LLAMADOS A SER HOMBRES NUEVOS
OBJETIVO. Presentar el Evangelio de Jesucristo a los hombres de hoy
para ayudarles a vivir plenamente y a descubrir el sentido de la vida aceptando
ser los discípulos misioneros del Señor Jesús.
Hombre, ¿Quién eres Tú?
·
Eres un ser en proyección. Un proyecto incompleto que es preciso
seguir realizando. No estamos hechos nos estamos haciendo. Mi vida ha de estar
orientada hacia la Dios, siguiendo las huellas de Jesús (cf 1 Ts 1, 9)
·
Eres un ser social. No te realizas solo; el hombre necesita de los
demás y los demás necesitan de él. Hombre, eres un ser social por excelencia.
No fuiste creado para vivir en solitario, sino vivir con otros y para otros. Gn.
2, 18.
·
Hombre eres un ser en comunión; en comunión contigo mismo, con Dios,
con los demás y con a naturaleza. La comunión es nuestra vocación, para ser
unidad, Cristo dio su vida por todos los hombres.
·
Hombre eres ante todo un buscador de valores: Busca sentirse bien, ser
feliz: Todo lo que hace lleva ese tinte. Se pasa la vida buscando razones para
ser feliz o sentirse bien. Juega football, se va de parranda, comete fraudes,
miente etc. Todo para sentirse bien y muchas veces importante.
a.
Luces y sombras.
Hablemos primero de las sombras ¿Sabía usted
que los peores enemigos del hombre son el individualismo, el relativismo y la
manipulación?
¿Cuál es la
doctrina del individualismo?
La doctrina la sintetizamos en siete palabras:”estando yo bien los demás
allá ellos”. No existe preocupación por los otros, solo se buscan los intereses
personales. El hombre se encierra en sí mismo, vive para sí mismo, no mira, no
escucha, no se comunica con otros que están a su alcance. Solo sus criterios
son importantes. El mundo está lleno de
seres individualistas.
¿Cuál es la
doctrina del relativismo?
Está teoría se basa en la mentira: y en la
más grande de todas: valorar al ser humano por lo que tiene.”Cuanto tienes
cuanto vales”. Valorar al hombre por los trapos que trae encima o por el carro
que tiene o por la cuanta bancaria. Eso es falsedad, mentira engaño. El relativismo, enemigo de los seres
humanos es ciego, no reconoce la valiosa dignidad de los hombres; los valora al
revés, los instrumentaliza y los oprime, en otras palabras los convierte en
seres oprimidos, en entes sin libertad. En el Relativismo reina el interés
personal: valioso es todo aquello que nos sirve, que nos da placer, que está
de nuestro lado. Como diría el refrán
popular se ama solo a las bonitas o se quiere a los que nos quieren
¿Cuál es la
doctrina de la manipulación?
“Cosificar a los demás” “reducirlos a
instrumento de trabajo o de placer para luego descartarlos”. Todo lo anterior
implica: “Ser o estar por encima de los demás”. El hombre manipulador se
convierte también en un ser manipulable, es un oprimido y a la vez, opresor. Un
ser que se hace daño a sí mismo y a los que lo rodean. “Un lobo para sus hermanos”. La manipulación,
es por todo esto, la peor ofensa contra
la dignidad humana.
b.
Luces y sombras.
Al
hablar de luces descubrimos el principal problema del hombre. ¿Cuál será? La
respuesta la podemos ubicar en dos maneras:
¨ El hombre es un desconocido en
su propia casa. No sabe de donde viene, no sabe para que está aquí ni para
donde va.
¨ No sabe distinguir entre lo
bueno y lo malo. A lo malo lo llama bueno y a lo bueno lo llama malo.
Bueno lo útil, lo que hace ricos o poderosos,
o lo que produce placer o comodidad .El otro vale si me sirve y
sino…estorba. Mientras que lo malo causa
fatiga, incomodidad, aburre, etc. Escuchemos al profeta Isaías: “Hay de los que
llaman bien al mal y mal al bien, que toman las tinieblas por luz y la luz por
tinieblas” (Is 5, 20)
Para todo el que está en Cristo, es un
portador de luz, de vida, de amor, sabe discernir y distinguir entre la
izquierda y la derecha; puede hacer el bien y evitar el mal. Lo malo es todo lo que impide la realización personal y lo
bueno es todo lo que ayuda a crecer como ser humano o todo aquello que permite
la realización personal.
¿Qué es Evangelizar?
Evangelizar es enseñar el arte de vivir en
comunión. El Evangelio nos enseña cómo
se lleva a cabo la realización del hombre; nos muestra el camino que lleva a la
felicidad. Sabemos que el mayor bien que le podemos hacer a una persona no es
el de darle cosas, y menos el de reducirlo a la nada o manipularlo, sino el de
ayudarle a ponerse de pie para luego iniciarse en su proceso de realización, y
esto Jesucristo lo hizo por medio de la Evangelización: Dándonos su palabra y
su vida para enseñarnos el arte de amar y el arte de servir, Camino para vivir
la Comunión con Dios como hijos y con los demás como hermanos con la
disponibilidad de compartir de manera solidaria para que todos vivamos con
manera justa y digna.
Evangelizar quiere decir mostrar el camino
que enseña el arte de vivir en comunión. El Señor Jesús dijo al inicio de su
vida pública: “! He venido a Evangelizar a los pobres” (cf Lc 4, 18). Más tarde
nos dice: “vengo para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). También nos dice: “he venido a encender un
fuego y cuanto ardo en deseos de verlo arder”. (cf Lc 12, 49)
Con otras palabras Jesús nos
dice: Yo tengo la respuesta a la pregunta fundamental sobre el hombre. Yo os muestro el
camino de la vida, el camino que lleva a la felicidad: más aún, “Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14,6).
El capítulo 4 del Evangelio de san Lucas nos
describe la acción misionera del Señor: “El Espíritu del Señor está sobre mí me
ha ungido para anunciar la Buena Nueva a los pobres....dar vista a los
ciegos.....liberar a los cautivos y a los oprimidos....”eso es
Evangelizar. ¿Quienes son los pobres? ¿Dónde
se encuentran?
La pobreza más profunda es la incapacidad de
alegría, el tedio por la vida, la pérdida del sentido de la vida, el no saber
para que se vive. Pobreza que se encuentra hoy muy extendida, no respeta
fronteras, ni estratos sociales, ni sexos, ni
religiones. Pobreza que se manifiesta con formas muy diversas. Hoy día
son muchísimas las personas que viven arrastrándose buscando razones para
sentirse bien. Recurren a la química para ser felices, y al final terminan en
situaciones de esclavitud, de desgracia de no salvación. (adicciones) Con el
rostro y el corazón endurecidos, pierden la capacidad de sonreír, de dar amor.
La incapacidad de auténtica alegría produce y
supone la incapacidad de amar; produce la envidia, el rencor, la venganza, los
vicios que arruinan a las personas y llevan el sufrimiento a las familias. Muchos son los hombres que buscando el camino de la
felicidad atrofiaron los dones que Dios les dio para su propia realización y
para la realización e los demás: su capacidad de relacionarse con los demás; la
capacidad de decidir por sí mismos, de ser libres y de ser responsables (cf Lc
15, 11- 13)
Los ciegos y los sordos, los mudos y los
cojos del Evangelio somos nosotros cuando nos dejamos atrofiar por el pecado,
que no es otra cosa que negarse aceptar el Plan de Vida que Dios en su Gran
misericordia propone a todo ser humano. Cuando el hombre abandona los terrenos
de Dios: La Verdad, el Amor, la Libertad, la Justicia, entra entonces en los
terrenos de la “impiedad” en los que no se reconoce a Dios, ni se le da gloria
ni se le da gracias.
¿Cuál es el Camino a seguir?
El Encuentro personal
con Jesús el Señor.
Jesús Buen Pastor busca a la oveja perdida, la busca hasta encontrarla. ¿Qué
significa dejarse encontrar? No es cosa de encontrar a Dios, sino mas bien de
dejarse encontrar por él (cf Lc. 15, 1-4) Lo primero es lo primero Dejarse
encontrar para dejar la más hermosa experiencia de saberse amado por Dios. “Dios
me ama” aún a pesar de mi pecaminosidad (cf Jn 16, 8) Dejarse encontrar significa
cuatro sencillas verdades:
·
Reconocer que no somos felices por que estamos vacíos de Dios, de
amor, de valores
·
Reconocer que nos hemos equivocado. Soy pecador y he errado en el
blanco. Busqué la felicidad en la droga, dinero, placeres, e hice de mi vida un
caos, un vacío.
·
Reconocer que estamos necesitados de ayuda. Yo sólo no me puedo salvar
ni salvar a otros, El hombre no es la medida para el hombre. Sólo Cristo puede
llenar los vacíos del corazón y darle sentido a mi vida.
·
Reconocer que esa ayuda solo puede venir de Dios, es Jesús. “Sólo él
tienes palabras de vida eterna”, y con palabras de un testigo: y nosotros hemos
creído que tú eres el Hijo de Dios, el Mesías (cf Jn 6, 67- 68)
Dejarse encontrar es dejar a Jesús lavar
nuestros pies y nuestras redes (cf Lc 5, 2; Jn 13, 13). El dejarse encontrar
por el Buen Pastor nos inicia en un proceso de conversión del corazón que
implica: SER JUSTIFICADOS, RECONCILIADOS, SALVADOS Y SANTIFICADOS. HOMBRES EN
CAMINO DE REPRODUCIR LA IMAGEN DE JESUS, EL CRISTO DE DIOS. Lo anterior es
gracias a la acción del Espíritu Santo que actualiza hoy en nuestra vida la
“Obra redentora de Cristo” para que después realizamos las “buenas obras” que Dios nos ha destinado a
realizar (cf Ef 2, 10).
Del Encuentro con Cristo al Discipulado
Discípulo es aquel que ha sido llamado y
elegido por amor para estar con su Maestro y después de ser formado ser enviado
con Poder a servir a sus hermanos para comparar la alegría del Evangelio (cf Mc
3, 13- 14). Escuchar la Palabra de Cristo y ponerla en práctica son las dos
condiciones básicas del Discipulado. Para luego por el camino aceptar “Pertenecer
a su Maestro y al Grupo de los Doce”. El Evangelio de Lucas nos propone el
itinerario a seguir: Escuchar la palabra de Dios; lavar las redes; entrar en la
barca de Pedro, o dejar a Jesús entrar en nuestra vida (cf Apoc 3, 20);
profundizar en la Palabra (etapa de formación); la obediencia de la fe (remar
mar adentro y echar las redes a la derecha, la experiencia de comunidad para
trabajar en equipo, el momento del Kairos y la aceptación de la Misión: ser
pescadores de hombres. La experiencia de los Apóstoles los hace reconocer que
trabajar de noche (en las tinieblas) todo es estéril y la disponibilidad para
dejarlo todo y llevar siempre con ellos “el embrión de la humildad apostólica: “apártate
Señor de mi que soy un pecador” (cf Lc 5, 1- 11). Lo anterior me hace decir
tres cosas que he aprendido por el camino:
a)
La Purificación del
corazón. Mediante el reconocimiento de los pecados
personales y la firme decisión de huir de la corrupción para participar de la
naturaleza divina (2 de Pe 1, 4)
b)
Permanecer en su Amor. “Permanezcan
en mi amor” (Jn. 15,9). Permanecer siendo amados y permanecer amando. Es el
modo para que seamos capaces de dar Gloria a Dios.
c)
Seguir a Jesús. Cómo discípulos misioneros cultivadores del
Reino de Dios. Dejándose conducir por el Espíritu Santo que guía a los hijos de
Dios (Rm 8, 14-15) por el camino de la luz y de la verdad, de la justicia y de
la santidad. Seguir a Jesús es aceptar el estilo de vida que él nos propone,
que él mismo vivió: “Se pasó la vida haciendo el bien y liberando a los hombres
de la opresión del Maligno” (Hch 10, 38)
Seguir a Jesús nos lleva al cultivo de todo
lo verdadero, lo bueno y lo bello que Dios ha puesto en los seres humanos, para
su propia realización y para la realización de los demás, entonces seremos
realmente hombres, en el pleno sentido de la palabra. Hombres nuevos para amar,
para conocer la verdad y para servir a nuestros hermanos.
Hombre nuevo es aquel, hombre o mujer que
después de dejarse lavar los pies por el Señor. Se adhieren a Él, hacen suya su misión y su destino para irse configurando con el Señor Jesús en el amor y
en servicio a la causa del Reino. Sin discipulado no hay vida nueva. Sin seguir
a Cristo no hay crecimiento espiritual, lo más seguro es que pronto se abandone
la Comunidad para después ser enemigos de Dios, al servicio del “Imperio de la impiedad” (cf 2 Ts 2, 7)
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