LA ALABANZA: ORACIÓN PODEROSA
A. La oración
de Alabanza.
El
Catic nos dice que la oración no puede
reducirse al brote instantáneo de un impulso interior: para orar es necesario
querer orar. No basta con saber lo que las Sagradas Escrituras revelan sobre la
oración: es necesario aprender a orar. La misma Sagrada Escritura nos dice que
el Espíritu Santo en la Iglesia creyente y orante es Maestro y guía de la
oración. La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa
que Dios es Dios, le cantamos a Dios por lo que El, y no por lo que El da. El
cristiano que no revienta de gozo, alabanza, acción de gracias y adoración cada
minuto del día, es que no ha oído la voz Dios ni ha visto su Rostro; ni comprendido
o no vive en las maravillas gloriosas
del Cristianismo.
Algo
para tener en cuenta en nuestra vida cristiana es el saber que las Fuentes de
toda alabanza serán siempre: el Padre,
el Hijo, y el Espíritu Santo. Y que mientras el habite por la fe en
nosotros podemos alabar y bendecir al Dios Uno y Trino, tanto en el templo,
como en la casa, en el trabajo como en la calle, en el mercado como en la
oficina; es decir, en cualquier lugar; a cualquier hora; en cualquier
circunstancia y por cualquier razón, solos o en comunidad
El
Espíritu Santo, que se nos ha dado, es el “agua viva” que, en el corazón
orante, “brota para vida eterna”. Es el mismo Espíritu que oró en el Escritor
Sagrado al poner los Salmos por escrito, oró en
los profetas, en el mismo Jesús, en los Apóstoles y que ahora ora en la
Iglesia. El Espíritu nos enseña a beber de la Fuente: Dios Uno y Trino y de la
Fuentes. En la vida cristiana hay manantiales donde Cristo nos espera para
darnos a beber el Espíritu Santo:
- La Palabra de Dios.
La Palabra lleva en si misma, como algo intrínseco, el poder de la
Alabanza, quien la escucha, la guarda y la pone en práctica se transforma
en orante. Oración y Palabra llenan de Cristo, es decir de Dios, y donde
está Dios hay Alabanza, gozosa y poderosa.
Afirmar
que la Alabanza es Oración Poderosa, es reconocer que solo cuando damos a Dios
el trono de nuestro corazón; cuando aceptamos que fuera de Dios nada debe ser
adorado; que su voluntad está por encima de la mía y de la de cualquier otro
ser humano y que por lo mismo solo a El la Alabanza, el Poder y la Gloria. La
Alabanza es Oración Poderosa porque es Fuerza de Dios capaz de vaciar, de
llenar y de trasformar; vaciarnos de todo aquello que no es Dios; de todo lo
que es incompatible con los designios amorosos de Dios; de aquello que no
sirve, que enferma, mata, divide; La Alabanza es poder para llenarnos de vida,
alegría, amor, paz; poder para transformarnos en hijos de Dios; en hombres
nuevos creados a su Imagen y semejanza; en cristianos capaces de hablar las
lenguas nuevas; nuevas que bendicen, dan gracias, alaban, y santifican el
Nombre de Dios.
- Los Salmos son la obra maestra
de la oración en el Antiguo Testamento. Alimentan y expresan la oración
del Pueblo de Dios como Asamblea reunida en Jerusalén o los sábados en las
sinagogas. Oración individual y comunitaria; concierne a todos los
hombres; brota de la Tierra santa y de las comunidades de la Diáspora;
recuerda los acontecimientos salvadores del pasado; se extiende hasta la
consumación de los siglos; hace memoria de las promesas de Dios ya realizadas
y espera al Mesías que les dará cumplimiento definitivo. En los Salmos las
palabras del salmista expresan las obras de Dios en favor de su pueblo.
Los Salmos son el espejo de las maravillas de Dios en la historia de su
pueblo y en las situaciones humanas vividas por el salmista.
- La Liturgia de la Iglesia.
La Liturgia es el culto que Cristo y la Iglesia ofrecen a Dios Padre en el
Espíritu Santo. La Iglesia por la
Liturgia anuncia, celebra y comunica la salvación de Dios a los hombres.
En La Liturgia el creyente se encuentra con Cristo vivo y vivificante.
Encuentro liberador y gozoso. Encuentro revestido de esplendor y gloria
que enaltece y transforma. Dentro de la Liturgia de la Iglesia hemos de
poner nuestros ojos especialmente en la Eucaristía y en la Reconciliación.
- Las virtudes Teologales.
Sin las virtudes teologales no hay vida cristiana en los hombres, La
Alabanza es fe viva; es oración en esperanza. El Salmo 40 nos dice: “En el
Señor puse toda mi esperanza” (Slm. 40, 3); El Dios de la esperanza os colme de todo
gozo y paz en vuestra fe” (Rom. 15,13). “La esperanza no falla” porque el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
que nos ha dado” (Rom 5,5,). Juntamente con las virtudes teologales hemos
de tener en cuenta la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia.
- Los acontecimientos de cada día.
Orar en los acontecimientos de cada día es uno de los secretos del Reino
revelados a los pequeños, a los servidores de Cristo, a los pobres de las
Bienaventuranzas, a los hombres y mujeres que se dejan conducir por el
Espíritu que inspiró la Alabanza de los Salmos.
La alabanza a Dios es la primera y mas bella oración que brota de un
corazón puro, limpio, y agradecido que se está renovando por la acción del Espíritu;
el único capaz de cantar el “Cántico nuevo”. Solo cuando se ha experimentado el
encuentro con Dios amor; cuando se ha padecido la acción purificadora redentora
del espíritu de Cristo; solo cuando se contemplan las maravillas que Dios ha
realizado a favor nuestro podemos como Myriam estallar en gritos de júbilo (Ex.
15,1ss); sin agradecimiento, la Alabanza no es verdadera. El agradecimiento me
impregna de alegría y es fuerza que me hace decidirme a amar y seguir a Cristo
Jesús, mi Señor.
B. El Himno Cristológico de la carta a los Efesios.
Efesios
1, 3-14. Bendito sea Dios padre de Nuestro Señor Jesucristo que nos ha
bendecido... Somos benditos, benditos de Dios. “para ser un himno de
alabanza de su gloria.... para ser
alabanza de Dios...la oración de alabanza para que sea poderosa tiene una y
única exigencia: ser Templo vivo de Dios; ser morada del Padre, templo del
Espíritu Santo.
1
de Cor. 3, 16. “el templo de Dios es santo y ese templo sois vosotros”. Que
maravilla, todo cristiano es morada del Padre, sagrario de Cristo y templo del
Espíritu Santo.: es portador de Cristo “Aleluya”. Razón por la que puede
pasarse la vida adorando, bendiciendo, dando gracias y alabando a Dios en esta
vida y después eternamente en El Cielo.
Qué
hermoso es el Cristianismo a diferencia de otras religiones, incluso el Antiguo
Testamento que dice que Dios estaba siempre con su pueblo, guiándolo,
defendiéndolo, castigándolo, perdonándolo, etc. --- en el Nuevo Testamento Dios
está “dentro de cada cristiano”. Cada cristiano es portador de Dios. “Aleluya”.
No hay duda, cristiano es aquel que vive en Dios y Dios en él. Para ser templo
de Dios, hemos de dejar de ser cuevas de ladrones; hemos de ser criaturas
nuevas, es decir, hemos de estar en Cristo, ser de Cristo y ser para Cristo.
Pero
volvamos al Himno de la carta a los Efesios. El camino que nos lleva a hacer
ALABANZA DE LA GLORIA DE DIOS nos pide apropiarnos de las bendiciones que Dios
ha derramado sobre la humanidad. ¿Cuales son estas bendiciones? Cuatro son las
bendiciones espirituales que nos presenta el texto:
1.-
La Elección. Elegidos en Cristo desde antes de la creación del mundo para estar
en la presencia de Dios.
2.-
La adopción filial. Destinados a ser adoptados como hijos suyos mediante la fe. Ser hijo de Dios en Cristo es el único
destino que los cristianos aceptamos.
3.-
La redención. Dios con la con su muerte
del Hijo nos ha obtenido la redención y el perdón
de los pecados en virtud de la riqueza de gracia que Dios derramó sobre nosotros
4.-
El Don del Espíritu Santo. En un alarde
de sabiduría e inteligencia Dios nos ha dado a conocer sus planes, nos participa de su Espíritu para
que por su acción poderosa en nosotros
lleguemos a hacer “ALABANZA DE SU GLORIA”. La medida
de toda sanación espiritual es el Espíritu de adopción; es decir, estaremos sanos y salvos en la medida que
nos llenemos del Espíritu Santo que nos
hace hijos de Dios en Cristo Jesús. En esa medida nuestra alabanza será poderosa y verdadera.
Existe
un Texto que también es de Pablo que nos muestra el camino que Dios nos señala
para que lleguemos a la meta que el Padre en su Sabiduría ha designado para
todos y cada uno de los cristianos: “porque a los que conoció de antemano los destinó
también desde el principio a reproducir
la imagen de su Hijo”. (Rm 8, 29) Seremos Alabanza de la Gloria de Dios en la
medida que estemos reproduciendo la imagen de Cristo que es la imagen del
Padre. En el verso 30 Pablo resalta la
iniciativa de Dios: “y a los que desde el principio destinó, también los llamó;
a los que llamó los puso en camino de salvación y a los que puso en camino de
salvación les comunicó su Gloria. La meta cristiana: ser alabanza de su
gloria, reproduciendo en nosotros la Imagen de Cristo, para llegar a decir con
Pablo: “No vivo Yo, es Cristo quien vive en mi”. (Gál. 2, 19)
Aceptar
para mi vida el Designio salvador de Dios y apropiarme de los frutos de la
redención de Cristo me pone en el camino de la Alabanza. Y estos frutos son el perdón y la paz. Escuchemos el Salmo
23 decirnos: “¿Quien puede subir al monte del Señor?, ¿Quien puede estar en el
recinto sacro? Como si dijéramos: ¿Quién
es el que puede alabar a Dios? La Respuesta es clara: “el hombre de manos inocentes y puro corazón que no confía en los
ídolos ni jura contra el prójimo en falso”. Ese recibirá la bendición del
Señor y le hará justicia el Dios de salvación. Ese es el que puede ensalzar con
sus obras al Rey de los siglos que merece la Alabanza de los buenos.
Me atrevo y me permito decir, que
nuestra alabanza será auténtica y verdadera, solo cuando vivimos nuestro
Bautismo. Solo cuando vivimos como hijos de Dios; como hermanos de los hombres
y como servidores de la multiforme gracia de Dios; sólo entonces podremos alcanzar la Meta: Ser Alabanza de su
Gloria.
Cuando
rezamos el Padrenuestro decimos “Santificado
sea tu nombre” es la primera de siete peticiones que quiere decir que el
nombre de Dios se ha santificado, alabado, bendecido, glorificado, ensalzado...
La Alabanza a Dios, es la primera y más
bella oración... y sólo puede ser por obra del Espíritu Santo. El es el
Maestro de la oración cristiana. Nosotros no sabemos orar pero él intercede en
nosotros (Rom. 8, 26), pone la Alabanza en nuestro corazón y en nuestros
labios para que al igual que David
podamos bendecir al Señor en todo tiempo, que su Alabanza esté de continuo en
mi boca. (Testimonio: Bendito, Bendito
sea Dios)
El
Espíritu Santo hace nacer en nosotros “El deseo de Dios y los deseos de la
oración. Mientras esté en nuestros
corazones ese deseo, nuestra Alabanza es continua y permanente; de día o de
noche; ya estemos dormidos o estemos despiertos; con sol o con lluvia podemos decir con San Francisco de Asís:
“Alabado sea mi Señor”. Con frío con
calor, “Alabado sea mi Señor,” en las tormentas y en los huracanes, “Alabado
sea mi Señor”, con rayos y con los terremotos, “Alabado sea mi Señor”, en la
vida y en la muerte: Alabado sea mi Señor; en la salud y en la enfermedad
“Alabado sea mi Señor”.
C. La clave de la felicidad
El
secreto de la felicidad en la tierra es el comenzar a vivir en continua
Alabanza los días de nuestra vida. La clave es ser “hombres nuevos en Cristo
Jesús” Este es el camino para estar siempre gozosos, como lo recomienda San
Pablo: “Estar siempre gozosos, orando sin cesar, dando gracias a Dios en todo y
por todo, porque tal es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros
(1ª Tes 5, 16-18; Ef 5, 20)
El
gozo brota de la gratuidad. De un corazón agradecido como el del ciego de Jericó
(Lc. 18,35ss); o del endemoniado de Geraza (Mc 5,1ss); del leproso sanado en un
grupo de 10 (Lc 16); del buen ladrón que conoció en los últimos momentos de su
vida el perdón y la misericordia de Dios. ¿Por qué no somos felices? ¿Por qué
no estamos contentos? La respuesta la encontramos por lógica. No nos estamos
dejando amar por el Señor; no estamos experimentando en nuestra vida la acción
del Espíritu Santo. Simplemente podemos afirmar que nuestra vida está vacía de Dios; vacía de amor;
de vida; de gozo y de motivos válidos, y es por eso que no conocemos la caridad
fraterna, somos personas atrofiadas: los ciegos, los cojos, los sordos y mudos
del Evangelio, somos nosotros cuando nos dejamos atrofiar por el pecado.
Por
otro la Alabanza en el Espíritu de Cristo hace de nosotros personas positivas,
optimistas, gozosas y realistas, con los pies sobre la tierra, capaces de
alabar al Señor de la Gloria siempre, es decir en las buenas y en las malas, en
la salud y en la enfermedad, con motivo o sin motivo, y conscientes de nuestras
debilidades y responsabilidades. No
hagamos lo que mucha gente hace: Si hace sol, protestan, porque sudan mucho. Si
llueve, protestan porque se mojan. Si hace frió porque hace frió, de esta
manera insultan a Dios y blasfeman contra él diciendo que todo lo hace mal. No
ven que todo en la vida es regalo de Dios para bien de los que le aman, por eso
el cristiano puede decir “Gracias Señor... y Gracias con gozo, porque me
regalas en cada momento del día exactamente lo mejor para mí, y esto no importa
que sean contrariedades como los celos de la esposa o el enojo del esposo,
“Gracias Señor por esos celos, por ese berrinche, gracias, por los problemas de
cada día. “Alabar a Dios en la catástrofe y en el dolor, es señal de crecimiento
y madurez ya que se alaba a Dios no por lo que El nos da, sino porque Él es:
Bueno, Misericordioso, Justo y Poderoso, porque nos ama y cuida de nosotros,
aunque no nos demos cuenta. La Oración de Alabanza Poderosa me pide orar
siempre y en todo lugar y cualquier hora.
Hagamos un recorrido por nuestra vida
cotidiana y vamos encontrar momentos de cruz; momentos de lucha y momentos de
llenos de esplendor y gozo; no todo es bonito ni todo es dolor: la fe cristiana
es una fe pascual: cruz y resurrección son dos momentos inseparables;
encontramos que podemos visitar las tres Montañas:
· El Monte de las Bienaventuranzas
Alabar
a Dios en el sufrimiento y en dolor por servir a Jesús o por vivir la vida de
los hijos de Dios. “Salta de gozo cuando te insulten, persigan y calumnien...
siéntate feliz y revienta de gozo cuando seas pobre o sientas hambre, o llores
desconsolado... alégrate y regocíjate y salta de alegría en tu corazón, te
repito de nuevo ahora aunque tus lagrimas sean de sangre alégrate y da gracias
a Dios. (Mt 5, 12 y Lc 6, 23)
· En el Monte Calvario
El triunfo del Señor sobre la Cruz nos ha ganado la Redención: el
perdón de nuestros pecados, la paz que solo puede brotar del corazón de Cristo
traspasado por la lanza. Sin cruz no hay resurrección; sin cruz no hay luz, no
hay vida. “Gracias por los momentos de Cruz. Padre
celestial te bendigo y te glorifico, por mis momentos de Cruz cuando las cosas
no salen como yo quisiera, cuando experimentó el fracaso, el rechazo de los
demás, cuando mis planes me salen mal, te Alabo, te bendigo con cariño Padre
bueno y bondadoso.” Gracias Padre eterno, Aleluya Señor, aunque yo no entiendo
la razón de mi Cruz, de mi dolor inmenso, acepto que son inyecciones de amor
que tu en tu gran misericordia me das para purificarme; yo se que es una
delicia entrañable de tu amor... yo se que me amas y que en cada momento me das
lo mejor, lo que más necesito, los regalos más bello de tu mismo corazón (Mt
10, 30).
·
En el Monte Tabor.
La
Experiencia de conocer a Cristo no puede ser algo del pasado, sino la bellísima
realidad de “vivir en Cristo”; de experimentar su amor y su perdón; de abrazar
su voluntad. Del Gozo del Tabor es la fuente de la entrega, de la donación y
del servicio. Vive siempre con gozo: alaba, bendice, da gracias, glorifica al
Señor de la Gloria en todo momento y lugar. Escucha las palabras que el
Espíritu Santo pone en la boca del apóstol Pablo: “Llenaos con el Espíritu Santo, y recitad entre vosotros salmos,
himnos, cánticos inspirados. Cantad y tocad para el Señor con todo vuestro
corazón.” (Ef. 5, 19.) El canto que dice: Yo te alabo con el corazón; yo te
alabo con mi boca; yo te alabo con mis manos; yo te alabo con mis pies; yo te
alabo con mi alma”, además de ser una alabanza es también una enseñanza: toda nuestra vida debe estar empapada de
alabanza:
·
Alabar e Dios en momentos difíciles.
Cuando
tenemos un accidente o una catástrofe: salir de un accidente automovilístico
con huesos rotos, con el rostro desfigurado, con perdidas totales, aún de vidas
humanas y poder decir: “Bendito seas Padre celestial, te Alabo y te bendigo,
porque se que me amas y que hasta los cabellos de mi cabeza están contados. Y
se que Tú escribes recto en renglones torcidos y que todo lo haces para bien de
los que te aman
·
Alabar al Señor frente a la enfermedad y frente a la muerte.
Alabar
al Señor cuando nos va bien es fácil, no nos cuesta tanto trabajo. Pero
queremos recordar el Mandato: “Vive con
gozo dando gracias a Dios y alabándolo por todo, en cada momento, en cada
minuto del día, en cada circunstancia, en la enfermedad, en la vida y en la
muerte”; porque la muerte es para un cristiano el día más grande de su vida, la
fecha de su entrada en el cielo eterno. Sabían ustedes que la fiesta de los
Santos se celebra no el día en que nacieron sino el día que murieron.
·
Alabar a Dios en las tentaciones:
Dos
textos de Pablo me animan a decir que Dios debe de ser Alabado aún en los
vicios y pecados. Primer texto: Rom 7,
18; “siempre hago lo que no quiero... me siento vendido y esclavizado al
pecado”; Segundo texto: 2ª Cor. 12, 9; “un demonio de Satanás me abofetea, es
el aguijón de la carne que humilla a San Pablo y frente al cual el Señor le
dice; “te basta mi gracia, que en la flaqueza se muestra mi poder”. Por eso
Pablo dice “Gloria a Dios, que soy débil, porque siendo débil me convierto en
un candidato para que en mí se manifieste el poder de Dios”.
En
el libro de Hechos de los Apóstoles, cuando Pablo y Silas estaban encarcelados,
nadie pudo callarlos: comienzan a Alabar a Dios en voz alta para que todos los
oyeran (Hc 16, 25-26) .Alabanza que trajo sobre ellos la fuerza liberadora del
Señor y el don de la fe para los paganos que pidieron su bautismo. Cuando
experimentemos la fuerza del pecado sobre nosotros, cuando te presionen las
drogas, el tabaco, el alcohol, el sexo, la falta de caridad... Alaba a Dios...
con palabras que los demás te puedan oír... con tu mirada puesta en el Señor,
alábalo y glorifícalo y el romperá esas cadenas, abrirá las puertas de la
cárcel y como lo hizo con Pedro dependerá su mano misericordiosa.
El
pecado que más atenta contra la Alabanza es la soberbia: Querer ser como Dios,
ser Dios para los hijos, vecinos o discípulos. El orgullo, es querer saber más
que Dios, creerse infalible de palabra y vida aún entre familiares y amigos; la
vanidad es querer ser más que los demás, el más fuerte o el más sabio, la más
guapa o más elegante. La avaricia; es querer tener más que los demás, en
dinero, honores, gloria, placer, es quedarse con dinero que le pertenece al
hermano o al empleado... es idolatría y la raíz de todos los males (Col 3, 5), porque su Dios no es el Señor,
sino el dinero, el poder, el placer, le robáis al vecino y al mismo Dios su
Gloria y Propiedades y Honor. (Testimonio
de robar la Gloria Dios)
·
Alabar a Dios en las batallas de la vida
La
vida cristiana es un Don de Dios, pero también es una lucha y es un proceso, el
diablo y el mundo tratan de quitarme la fe en Dios y la fe en Cristo, pero mi
mayor enemigo es mi propia carne. Mi soberbia, mi orgullo, mi vanidad, mi
avaricia, mi egoísmo, mi lujuria, mi ambición. No obstante, puedo escuchar la
Palabra del Señor que me dice; “No tengas miedo, yo estoy contigo, eres de gran
valor y yo te amo” (Is 43, 1-5) Jesús le dice a Pedro; “Satanás ha pedido
permiso para sacudirte como si fueras hoja de trigo, pero yo he orado por ti”.
(Lc 22, 31) La oración de Jesús es poderosa, porque él está en la voluntad de
Dios; el que no abraza la voluntad de Dios está en pecado y entonces las alabanzas
son como las palabras bellas que le puede decir a un amigo cuando a la vez le
está dando un puñetazo en el estomago: “Gracias Dios mío por las pruebas que la
vida me presenta”. “Bendito sea Señor por la enseñanza que me das en cada
prueba”. La razón la encontramos en la Sagrada Escritura: “todo el que se
decide seguir a Jesús que se prepare para la prueba” (Eclo 2, 2).
La
vida Cristiana esta llena de pruebas, que son dones y enseñanzas del Señor, tiene como finalidad
la purificación del corazón, podemos decir que en cada prueba hay una visita
del Señor a sus amigos; y el Señor nos visita para consolarnoa o para
corregirnos; por eso en la pruebas recurramos a la Oración de Alabanza para
espantar, y echar FUERA LAS HUESTES DEL DIABLO. Cuando la tentación toque a tu
puerta y te diga: “Déjame entrar”, “dile no, no, no Cristo vive en mí y no hay
lugar para ti”. Cuando el aguijón de la carne
te muerda, no te asustes, deja de exagerar, deja de justificarte, y
comienza a Alabar a Dios, a bendecirlo, y a darle gracias, aún en medio de las
tentaciones.
Hacer la voluntad de Dios es una alabanza; cumplir
sus mandamientos es una Alabanza; amar a los hombres es una alabanza al Señor; vivir
en su presencia es una Alabanza; es vivir con fe, en Dios y en Cristo. El que
Alaba a Dios nunca está sólo, Dios está siempre a su lado con mucho amor.
D. El
camino de la alabanza
Caminante
no hay camino, el camino se hace al andar. Es cierto, no sabemos orar, pero a
orar se aprende orando; digamos a Dios: “Gracias Señor, porque estás ahora
mismo aquí a mi lado, amándome y cuidándome, Alabado seas Señor. Ten misericordia
de mí. Yo confió en ti, que perdonas mis pecados por la sangre de Cristo, deseo
hacer en todo tú voluntad... yo quiero ser bueno, servir a mis hermanos, cantar
tus alabanzas, con mi lengua y con mi vida... gracias por todo lo que me
regalas en cada minuto del día, mis manos, el aire, el sol, los vecinos, la
lluvia, la tormenta, el dolor... Alabado seas por todo mi Señor. Enséñame el
camino de la alabanza”. ¿De dónde bota la fuerza de la Alabanza?. Podemos
responder sin miedo: “Del encuentro con Cristo”.
El
encuentro con Cristo deja en hombre una doble certeza: la certeza de que Dios
nos ama y la certeza que también nosotros lo amamos. Encuentro liberador y
gozoso, fuente de alabanza. Fuente de la vida espiritual y de la vida que se
transforma en oración poderosa es el Encuentro con Cristo. Encuentro liberador
porque nos quita las cargas y gozoso por que experimentamos el gozo de la
Resurrección. Encuentro que deja en nosotros una nueva identidad y nos da el
poder para iniciar una nueva historia que hace brillar en nuestro rostro la
“Gloria de Cristo,” de la misma manera como en rostro de Cristo brilla la
gloria del Padre. (2Cor 4, 6) Y, ¿ahora
qué?
1.- Recibir la Luz del Espíritu Santo (Jn 16, 7; 16, 8) “El Espíritu Santo ilumina mis tinieblas para que
yo reconozca mis pecados, genera en mí el arrepentimiento; que me da el perdón
de los pecados”. (la Palabra de Dios y los Sacramentos nos dan Espíritu Santo)
2.- Permanecer en la gracia de Dios (Jn 15, 9) “Permanecer en mi amor, para que podáis participar de mi
amor, de mi gozo y de mi paz”.
3.- Dejarse conducir por el Espíritu Santo (Rom 8, 14). El Espíritu Santo
nunca llevará al cristiano a un lugar a donde pueda perder la gracia de Dios,
no lo llevará a las tinieblas, sino que lo lleva a los terrenos de la
libertad, de la vida, del perdón, del
amor, de la santidad, es decir; a los terrenos de Dios porque Dios es libertad,
es vida, es perdón, es santidad.
4.- Dar fruto
(Jn 15, 8) “Mi Padre recibe honor y gloria cuando ustedes dan fruto y
llegan a ser discípulos míos”. El fruto
es el amor, el fruto es Cristo, es el hombre nuevo, capaz de cantar el canto
nuevo, el canto del amor, del servicio, de la entrega y de la donación que hace
que el cristiano sea Alabanza de la Gloria de Dios.
5.- Ser ofrenda. (Rom. 12, 1).
“Os pido pues, hermanos, por la
misericordia de Dios, que os ofrezcáis como sacrificio vivo, Santo y agradable
a Dios. Este ha de ser vuestro autentico culto”. Alabar a Dios con nuestros
labios sin ofrecerle nuestra vida, nuestra voluntad y nuestro corazón, me hacen
recordar las palabras de Jesús con el Evangelio de San Mateo: “No todo el que
me diga Señor, Señor entra en la casa de
mi Padre “. Casa de oración y Alabanza, casa de bendición y pureza, en la cual nadie vive para sí
mismo, sino para Dios y para sus vecinos, para sus hermanos y aún para sus
enemigos, por quienes hemos de Alabar y bendecir al Señor, mañana, tarde y
noche, es decir; siempre.
La Alabanza continua es la expresión más bella de la
fe en Dios, de la confianza en el Señor y tiene que ser sincera, de verdad y
por lo tanto acompañada de gozo y de acción de gracias a Dios por todo y en
todo... porque todo lo que ocurre es para bien de los que aman al Señor (Rom 8, 28); que se
preocupa tanto por mí que hasta los cabellos de mi cabeza los tiene contados
Con
los discípulos de Emaús digamos “quédate
con nosotros Señor”. Con Zaqueo sintamos el deseo de conocer a Jesús y
llenos de gozo abrámosle las puertas del corazón al que es Bendito por los
siglos; al Glorioso, al Inmortal, a Jesucristo el Señor, para que encienda en
nosotros el fuego de su amor y el Don de la Alabanza.
Para
que la oración de la Alabanza sea poderosa exige que vaya acompañada por las
obras de la fe, los frutos del Espíritu o designados también como “Las obras de
Misericordia”, una Alabanza sin obras está vacía, de la misma manera que una fe
sin obras está muerta.
Por Cristo con El y en El, a ti Padre celestial en
la unidad con el Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.
Pbro.
Uriel Medina Romero
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