.
Tal
es por naturaleza la maldad: choca contra sí misma y emprende lo imposible.
Herodes no era judío, ni creyente, por lo tanto no tenía porque creer en la
profecía que decía que Jesús nacería en Belén, sin embargo, si pudo imaginarse
lleno de envidia que los Magos tendrían en más al Niño que a él. Envidia,
hipocresía, engaño, traición, odio, furor y miedo llenan el corazón del rey
Herodes que manda matar a los niños de dos años para abajo.
“Entonces Herodes viendo que había sido
burlado por los Magos, se irritó sobre manera y mandó matar a todos los niños
de Belén y de todos sus contornos de dos años para abajo…” (Mt 2, 16ss)
Cuando
el alma está ciega y su maldad es ya incurable, no cede a ninguno de los
remedios que Dios le procura. Como poseído por el demonio de la ira y de la
envidia, lleno de furia arremete contra la vida inocente para recordar así la
tragedia que en otros años se realizó en Egipto, en tiempos de Moisés. La
muerte de los niños inocentes no fue en vano, podemos decir que fueron los
primeros testigos o mártires que dieron su vida por Cristo.
¿No
pasa acaso lo mismo en nuestros días? ¿Cuántos Herodes caminan por las calles,
están en las casas y en los hospitales, haciendo lo imposible por evitar el embarazo
o esperando que llegue una mujer embarazada para arremeter con violencia contra
ella y destruir la vida que lleva es su seno? ¿Acaso no son miles o millones
las víctimas que se cobra el Herodes moderno llamado aborto, no sólo por medio
de éste, sino además impidiendo que la vida se geste en el seno de las madres a
quienes se les hacen vasectomías (con o contra su voluntad), se les colocan
aparatos, se les da pastillas o químicas para que no tengan familia y le
presten un servicio a la vida? La masacre de los niños inocentes se sigue
repitiendo.
5.- Digamos algo sobre los judíos.
Que
se turbara el Rey era de suponer, pero que se turbara, se alborotaran y
pusieran al Niño asechanza tras acechanza los judíos, siendo expertos en la
Biblia y conocedores de todas las profecías que hablaban del Mesías, nos hace
pensar en la dureza de su corazón y en su pecado de incredulidad. Ellos
pudieron haber ido a buscar al Niño y adorarlo juntamente con los Magos, sin
embargo, ellos desde un principio no creyeron en Cristo, el rey manso y humilde
enviado por el Padre.
6.
Conclusiones:
· Sin estrella no
se llega a Belén o al pesebre, es decir, no se encuentra al Niño. La Estrella
que nos lleva a Jesús es la estrella de la Evangelización. San Jerónimo dice
que la ignorancia de las Sagradas Escrituras es ignorancia de Cristo.
· Jesús nos
exhorta a permanecer unidos a su Palabra para ser sus discípulos, conocer su
verdad y llegar a ser libres (Jn 8,32). La vida de Jesús Niño desde los
primeros momentos de su existencia se ve amenazada por las potencias del mal
personificado en Satanás o Diablo.
· El encuentro con
Jesús, aún a pesar que es iniciativa de Dios que mueve las mentes y los
corazones, no siempre es fácil para nosotros, el camino puede estar lleno de
obstáculos, pero al igual que los Magos no tengamos miedo, vale la pena la experiencia
de encontrar al Niño y adorarle.
· Dios está a lo
largo del camino, cuidando, iluminando y protegiendo. Sus directrices no pueden
fallar. Avisa de los peligros, como de lo que se debe hacer para vencerlos.
Hace nacer en nosotros el querer y el obrar, así lo hizo en aquel tiempo en los
Magos y así lo hace ahora en nosotros.
· La verdad se
impone a la mentira, el amor al odio, la vida a la muerte. El bien siempre
termina por vencer al mal. Con esta razón San Pablo nos avisa: “No te dejes
vencer por el mal, al contrario vence con el bien el mal” (Rm 12,21).
7.
Aplicación
a nuestra vida.
PoPodemos decir
que dar testimonio de Cristo con la valentía que lo hicieron los Magos frente a
la envidia de Herodes y de los judíos es un desafío de los tiempos actuales. Es
tiempo de comprender que la la teología de la prosperidad y una vida cómoda al
margen del compromiso evangélico es vivir enengañándonos y es, irse quedando sin
la experiencia de Dios. Por eso pongamos atención en las actitudes básica de la
vida nueva:
· Disponibilidad
para dejarlo todo por seguir a Jesús. Sí, los Magos dejaron palacios, patria y
familia, nosotros ¿qué podemos dejar?
· Disponibilidad
por hacer la voluntad de Dios. Es decir, obediencia a la Palabra de Dios al
estilo de los Magos que no hacen preguntas, ni se escandalizan porque tienen
que tomar otro camino que los lleve a su tierra natal.
· Disponibilidad
para desprendernos de aquellos sentimientos que encontramos en Herodes: miedo, hipocresía,
odio, envidia y mentira.
· Disponibilidad
para salir a buscar a los indigentes, ancianos abandonados, migrantes,
excluidos y compartir con ellos el pan, la cobija, el techo, etc.
8.
Canto:
9. Oración: Bendigo
al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se
gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. Contempladlo y
quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al
Señor. Él lo escucha y lo salva de sus angustias. Salmo 34,1ss.
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