Al ver tanta gente, sintió
compasión de ellos, porque estaban vejados y abatidos, como ovejas que no
tienen pastor.
Iluminación:
Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento pleno de la verdad.
“Al ver tanta gente,
sintió compasión de ellos, porque estaban vejados y abatidos, como ovejas que
no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es mucha y los
obreros poco. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt
9, 35- 38).
“Al
ver tanta gente, sintió compasión de ellos, porque estaban vejados y abatidos,
como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es
mucha y los obreros poco. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a
su mies” (Mc 6, 66- 38)
.
Lo
que mueve a Jesús a compasión.
El que tiene compasión,
sabe compadecerse de los que sufren, de los que padecen de cualquier opresión y
se solidariza con el enfermo, con el pobre, con el que sufre. Jesús, frente al
necesitado es paciente, es tolerante y hace suyas las necesidades de los demás.
El Evangelio nos presenta algunas acciones de Jesús para que aprendamos de su
Metodología:
Con
los discípulos.
“De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un
lugar solitario; y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron
en su busca. Al encontrarlo, le dijeron: «Todos te buscan.» Él replicó: «Vamos
a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí; pues para eso
he salido.» Así que se puso a recorrer toda Galilea, predicando en sus
sinagogas y expulsando los demonios” (Mc 1, 35- 39). “Todos
te buscan” ¿Qué haces aquí perdiendo tu tiempo? Ayer hiciste muchas curaciones
y exorcismos, la gente te busca, vamos a su encuentro para que te hagas famoso
y rico y nosotros contigo. Se trata de una verdadera tentación demoniaca. Los discípulos
aún poseedores de una falsa idea del Mesías, son instrumentos del Maligno pata
tentar a Jesús e invitarlo a cambiar el sentido de su Mesianismo, para que sea
Mesías, según el pueblo y no según Dios. La respuesta de Jesús orante a sus
discípulos nos descubre la universalidad de la Misión. No regaña, no se enoja,
no exige lo que todavía no pueden comprender, más bien, es paciente, tolerante y carga con las debilidades de sus
discípulos: «Vamos a otra parte, a los
pueblos vecinos, para predicar también allí; pues para eso he salido.»
Con
la suegra de Pedro. “Cuando
salió de la sinagoga, se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La
suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y le hablaron de ella. Se acercó y,
tomándola de la mano, la levantó. La fiebre desapareció, y ella se puso a
servirles” (Mc 1, 29- 31). Es una invitación a comer a casa. Conociendo el
estilo de Pedro, quizá le despertó el apetito a Jesús, hablándole de las maravillas
que su suegra sabía preparar como una buena cocinera. Cuando llegan a casa, la
realidad era distante de lo que Pedro y sus acompañantes esperan: Ni fuego
había, la casa no estaba barrida, toda parecía vacio, todo era un caos. Pedro
entra y busca a la suegra. La encuentra tirada sobre un camastro invadida por
la fiebre. Según los Padre de la Iglesia de los primeros siglos, se trata de
una fiebre que sólo Jesús puede curar, “es la fiebre de las concupiscencias”
Jesús, movido por la compasión, se
acerca a la enferma, la toma de la mano,
la levanta, la libera y la que estaba enferma se pone a servirles. Jesús es el “buen
samaritano” sana a los enfermos de todos los tiempos con la Palabra y con los
Sacramentos, ungiéndoles con el “aceite del consuelo y de la esperanza”. Sólo cuando
salimos de las manos de Jesús justificados, sanados y reconciliados, podemos como regalo suyo, servir a la Iglesia
y desde ella a la humanidad. La Iglesia existe para servir, y no, para ser
servida (cf Mt 20, 28)
Con la multitud de enfermos. “Al
atardecer, a la puesta del sol, le trajeron a todos los que se encontraban mal
y a los endemoniados. La población entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó
a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos
demonios. Pero no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían”
(Mc 1, 32- 34). No hubo tiempo para la siesta, ni siquiera para un “coyotito”
El trabajo lo espera, Jesús movido por el celo apostólico, hijo de la Caridad
Pastoral, lo hace fajarse y hacer su “Obra” que hace decir a Marcos: “La gente quedó maravillada
sobremanera, y comentaban: «Todo lo ha
hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos” ( Mc 7, 37) y
después a Lucas: “Vosotros sabéis lo que
sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el
bautismo: cómo Dios ungió con el
Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo él pasó haciendo el bien
y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”
(Hech 10, 37- 38).
La
mies es mucha y los obreros poco.
Los hombres llegan al
conocimiento de la verdad por la “predicación de la Palabra” y la Salvación de
Dios llega hoy día a los hombres por medio de “los Sacramentos” y los hombres
llegan a la madurez en Cristo por la “Conducción” a la Unidad de la Fe, al conocimiento
de Dios y a la verdad plena: Cristo crucificado” (cf Ef 4, 13; Jn 16, 13). La
mies es mucha y pocos son los obreros, y, si estos pocos no trabajan o lo hacen
de mala gana o por intere4ses que responden a la Caridad Pastoral. ¿Cuál es
nuestra realidad? Muchísimos bautizados; muchos creyentes; pocos practicante y
poquísimos comprometidos. Muchos creyentes con una fe, vacía, superficial y
mediocre, sin compromiso. Muchos creyentes metidos en las supersticiones: brujería,
espiritismos, ocultismos, chamales, santa muerte, todo, al margen de la
Evangelización y del culto a la Verdad. Creyentes oprimidos por la droga, el
alcohol, el fraude y la corrupción, llevan una vida mundana, pagana y
pecaminosa que no es grata a Dios (Rm 8, 1- 9). Creyentes que no viven de
encuentros con la Verdad, el Amor y la Vida, es decir, no viven de encuentros
con el Señor, a quien no tienen como Pastor de las ovejas. Existen ateos teóricos
y prácticos, existen los alejados indiferentes y los no tan alejados pero que
no buscan la Verdad de la Palabra. Tenemos los creyentes con una “doble moral”
empapados de una “tibieza espiritual” que se excluyen de la Comunión del Cuerpo
de Cristo (cf Apoc 3, 15ss) “¡No unciros
al mismo yugo que los infieles! No sería posible el equilibrio. Pues ¿qué
relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué unión entre la luz y la
tiniebla? ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? ¿Qué comunicación entre el fiel y
el infiel? ¿Qué conformidad entre el templo de Dios y el de los ídolos? Porque
nosotros somos templo de Dios vivo, como dijo Dios: Habitaré en medio de ellos
y caminaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por tanto,
salid de entre ellos y apartaos, dice el Señor. No toquéis cosa impura, y yo os
acogeré. Yo seré para vosotros un padre, y vosotros seréis para mí hijos e hijas,
dice el Señor todopoderoso” (2 Cor 6, 14- 16) Creyentes que quieren
Sacramentos, pero, no reciben “Evangelización” No quieren recibir la Luz que
nos da vida, nos hacen ser luz del mundo sal de la tierra y fermento de la masa
(Jn 8, 12; Mt 5, 13).
El
Grito de Pablo: “Hay de mi si no evangelizara”.
Se trata de
evangelizar bien y no de cualquier manera como buscar los intereses propios y
hacer de la evangelización un negocio, acumulando riquezas materiales “en el
nombre del Señor”. Evangelizar sin olvidar que la “salvación es un don gratuito
e inmerecido, pero no barato” “!!!Predicar
el Evangelio no es para mí ningún motivo de vanagloria”!!!; se trata más bien
de un deber que me incumbe. ¡Ay de mí si no predico el Evangelio!” (1
Cor 9, 16) Es en la segunda carta a los Corintios en la que expone el fruto o el fracaso de
nuestros trabajos: “Mirad: el que siembra
con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia,
cosechará también en abundancia. 7 Que cada cual dé según el dictamen de su
corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría. 8 Y
poderoso es Dios para colmaros de todo bien, a fin de que, teniendo siempre y
en todo lo necesario, os sobre todavía para hacer buenas obras, 9 como está
escrito: Repartió; dio a los pobres; su justicia permanece eternamente. 10
Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y
multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia. 11
Así seréis ricos para dar siempre con generosidad, y eso provocará, gracias a
nosotros, acciones de gracias a Dios” (2 Cor 9, 6- 11).
Sin amor a Cristo y a su Iglesia la evangelización
se abarata.
O nos enamoramos
de Cristo y de su Iglesia, o nos enamoramos de “cositas”, como de una cuenta
bancaria, de carros lujos, de unas faldas o de lo que hay debajo de ellas y
caemos en la idolatría llamada también “inversión de valores”. Servidores
vacíos de Cristo o de los valores del Reino. San Pablo atento y con celo
apostólico dice a su hijo en la fe, Timoteo: “Hijo mío, manténte fuerte en la gracia de Cristo Jesús; y cuanto me has oído en presencia de muchos
testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de instruir a
otros. Soporta las fatigas conmigo, como
un buen soldado de Cristo Jesús. Nadie
que se dedica a la milicia se enreda en los negocios de la vida, si quiere complacer
al que le ha alistado. Y lo mismo el
atleta, que no recibe la corona si no ha competido según el reglamento. Y el
labrador que trabaja es el primero que tiene derecho a percibir los frutos. Entiende
lo que quiero decirte; seguro que el Señor te hará comprender tod (2 Ti 1-
7).
Para el Apóstol,
el servidor, ha de ser fiel a Jesucristo y al Espíritu Santo, para, por amor a su Iglesia, entregar su vida
como lo hizo nuestro Maestro, Jesús de Nazareth: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se
entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, purificándola mediante el baño del agua y la fuerza de la palabra,
y presentársela resplandeciente a sí
mismo, sin mancha ni arruga ni cosa parecida, sino santa e inmaculada” (Ef
5, 25- 27). El pueblo de Dios pide fidelidad a sus obreros: “Por tanto, que la
gente nos tenga por servidores de Cristo y administradores de los misterios de
Dios. Ahora bien, lo que se exige de los
administradores es que sean fieles (1 Cor 4, 1-2) Para que no trafiquen con la
Palabra de Dios y su negocio: “No nos predicamos a nosotros mismos, sino a
Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús” (2 Cor
5, 5)
La clave para
dar frutos de vida eterna y llevar a los hombres a la comunión con Dios es la
Predicación de la Palabra y el Testimonio de Vida: “Así que, como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas
de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos
unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como
el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto,
revestíos del amor, que es el broche de la perfección. Que la paz de Cristo
reine en vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo
cuerpo. Y sed agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en vosotros con toda
su riqueza. Instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantando a Dios, de
corazón y agradecidos, salmos, himnos y cánticos inspirados. Todo cuanto
hagáis, de palabra y de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando
gracias a Dios Padre por medio de él” (col 3, 12- 15).
En el Nombre del Señor, me lanzo a la refriega.
“Os exhorto,
pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que os ofrezcáis a vosotros
mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Tal debería ser
vuestro culto espiritual (Rm 12, 1) Un sacrificio vivo, se hace de amor, para
sí mismo y para los demás. Exige la Gracia de Dios y nuestros esfuerzos para
renunciar a lo malo, y a veces, hasta lo bueno, para hacernos de la riqueza que
nos hace la “Pobreza de Jesús” (cf 2 Cor 8, 9) “Hijos, hermanos y servidores.”
Con la Gracia de Diosd y nuestros esfuerzos vamos progresando en el
conocimiento de Dios al obtener una “voluntad firme, férrea y fuerte para amar”
a Cristo Jesús y a todos los que él ama, y dar su vida por ellos.
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